'Una movilización muy contundente'

Por Manuel Barrientos
La Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista mostró una masividad y contundencia que sorprendió al Gobierno nacional y lo obligó a ensayar respuestas apuradas y contradictorias. Socióloga y activista feminista, Luci Cavallero dice que la movilización fue 'una respuesta política de una magnitud que no se había logrado construir desde la asunción de Milei a la Presidencia'.
Cavallero es investigadora de la Universidad de Buenos Aires y autora -junto a Verónica Gago- de los libros 'Una lectura feminista de la deuda' y 'La casa como laboratorio: finanzas, vivienda y trabajo esencial'. En diálogo con Cuatro Palabras, replica la idea de que las movilizaciones sean un fenómeno acotado a las clases medias de los grandes centros urbanos y explica por qué no se puede separar la política económica de Milei de su discurso de agresión a los feminismos y la población LGBTIQ. También afirma que el sábado fue la demostración de que se está gestando una nueva mayoría social y política.
Por Manuel Barrientos
¿Qué evaluación hacés de la marcha del sábado?
Fue un éxito total, una movilización muy contundente. Se trató de una respuesta política muy importante, creo que no habíamos logrado construir una respuesta de esa magnitud durante todo el año pasado.
¿Por qué entendés que se generó esa conexión de luchas diversas que se vio en las calles?
La conexión que se da entre esas luchas, que podríamos denominar como transversalidad política, es una acumulación del movimiento feminista, que la comunidad LGBTIQ también ha tomado como metodología. Es entender que nuestras luchas son formas de politización y que no necesariamente son identidades compartimentadas o aisladas. Esto lo hemos visto también en el movimiento feminista como una especie de movimiento de movimientos, que articula las luchas y que las conecta, que no las encierra o las clausura.
Muchas veces se habla de que se trata de luchas de clase media y de las grandes ciudades. ¿Cuál es tu respuesta a esas miradas?
Creo que la movilización del sábado excedió muy largamente la idea de una marcha de clase media y concentrada sólo en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Se replicó en muchísimas ciudades de todo el país y tuvo una composición muy heterogénea y popular. Por supuesto que hay una hegemonía cultural de un sector de la clase media de la Ciudad de Buenos Aires, pero claramente hay que entender que para que la marcha adquiera la masividad que tuvo es porque hay una composición popular más amplia.
Dijiste que el discurso del presidente Milei en el Foro de Davos 'cruzó un umbral'. ¿Creés que se trató de un exabrupto o que se enlaza con una estrategia trazada por la ultraderecha global?
Está claro que el discurso de Milei en Davos se enlaza con la línea discursiva de la ultraderecha global. Es imposible pensar esa conferencia sin el envalentonamiento y el empoderamiento que significó para Milei el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Es parte de una derecha global que ha tomado a las poblaciones LGBTIQ, los feminismos y la lucha ambiental como sus enemigos predilectos, en esto que ellos llaman como 'guerra cultural', pero que no tiene nada de batalla cultural porque tiene efectos muy concretos en los cuerpos y los territorios. Ellos se están oponiendo a todos estos movimientos que, de alguna manera, defienden la vida frente a modelos de producción que implican crueldad y brutalismo.
Algunos periodistas, políticos e influencers marcaron una línea divisoria, señalando que respaldan la política económica de Milei, pero que no están de acuerdo con sus ataques a 'los derechos de las minorías'. ¿Por qué señalás que no es posible esa escisión?
Me parece que se trata de un error conceptual gravìsimo, porque no se entiende la polìtica de ajuste que está llevando adelante el Gobierno nacional sin entender la funcionalidad que cumple la promoción del odio como forma de división de la clase trabajadora y como forma de excitación de pasiones fascistas. Y como manera, también, de atacar las reservas democráticas de nuestro país y de disciplinar a la población.
¿Es posible convertir ese espacio de resistencia e insubordinación que se vio el sábado en una nueva mayoría política y social? ¿Cómo?
Creo que, efectivamente, ya hay una nueva mayoría y es lo que se vio el sábado: hay una articulación de muchísimos movimientos y se construyó una mirada antifascista desde abajo. Y entiendo que va a tener efectos en la política. Veremos cuàn permeables se muestran los partidos políticos de oposición tradicionales y, sobre todo, cuánto dejan también surgir otros liderazgos que sean capaces de expresar este tipo de movimientos.
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