'Vendemos piezas únicas con una historia detrás'

La historia de la zapatería Voelklein es más que un simple negocio familiar; es una historia de identidad comunitaria. Fundada hace décadas por Héctor Emilio Voelklein y su hermano Hugo Alberto, la tienda se convirtió en un referente en la venta de calzado y otros productos en la región. Ana María y Maria Elena, hija de Héctor, organizaron una feria en la que venden enlozados de la época.
La zapatería Voelklein no era solo un lugar para comprar zapatos. Era un punto de encuentro, un espacio donde se atendía a los clientes con calidez y se forjaban relaciones duraderas. Héctor Emilio recorría las zonas rurales en su camioneta, llevando productos a los poblados más alejados. La tienda era un verdadero almacén, donde se podía encontrar desde zapatillas y alpargatas hasta aceite, yerba y enlozados.
Ana María, hija de Héctor Emilio, tras varios años desde el fallecimiento de su padre, emprendió un nuevo proyecto: la realización de ferias donde ofrecen una cuidada selección de enlozados, una parte fundamental del antiguo negocio.
La decisión de organizarla no fue fácil. Requiere de mucho trabajo y dedicación. Seleccionan cuidadosamente cada pieza, la lavan y la ponen en condiciones para que luzca. "Queremos que quienes visiten nuestras ferias puedan apreciar estos objetos como lo que son: piezas únicas con una historia detrás", explica María Elena.
Los enlozados, con sus formas y colores, evocan recuerdos de la infancia y de la vida cotidiana de generaciones pasadas. Tazas, fuentes, ollas... cada pieza es una ventana al pasado y una oportunidad para conectar con nuestras raíces.
Además, con sus hermanos María Elena y Héctor Javier recuerdan que Hugo se dedicaba más de la parte administrativa y Héctor de la atención al público y un reparto en las zonas rurales, en camioneta. Primero una Siam Argentina, y después una Ford 350 con la que recorría Rawson, Castilla, Irala. Vendía zapatillas, alpargatas, aceite, yerba, trapos de piso, rejillas, Odex, tintura para los zapatos, chinelas, papel de almacenero, rollos de papel de todo tipo para las tiendas La Perla, La Razón, hilos para crochet, para coser, choricero, perfumes, talco, fécula, jabones de tocador de varias marcas, dentífrico, cepillos de dientes, botas de lluvia, zapatos sin fín, mocasines, botas corraleras, las famosas zapatillas Chochas para la gente de la tercera edad.
"Para nosotros, retomar el legado de nuestro padre significa muchísimo", asegura Ana María. "Él dedicó gran parte de su vida a este negocio, y los enlozados eran su tesoro más preciado. Queremos que esta parte de nuestra historia no se pierda y que otras personas puedan apreciar estos objetos que forman parte de tantos recuerdos".
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