Armonizar la conflictividad

BREVES
Pasaron más de tres meses desde que se realizaron la primera veintena de allanamientos, todos con resultados positivos, en domicilios de quienes transgreden las normas de tránsito y la tranquilidad ciudadana, y ponen en riesgo la integridad física de la población. Primero se sospechaba que el gobierno local no se iba a animar a tomar las medidas necesarias que permitieran poner un límite a los transgresores. Luego del resultado alcanzado se suponía que los motopibes volverían a la carga. Cuando ya promedia la temporada de verano, se puede hacer un balance y queda a las claras que la aplicación de las normas tuvo efectos correctivos y ejemplificadores. Ayer el gobierno local informó una nueva tanda de más de diez allanamientos, otra vez con resultados positivos en la mayoría de los casos. Incluso, se clausuró un taller en el que se vendían autopartes y preparaban motocicletas. Detrás de estos procedimientos hay un trabajo logístico que organiza la Subsecretaría de Tránsito y una actitud diligente de la Fiscalía local. Pero además, y fundamentalmente, hay una decisión política del intendente Golia de escuchar el reclamo legítimo de los vecinos y dar respuestas. No siempre son simpáticas. Armonizar la conflictividad social. De eso se trata el mandato que los ciudadanos delegan en las autoridades.
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