'Tía Tata nos lleva por todo el mundo'

Así lo afirma Coquito, uno de los títeres integrantes de La Valija de las Sorpresas, un espectáculo infantil creado por la profesora de Música Sandra Alegre, hace unos quince años. La puesta está basada en canciones compuestas por la artista en colaboración con escritoras, poetas y músicos locales y la interacción de los títeres con el público infantil. Hasta hoy, miles de niños y niñas han conocido a los personajes que hoy entrevistamos.
Le pedimos a Coquito que profundice sobre la idea de ir por todo el mundo, y nos dice: 'Tía Tata(Sandra Alegre) nos lleva a todos lados. Por ejemplo, fuimos a Bragado, Alberti, Carlos Casares, 9 de julio, Rojas, Junín, San Pedro, Baradero, San Andrés de Giles, y por supuesto por todo Chacabuco y las localidades: Rawson, O´HIggins, Castilla, Los Ángeles, y ¡Hasta nos llevó a la ciudad de Buenos Aires! Ahora, el domingo 7 vamos a Henderson, que me dijeron que es lejísimo. ¡Qué emoción!', exclama entusiasmado este títere que reemplaza la ese y la ce por la zeta cuando habla, y añade que también, cuando están en pleno show, ellos no actúan, sino que realmente cobran vida y pueden visitar 'lugares imaginarios e increíbles: en la selva jugamos con Monito Travieso, en el mar con El Pez Mochilero, Martín el Delfín, o Max el Pirata'. El títere cuenta: 'un día, en la plaza, nos encontramos con una jirafa y otro día, un elefante nos hizo una torta. Todo eso y mucho más pasa cuando nos juntamos con los chicos. Todo es mágico'.
Por su parte, Violeta, comenta que a ella 'le encanta' saludar a cada niño y niña cuando comienza el espectáculo. 'Algunos me abrazan muy fuerte y yo les doy un beso; otros son más tímidos y solamente ´chocamos los cinco´. Casi siempre, después de saludar, Tía Tata me deja descansando a upa con algún chico o chica', comenta, y agrega: 'no solamente los nenes y nenas se entusiasman con nosotros: los grandes también lo hacen y juegan olvidando la edad que tienen. Tía Tata nos dijo que eso pasa porque todos seguimos siendo niños siempre'. Los dos entrevistados son títeres confeccionados a partir de una media 'tres cuartos'.
Coquito pide hablar y expresa: 'Antes viajábamos verdaderamente en una valija de esas antiguas, grandotas, que Tía Tata encontró en la calle y la restauró, pero ahora vamos en un gran bolso de tela, porque Tía Tata está grande y ya no puede con la valija'. '¡Coquito! ¡No es que estoy grande! lo que pasa es que el bolsón es más cómodo para llevar en un auto. Además, en la valija ya no entran todos ustedes', contesta Sandra, un poco molesta. El títere sonríe y guiña un ojo al periodista.
Consultada sobre cómo se inició en esta variante artística, Alegre recuerda: 'mis comienzos fueron en los primeros años de los ochenta, en Pibelandia, un grupo que dirigían Daniel Datri y Marita Benac, quien fue mi primera maestra en esto de trabajar con público infantil'.
Simpleza y creatividad
Sandra Alegre explica que 'casi cualquier objeto se puede transformar en un títere' y ejemplifica: 'haciendo tres cortes en el cartón vacío de un rollo de cocina ya podemos tener uno. También, con una tirita de lana podemos darle vida a unas polillas traviesas o con un pompón tenemos a una pulga aventurera'. En el espectáculo, Sandra explica a su público todo esto incentivando a los pequeños y sus familias a crear sus propios títeres.
Casi todos los habitantes de la Valija fueron creados por la artista, quien aprovechó el tiempo de reclusión obligatorio de la pandemia de Coronavirus para desarrollar técnicas y capacitarse en este arte. 'En ese tiempo hice cursos por Zoom con titiriteros muy capaces como Pablo Sáez, de Capital, o Eugenio Deoseffe, de Tandil. También en esa etapa hicimos varios videos que están subidos a You Tube. Era lo que se podía hacer por esos años tan difíciles en los que era imposible actuar en vivo y había que utilizar al máximo las posibilidades de Internet', recuerda Sandra.
Nuevas incorporaciones
El elenco de La Valija de las Sorpresas está en permanente crecimiento. Así pasa por estos días con la llegada de un perro salchicha y un cangrejo, hechos con papel de diario y engrudo, cuyos nombres serán dados próximamente por los niños y niñas de los CAI de Chacabuco en una serie de presentaciones relacionadas con la temática de la identidad. Asimismo, estos títeres de mesa llegarán incompletos para que los pequeños puedan terminar, junto a Sandra, el proceso de creación.
Un show bien chacabuquense
Sandra asegura que su espectáculo, si bien incluye clásicos infantiles, 'está armado, en su gran mayoría con canciones escritas y compuestas por chacabuquenses', y enumera: 'en cuanto a las letras, además de las mías, trabajo con textos de Adriana Vaninetti, María Angélica Farías, Julia Herrero y Marita Benac'. Respecto de la composición musical, la artista ha creado la mayor cantidad de melodías, aunque algunas pertenecen a Ariel Pérez y a Pablo Torres. Asimismo, en la instrumentación de las pistas intervienen David Agazzani, Pablo Torres, Ariel Pérez y Bruno Feroldi.
Otra participación clave es la de la profesora de Artes Plásticas Silvia Giménez, quien se ocupa de desarrollar los soportes en cartón para algunas canciones-cuento. 'Se trata de técnicas como el Pop-Up, o pequeñas escenografías donde se desarrollan las historias', expresa Sandra, y destaca: 'en definitiva es un espectáculo interdisciplinario que pretende mostrar en otras ciudades lo que los artistas de Chacabuco somos capaces de hacer'.
Finalmente, le preguntamos a Sandra si sus títeres viven solamente mientras participan del espectáculo o si dentro de la Valija -o el bolsón- también hay vida. 'Nunca lo sabremos', dice la artista, emparejando la situación con la famosa Paradoja de Schrödinger, aquel experimento mental que explica un principio de la teoría cuántica en el que un gato, encerrado en una caja, se encuentra, literalmente, vivo y muerto a la vez. Solo al abrir la caja, pasará a estar vivo o a estar muerto. Dicho de otro modo: lo que nos dice la física cuántica es que el gato 'no existe' hasta que lo observamos. Con estos personajes es igual: necesitan de nuestra observación para realizarse por completo.
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