'La alegría de la resurrección es el fundamento de nuestro camino en la fe'

Estamos en plena Semana Santa, una de las fechas centrales en el calendario de la Iglesia Católica, y también profundamente arraigada en las tradiciones populares. Para acercarnos mejor al sentido de estas jornadas, entrevistamos al padre Darío, cura párroco del Templo San Isidro Labrador de nuestra ciudad.
'Es la semana mayor de nuestra fe cristiana católica; lo que se llama Semana Santa va desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascuas de Resurrección. Después, seguimos viviendo el tiempo pascual, es una alegría que se prolonga hasta la venida del Espíritu Santo en Pentecostés', comienza explicando el sacerdote.
Consultado sobre el sentido que adquiere esta celebración en nuestro presente, el padre Darío afirma: 'Hay unas enseñanzas de Jesús muy profundas con respecto a la muerte. A veces uno dice: ´yo no mato´ porque no está asesinando a nadie con un cuchillo, o con un revólver, o con veneno, pero Jesús dice de una manera muy delicada ´aquel que habla mal de su hermano, es un homicida´. Entonces, a veces nosotros nos ponemos afuera enseguida de los asesinatos, pero solamente con hablar mal de un hermano estamos haciendo un daño enorme'.
'Este es un tiempo en el que se nos invita a un amor generoso, un amor donde entren todos, donde no se le baja la persiana a nadie', añade el entrevistado, y recuerda: 'el papa Francisco lo ha destacado en el mensaje de la Cuaresma: el tema de la esperanza. Es decir: si nosotros miramos a Jesucristo resucitado, tenemos que ser gente de esperanza, a pesar de las guerras, a pesar de las divisiones, a pesar de la crisis económica. A pesar de todos los egoísmos que puedan anidar en nuestro corazón, mirar a Jesucristo triunfante sobre la muerte y haciendo crecer su reino en el mundo, nos tiene que hacer levantar la cabeza. No nos puede ganar la angustia, el miedo, la tristeza ni la queja que se contagia. El aleluya de la Pascua, la alegría de la resurrección, tienen que ser el fundamento de nuestro camino en la fe, porque si no, nos envuelve la ´red de muerte´ como dice el Salmo 114; tenemos que tener cuidado con eso, porque es una red que envuelve, esclaviza y va envenenado nuestras vidas. Hoy, Jesucristo nos dice: ´tengan valor, yo he vencido al mundo´ y ese Cristo resucitado nos transmite su paz y nos transmite precisamente el sentido de vida: camino, abrazo la cruz, pero esas dificultades también pueden ser camino de resurrección, camino de esperanza'.
La abstinencia de carnes rojas
Consultado sobre el significado de la tradición católica de no comer carnes rojas el Viernes Santo, el padre Darío nos explica: 'como un acto comunitario, de toda la Iglesia, hacemos un ayuno dos días en el año: el miércoles de cenizas, cuando comienza todo este tiempo de preparación para la Pascua, y el Viernes Santo. Los dos tienen que ver con la pasión del Señor, él entra en la privación de todo y nosotros nos asociamos privándonos de algo que nos gusta y entonces ofrecemos el fruto de esa privación como obra de caridad. No solamente se trata de hacer el ayuno, sino que éste me lleve a la caridad, me lleve a crecer en el amor, y que eso se lo ofrezca al Señor, o sea, que me ayude a crecer en la oración. Son tres cuestiones: oración, penitencia y caridad. Esa pequeña penitencia fortalece nuestra voluntad frente a tentaciones de todo tipo que puedan venir y ante las cuales debemos estar entrenados. Así como el atleta está entrenando para la carrera, nosotros, como dice San Pablo, tenemos una carrera que tiene una corona que no se marchita, que es la corona de la Gloria. Entonces, tenemos que estar vigilantes y entrenados'.
Asimismo, el cura párroco aclara que se puede ayunar de varias maneras, y ejemplifica: 'el ejercicio común es no comer carne, pero no tendría sentido si ayuno de carne y compro salmón rosado, que me perdonen los que venden pescado, (risas) pero a los efectos de una privación no funciona porque estoy ante un plato riquísimo, además carísimo, que no me ayuda ni a hacer caridad ni a privarme de algo. Entonces, me puedo privar de otras cosas: de utilizar las redes sociales por un día, que es algo que me cuesta. Me puedo privar por un día, o por medio día si me cuesta mucho, de chusmear, de hablar mal de los demás. Puedo, por un día, recibir bien a la gente, puedo sonreir y ser amable con los que me encuentro, y eso puede significar un esfuerzo que también hace bien al alma. O sea, no tenemos que quedar atados al cumplimiento de no comer carne, porque eso solo, así, no me ayuda en la vida espiritual'.
Un símbolo de vida
En cuanto a la presencia del huevo de chocolate en la mesa de Pascuas, el sacerdote nos dice: 'el huevo es un símbolo de vida. Algunas culturas lo han asociado con la Pascua y así, la vida de Jesucristo resucitado está simbolizada en ese huevo. Pero hay cosas más raras: los alemanes entienden que esos huevos de Pascua los ponen los conejos, son tradiciones populares que se acoplan a lo religioso'. Aquí, el padre Darío trae una anécdota familiar: 'mi abuelo, que había venido de Rumania, y de la pobreza, nos presentaba huevos de Pascua, pero, como no había para comprar otra cosa, eran huevos de gallina, hervidos con diferentes colorantes: los hervía con yerba y salían verdes, con cáscaras de cebolla y salían marrones oscuros, y así con diferentes cosas le daba color. Era una canasta hermosa, colorida, y era divertido, pero el símbolo de vida estaba presente en la Pascua'.
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