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'Llevará años reconstruir todo lo que el Gobierno tira por la borda'

05/04/2024
'Llevará años reconstruir todo lo que el Gobierno tira por la borda'

El Gobierno avanza con una política de ajuste, despidos, desguace del Estado sin precedentes. El sistema público de educación queda al filo del abismo. También la Salud, la inversión en Ciencia y Tecnología, Cultura y Derechos Humanos. ¿Qué sucede en este contexto con el tejido social? ¿Qué respuestas debe dar la política? Sobre esto conversan en privado -y en público en esta nota- dos amigos: el Lic. en Psicología y concejal Fernando Lescano y el Lic. en Comunicación y docente, Marcelo Chata García. 'La política tendrá que ver si sólo espera aprovecharse de una nueva decepción o si verdaderamente quiere y puede generar nuevos imaginarios', insisten. 

 

-Cómo afectan social y culturalmente los despidos en las áreas de ciencia, tecnología, derechos humanos, cultura, y los distintos desguaces de organismos estatales? 

-FL:El desmantelamiento de las políticas públicas potencian la vulnerabilidad de la comunidad en general. Con la excusa de terminar con negocios o los 'curros' perdemos recursos humanos muy formados y se pone en riesgo la vida de los argentinos. No hace falta ser muy lúcido para saber qué función cumple el ANMAT en el control de medicamentos y alimentos. O el Servicio Meteorológico Nacional a la hora de acompañar la producción agrícola o la prevención en la aeronavegación. 

-MG: Además, en un contexto internacional que presiona a la Argentina hacia una economía extractivista el gobierno ha optado por apoyarse únicamente en estos sectores librándolo de cualquier cosa que consideren un lastre para acumular capital. No se usan esos recursos para impulsar otros desarrollos industriales, científicos, tecnológicos, culturales, sino que se deja a esos sectores librados al azar, confiando –quizá- que la caída de costos laborales, ecológicos, inflacionarios e impositivos serán necesarios para que se desarrollen por su cuenta siguiendo las leyes del mercado.

Ese capital que están concentrando ciertos sectores del empresariado y las finanzas, ¿generará mecanismos de distribución por sí sólo en el tejido social como para garantizar oportunidades, o tenderá a enquistarse en pequeños grupos y drenar al exterior?  

Probablemente lo último. Lo cierto es que el gobierno tira todo por la borda y luego no será fácil recomponer lo que se está destruyendo. Hay antecedentes históricos. La ciencia argentina no logró recuperarse de la Noche de los Bastones Largos del '66, cuando la Dictadura de Onganía intervino las universidades públicas y expulsó a los mejores científicos. Lo mismo pasó en el Proceso de Reorganización Nacional.

La política de vaciamiento actual despilfarra los esfuerzos que se hicieron en los últimos 20 años para repatriar científicos y tecnólogos, sobre todo bajo los gobiernos kirchneristas. Además, la creación del complejo institucional y la articulación con empresas permitieron el crecimiento tecnocientífico en áreas estratégicas. En estos días es común encontrarse estudiantes de doctorado y postdoctorado que ven cortadas sus carreras y que indefectiblemente terminarán yéndose al exterior.

Más allá del triste impacto sobre la vida y las familias de quienes se quedan en estos días sin trabajo, la destrucción de las universidades, las instituciones científicas, tecnológicas, culturales, de DD.HH. y deportivas generará retrocesos que llevará años reconstruir. 

 

-Andrés Malamud que visitó Chacabuco hace algunas semanas decía que la inflación nos afecta a todos porque se padece colectivamente, en cambio los despidos se sufren de manera individual, ¿creés que eso explica la quietud de los movimientos sociales? 

-MG:-Es verdad que la inflación nos afecta a todos y los despidos sólo a quienes se quedan sin trabajo, pero el problema está en qué narrativas explican lo uno y lo otro. El Gobierno logró imponer una relación de causa efecto: la inflación se genera porque el Estado tiene mucha gente que se beneficia de él y para sostenerlos tiene que gastar más de lo que recauda, emitir para cubrir el déficit y eso genera inflación. Por lo tanto, si se echa a esa gente, el Estado no precisa la emisión monetaria y la inflación se termina. 

Una explicación sencilla, por lo tanto fácil de difundir, y reforzada con un discurso moral, porque toda crueldad precisa un discurso moral que la justifique y la haga aceptable: el ciudadano de bien es el que sufre la inflación, los zurdos empobrecedores quienes se aprovechaban de los recursos del Estado. Desarmar este andamiaje discursivo machacado desde los medios y las redes sociales no será nada sencillo. La realidad va a hacer lo suyo cuando evidencie lo que ese discurso oculta, pero llevará tiempo.

-FL: Malamud no deja de tener un aparato de lectura de la realidad acorde a su pertenencia partidaria que nada en las aguas neoliberales. Es innegable que los despidos tienen un efecto social directo. La masividad de las cesantías agrava los problemas de la dinámica económica. Compromete aún mas, la abrupta caída de ventas y producción en el ámbito privado. Genera una legión de desocupados que se convertirán en punta de lanza para cuestionar las condiciones laborales de los que todavía lo conservan. La inflación se volvió en la única variable que algunos sectores consideran como importante para explicar los problemas. Dejan por fuera la estructura bimonetaria y las consecuencias que tiene la balanza comercial entre exportaciones e importaciones. 

 

-¿El sistema público de educación está en riesgo? 

-FL:La educación, en todos sus niveles, siempre sufre los embates de gobiernos conservadores. Claro que está en peligro. La UBA es el ejemplo más cercano, le dejaron el mismo presupuesto que el año 2023. Esto hace imposible su funcionamiento. Con una devaluación inusitada, aumento de tarifas de servicios y los precios liberados, con sueldos paupérrimos de sus docentes. 

-MG: El sistema educativo público sufrirá la precarización de recursos propios y de los estudiantes y sus familias. Será objeto de reformulaciones y cambios guiados por la lógica de abaratarlo y abrir más espacio a la educación privada. Serán tiempos de lucha e imaginación. Pero tengo fe en sus anticuerpos y confío no sólo que resistirá, sino que este proceso lo haga repensar y proyectar utopías sociales de mayor unidad nacional.

 

-¿Qué pasa con el tejido social pre y post Milei? 

-FL:El ataque a la salud y la educación pública, a la cultura popular, al rol regulador del Estado en la economía tiene como objetivo generar las condiciones ideales para que algunos hagan negocios. No vienen a resolver los problemas de la Argentina. Para eso necesitan romper con los lazos de solidaridad entre trabajadores formales, de la economía popular, estudiantes y organizaciones de la comunidad. Apuntan a desmoralizar y hacernos creer que nuestras acciones no tendrían la potencia de cambiar la realidad. 

-MG: Milei logró componer un tejido social basado en el odio al Estado y la política, y la utopía de una sociedad opulenta libre de ambos. No está claro qué pasará cuando el velo se rasgue. Podrá haber cierto péndulo que regrese al discurso estatista; sin embargo, no creo que sea una utopía que reconstruya el tejido social. La sociedad se integra mediante ciertos imaginarios que le dan sentido y proyección. Si no se quiere ir de desilusión en desilusión –con el enfrentamiento social que acarrea-, habrá que construir nuevas bases, repensar aquello que disgregó antes de la llegada de Milei, hablar un nuevo lenguaje.

 

-¿Qué respuestas debe dar la política? 

-FL:Dar cuenta de cuáles son los problemas, pensar respuestas. Pero por sobre todas las cosas promover la construcción de un sujeto político y social. El cual no acepte la desigualdad como parte del "sistema", ni mire para otro lado ante la segregación. O peor aún, que disfrute del dolor del otro. El horizonte es ético, implica salir de la salvación individual. Tenemos un camino trazado. Las cooperativas, las Madres, las fábricas recuperadas, los sindicatos, las organizaciones comunitarias con sus actividades sociales son el legado que nos provee una brújula para salir del impasse en que nos hunde el gobierno de Milei. Una colega me acercó hace unos días un texto donde se trabajaba la diferencia entre hacer una tarea humanitaria y una humanizante. Esta última implica tratar a los otros como sujetos y no como cosas. Esa es la tarea.

-MG:La política tendrá que ver si sólo espera aprovecharse de una nueva decepción o si verdaderamente quiere y puede generar nuevos imaginarios. La tentación de 'todo tiempo pasado fue mejor' nos puede llevar a repetir el bucle. La política va a dar respuestas si se reinventa, si logra ver lo que sirvió y lo que fue pernicioso. Si sólo se dedica a movilizar los descontentos que ahora puede explotar a su favor, va a conseguir logros superfluos. Basta de resistir, hay que ir al ataque.

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