'Mi proyecto de vida fue la música'

Desde niño, rodeado por el sonido del bandoneón de su padre, César Maciú encontró su pasión en el tango. Su voz, heredera de una tradición familiar arraigada en la música, recorrió un largo camino desde los escenarios locales hasta los grandes salones porteños. En esta entrevista con Somos Desregulados, que conducen Luis Salvarani y Ludmila Vita por Radio Ultra (FM 98.9) el cantante revela algunos pasajes de su trayectoria y sus deseos.
-¿Cómo iniciaste con el canto?
-Empecé desde muy chico, mi papá era bandoneonista de tango, de esos tangueros y músicos. Nacido en el año 40. Cuando era pibe, el tango era muy popular. El furor. Todos los pibes de esa época estudiaban piano o bandoneón, había orquestas en todo el país. De ahí lo heredé. Creo que uno nace con inquietud artística, con esa vocación.
Estudié piano desde chico, tenía seis años. Mi papá es el que me vio condiciones para la música. Yo cantaba canciones infantiles, cantar es algo natural que uno trae. La afinación, el oído musical, son condiciones naturales.
A los trece años empecé a cantar tango, iba al colegio parroquial, canté en algunos festivales, le insistía a mi papá que me llevara. Él no quería, pero a su vez como no tenían cantor en la agrupación me invitó y yo le dije que sí.
Yo iba al cine, estudiaba piano, miraba la televisión, quería ser actor. No era de mi generación el tango, yo tuve la suerte de tener cerca a los músicos, y referentes a grandes del tango. Fue un privilegio también conocer en Buenos Aires a los más grandes, como Mariano Mores, y de esa camada de la época del 40. Eran grandes estrellas. Soy el mismo niño de ese momento, con cincuenta años.
-¿Te gustaría que ésto sea así siempre?
-Hasta el último respiro, pase lo que pase. Fue mi proyecto de vida dedicarme a la música y al arte.
-Componés tus propios temas, ¿cómo funciona eso?
-El gran Rodolfo Álvarez era contemporáneo de mi papá, los dos nacidos en el mismo año. Con los años, en una Fiesta del Maíz, viene Osvaldo Pugliese y le hablan de un gran bandoneonista, y a los dos meses lo convoca a Álverez para que haga una prueba y luego lo contrató. Y sus primeras actuaciones fueron en el Teatro Colón. Lo nombro porque es un prócer para Chacabuco, y fue muy importante en mi vida, porque luego grabé un disco con él.
Yo me fui a Buenos Aires en el año 1992, estudié teatro y tango. Yo golpeaba puertas, y mi padre, que era amigo de Álvarez, lo contacta y vamos a la casa. Él tenía un estudio de grabación improvisado y muy gentilmente me hizo grabar tres o cuatro temas que me sirvieron como material para presentarlo en las casas de tango. Pasaron diez años, aunque siempre seguí en contacto con él, y surgió un disco de diez o doce temas en el que él hace los arreglos y toca el bandoneón. Esa grabación fue tomando una magnitud en mi actividad como cantante.
-¿Cuál es la mejor experiencia que tuviste?
-Viví muchísimas experiencias hermosas, pero en general, haber podido desarrollar toda mi actividad en Buenos Aires. Fue el destino, pero yo lo busqué. Fue muy importante, cuando uno viene del interior es una ciudad muy difícil. Uno emocionalmente es distinto, las formas de pensar son distintas, las formas de comunicación. Y el ambiente artístico es complicado, tenés que hacerte, crecer, y lejos de la familia. Mi remanso es la música y el arte, y yo me dediqué a eso, por eso encontré lo que yo quería. Otro momento, estuve en un concurso a los dieciséis años, porque conocí a los grandes del tango. Al año me llamaron, había quedado el registro de la prueba que fui a dar. Había ido a Buenos Aires solo dos o tres veces con mi papá, y cuando me llamaron me fui solo. Mis padres se imaginaron. Mi papá no me quería cortar las alas, pero era chico. Fui a la casa de un matrimonio amigo de mis padres, fui a la radio donde estaba Silvio Soldán. Yo era un loquito bueno, loco por la música. Esa energía y esa inquietud me sirvió para la música. Yo gané ese concurso, y se me abrieron muchas puertas. Mis papás querían que hiciera la vida de un chico normal, y que termine de estudiar.
-Si pudieras hacer una colaboración con alguien, ¿con quién sería?
-Me hubiera gustado conocer a Gardel, o Libertad Lamárquez. Gardel fue mi primer referente, mis primeros discos eran suyos, así aprendí el tango. Era la perfección, era el ícono máximo de la expresión, fue el creador. Cantaba canciones criollas y graba el primer tango canción, cantado, lo hizo Gardel, que fue Mi noche triste. Su voz era perfecta, tenía afinación única, un dramatismo. Estuvo a la par de Frank Sinatra, o Freddie Mercury.
Si pienso en alguien actual, me gusta cantar con algún folklorista, hacer un disco de duo.
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