'Hay muchas personas que siguen mandando a sus hijos a escuelas públicas porque creen en ella'

Qué es ciencia, su relación con la política, qué son las pseudociencias y cómo pueden aportar a la actividad científica, la correspondencia entre el conocimiento y la civilización, el problema sobre la financiación de la educación, su visión acerca de los vouchers como política universal y más, son los tópicos que desarrolla el profesor en Biología Mario Grossi en conversacion con Chacabuco Bisemanario.
(*) Por Francisco Ricca Bryson
¿Qué es ciencia?
Tenemos que partir de la idea de filosofía. La filosofía fue la primera ciencia que existió. En simultáneo o tiempo después empezó a aparecer la ciencia natural, que fue la primera que se desprendió; la física. Es la primera ciencia formal que empieza a investigar. Se le llamaba ciencia celeste porque estudiaba la naturaleza, los cuerpos, lo que estaba más allá de la Tierra. Se veían las estrellas y el hombre estaba interesado en saber de qué se trataba. La ciencia se desprende de un hecho netamente humano; si nos remontamos a antes de Cristo, el hombre siempre estuvo interesado en conocer la naturaleza.
La ciencia es un hecho tecnológico generado por el hombre con el objetivo de crear y estudiar el conocimiento.
¿Es uno o el pilar de la civilización?
Creo que va acompañada. Hay otros factores también. La ciencia no se hace a partir de una sola persona. Durante mucho tiempo se hizo de esa manera. Hoy en día no podemos hablar de que la ciencia está hecha por un solo hombre. No son hechos aislados.
Los únicos que pudieron no encontrarse eran Wallace y Darwin, que decían lo mismo, pero no se encontraron. Lo mismo pasó con Pasteur y Semmelweis, en distintos campos, pero decían lo mismo. Semmelweis aseguraba que, si los enfermeros y los médicos de esa época se lavaban las manos, hacían las curaciones dentro de una seguridad e higiene, las parturientas no se morían. Lo mismo planteaba Pasteur en su laboratorio cuando encontró que existía vida más allá de lo que veía el ojo humano.
El conocimiento llevó a la civilización y, a su vez, la civilización es la que determina el conocimiento. Es una retroalimentación. Es como el huevo y la gallina, ¿quién llegó primero? La curiosidad del hombre es innata; un bebé cuando nace tiene curiosidad por pararse, por sentarse, por tocar, eso es innato. A diferencia de otros animales que, si bien son curiosos, no tienen la capacidad de razonar o, si la tienen, es muy poca. Actúan casi por repetición.
Si la ciencia es un factor de la civilización, ¿quién estaría en contra de financiar el avance? Ahora, ¿se debería dejar en manos del Estado o del sector privado? ¿Cuáles serían las consecuencias de ambas, si es que no son las mismas?
Hay un trabajo que se llama Ciencia, dinero y política que lo trata Dominique Pestre. Él estudió entre 1870 y 1970 todo lo que fue guerra, entreguerras y demás. Allí deja ver que la ciencia y la política dependen una de otra; la política para imponer sus ideas, por ejemplo, y la ciencia necesita del financiamiento para poder desarrollarse. Cuando la política se metía en la ciencia, lo hacía para invertir en el desarrollo de armamento. Ahí se generó una dependencia del hacer científico con respecto al Estado.
Ahora, de acuerdo con lo que vos decís, hay dos tipos de ciencias: una que es privada y otra del Estado. ¿Cuáles son las ciencias del Estado en Argentina? El CONICET y los laboratorios de las universidades. Todas las universidades cuentan con un dinero destinado a investigación. Pero también está la privada, como cualquier semillero de Chacabuco que, en definitiva, también depende del Estado porque la patente la tiene este último. O, por ejemplo, hay que pagar impuestos por el uso de. Entonces hay una vinculación directa.
Acá el problema más grande no es tanto la financiación de la ciencia, sino el control sobre la financiación. Un contralor tiene que examinar la inversión que se hace. Si, por ejemplo, recibo determinada cantidad de dinero y empiezo a pijotearle a la compra de insumos y compro otro insumo y así sucesivamente para que me quede dinero, no sirve. Si tengo un proyecto de investigación, debe tener todo eso que planifiqué en cuanto a la mano de obra, en cuanto a los materiales y que todo eso repercuta en el producto final.
Es como la educación. Veo perfecto que sea una educación pública y gratuita, el tema es cuando no hay un control de lo que se hace; generamos una obra pública de escuela y no tenemos el control necesario para saber si el edificio está como corresponde, con el material que se necesitaba, si es de primera como realmente se había facturado. Entonces, si hubiera ese control, no fallaría.
Lo mismo sucede con el acto pedagógico en la escuela. El directivo supervisa, el inspector supervisa, y de esa manera, si se logra el control, mejora el sistema, además de las capacitaciones para mejorar la estructura educativa. De la escuela es de donde surgen los grandes investigadores, los grandes genios, y más si los sabés explotar. Ahora, si nunca los llevás al laboratorio, ese bichito no se despierta.
Tomando a la ciencia como un intento de disciplina objetiva en búsqueda de la verdad, del real funcionamiento del todo, ¿qué consecuencias, viviendo en una democracia, tendría la difusión de ideas pseudocientíficas?
Las pseudociencias no van por el lado del rechazo de la actividad científica. El Círculo de Viena, que organizó la actividad científica, se opuso a la pseudociencia, que es todo lo que hoy se considera que puede colaborar con la ciencia. El científico puede basarse en algunas pseudociencias. En cambio, la antivacunación, por ejemplo, es un pensamiento contrario a la actividad científica en sí.
Cuando trabajo con los chicos de la universidad les planteo una situación de pseudociencia, donde, por ejemplo, el dolor de cabeza se le atribuye a determinado fenómeno pseudocientífico, y, por ejemplo, si vos le decís que en realidad es una cefalea causada por otro condicionante dentro del campo médico, la otra persona, en contraposición, te dice que no, que en realidad son las emociones que se viven.
Pseudo es antes. Pseudociencia sería antes de la ciencia. La ciencia se basa en la observación, la pseudociencia no; lo hace en hechos que a lo mejor no pueden ser explicados desde el punto de vista del ojo.
Como educador con muchos años en el sistema, trabajando en secundarias y universidades, ¿cuál es su visión acerca de los vouchers?
Es como cambiar la pelota, cambiar las formas. Subsidiar el servicio contra subsidiar a la persona que quiere acceder al servicio. Pero, en definitiva, si subsidiás al servicio, le estás dando la posibilidad al que lo requiere. Yo lo dejaría como está, a pesar de que tengo una institución de gestión privada y que me puede beneficiar. Pero, si no hay educación y concientización, no tiene sentido.
Lo que estamos haciendo hoy es un voucher macro, y eso es situado, a cada persona en particular; te estoy dando cierta cantidad de plata para que elijas el sistema educativo. Y el padre, acá en Chacabuco, va a seguir eligiendo la escuela Nacional, Normal, Manuel Belgrano, lo que sea; va en el gusto de cada uno. Si fuera el Parroquial, tiene un número de alumnos que pueden ingresar y ahí se terminó. Ahora, si me decís que va a invertir en otra aula y va a haber 30 alumnos más, ahí cambia. Pero si te saco un subsidio no podés invertir.
Todo cambio genera muchas dificultades. Oposiciones, resistencias y demás. Yo viví mucho tiempo en Santa Cruz y te puedo asegurar que eso existía y, sin embargo, pensar que, en Chile, la mayoría de los chilenos pasaban a la Argentina a estudiar. Entonces, primero miraría esas partes.
Hay muchas personas con plata acá en Chacabuco que siguen mandando a sus hijos a escuelas públicas porque todavía creemos en ella.
(*) Colaborador de Chacabuco Bisemanario
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