'La gente sigue saliendo, sigue apostando a la salida'

Claramente, Chacabuco no es un destino turístico, sin embargo, podemos decir que estamos en 'temporada alta', ya que durante los meses de verano los habitantes de esta ciudad concurren masivamente al centro, donde el sector gastronómico ofrece diferentes opciones. Cuatro Palabras dialogó con Héctor Aguilar, propietario de dos locales ubicados sobre Avenida Alsina, quien nos puso al tanto de cómo están trabajando en un contexto que no es el más propicio.
'Está tranquila la ciudad', comienza diciendo Héctor, y detalla: 'están tranquilas las ventas, no se ve, como en otros años, tanta gente en la calle, pero bueno, seguimos trabajando y viviendo de esto; yo más no puedo pedir. Tenemos un poco de recelo para marzo, porque es el mes en que empiezan las clases y hay que comprarle las cosas a los chicos para la escuela y ahí es donde se complica el bolsillo de los argentinos, esa es la verdad'.
Respecto de cómo están evolucionando los costos en este sector, Aguilar explica: 'tenés que ir reajustando los precios, creo que a todos los gastronómicos nos pasa eso. Cuando acomodaste la carta, te llega un aumento de otro producto. Por ejemplo: la semana pasada acomodé la carta en el local de Alsina 98 y llegó un aumento del diez por ciento en los quesos. Hoy en día todo, desde un maple de huevos, el pan rallado, todo hace un número alto, que se ve en la venta también, pero después lo tenés en el gasto. Siempre estamos para atrás; hoy trabajamos para sobrevivir nada más, hacemos una pequeña diferencia que es muy mínima'.
Uno de los alimentos que más se disparó sobre el fin del año pasado fue la carne. Sobre esto, el entrevistado comenta que ellos elaboran platos con este insumo, aunque no son la mayoría. 'Hacemos milanesas, en Alsina 98 tenemos la pizzanesa, por ejemplo, y en Alsina 10 ofrecemos bondiola de cerdo, costeletas. Ahora se acomodaron un poquito los precios, pero hace un mes atrás no sabíamos qué hacer con los precios, porque verdaderamente asustaban los números', expresa.
Otro rubro que tuvo aumentos importantes son las bebidas. Héctor nos dice: 'la cerveza ha llegado a un punto en que no se puede pagar. Hoy se pone complicado pagar una Stella(Artois) o una Heineken, que son cervezas que estaban ahí arriba, pero se podían tomar. Antes se veían grupos de amigos que se sentaban y tomaban tres o cuatro cervezas y hoy no lo pueden hacer. Hoy no podés pagar una Heineken, que yo tendría que venderla a cinco mil cien pesos. Si vas con tu familia, ya tenés cinco mil pesos de cerveza, no hay bolsillo que aguante, no tenemos sueldos como para eso, ya no se puede. Hoy el consumo se redujo a una latita, que también es cara, y después se vende la gaseosa de litro y medio, que antes tomaban dos, y ahora toman una'.
El propietario de los locales Isolina también ve cómo sus clientes modifican el consumo: 'en Alsina 98 estamos vendiendo bien la pizzanesa, pero ahora se está consumiendo más la pizza familiar. Apuntamos a eso porque vos vas con tus dos chicos y no podés comer una milanesa cada uno; eso lo comés en tu casa, entonces, comés una pizza y una gaseosa. Es algo diferente y económico.
Al responder sobre cuál es su público, Héctor afirma: 'la familia y la gente grande, nuestra clientela es esa. Nosotros, al no tener cerveza tirada, apuntamos a otro cliente que es el de la familia y la persona grande, estoy hablando desde los treinta y pico de años hasta personas de noventa años. Tenemos clientas a las que les decimos ´tía´, que van los fines de semana, y tienen ochenta años. Nos gusta eso, vemos la voluntad que tienen y que nos enseñan a nosotros a seguir tirando para adelante'.
La peatonal
Este verano ha vuelto a realizarse la peatonal en la primera cuadra de nuestra avenida principal. Consultado sobre este punto, Aguilar opina: 'tenemos distintas formas de pensar, hay gente que está en contra y gente que está a favor. A mí no me afecta ni a favor ni en contra. En un momento decíamos por qué no se hacía, como otros años, ahora volvió y está bueno: la gente sale, siempre hay un show, y ayuda, empuja un poquito. Yo acá, en Alsina 10, sigo trabajando con las mismas mesas, no saco más mesas de las que puedo atender porque sería tener más gente para trabajar y no se consigue gente para trabajar un día en la semana. Entonces, trato de trabajar con lo que tengo, por eso, a mí mucho no me mueve, pero tampoco estoy disconforme con que se haga, al contrario. Está bueno que muevan así, que apuesten al consumo de la gente, porque la rueda tiene que seguir girando. Si esta rueda se traba, nos trabamos todos. Si yo no vendo, no compro a quien tenía que comprar, y si esas personas no me venden, tampoco van a poder comprar y esto se trabaría.
Finalmente, este empresario gastronómico asegura que -a pesar de las dificultades- 'la gente sigue saliendo, sigue apostando a la salida. Porque es lo que hacemos de diferente los argentinos: trabajamos toda la semana y el fin de semana queremos descansar o no queremos lavar los platos. O la mamá, que vino cansada de laburar, se va un ratito a la confitería y pueden disfrutar un día diferente'. En lo personal, admite: 'hay que seguir trabajando, siempre, cueste lo que cueste, porque en esto no se puede parar, donde te relajaste, te pasan por arriba. Mi cabeza está siempre trabajando en función del negocio. Yo estoy desde hace cinco años, soy uno de los más nuevos de la Avenida Alsina y me costó tener mi clientela, creo que la tengo porque hemos hecho las cosas bien y la calidad siempre es la misma. Vamos haciendo cosas, viendo cómo salir adelante, vamos llevándola'.
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