Batalla silenciosa

BREVES
Entre las cosas pendientes que cada gestión le deja a la que sigue, sin dudas la problemática del tránsito es la que genera mayor preocupación. Será por la inmediatez con que se visibiliza, por la espontaneidad con que aparecen en escena los moto pibes, será por el ensordecedor ruido y el 'placer' de tirar explosiones a través de los caños de escapes. Será todo esto y mucho más. Pero en el fondo, también será, que serán los que en su mayoría están atravesados por la marginalidad a las que lo somete un modelo económico y social demasiado injusto en el que ni su propia vida parece tener sentido. Lo cierto es que están ahí, como un ejército preparado para asaltar las calles y poner en peligro a la comunidad entera. La serenidad de las noches cálidas o las tardecitas de los fines de semana y de la vuelta al perro, son los momentos que eligen para irrumpir en escena. Del otro lado despiertan los peores sentimientos. La providencia, o la certeza de que cualquier reacción personal puede acarrear problemas judiciales, como mínimo, han hecho posible que todavía no se haya desatado una batalla campal. La actual gestión tomó nota. Sabe que las teorías preventivas o coercitivas muchas veces son solo eso, teorías. Ayer se anunciaron un paquete de medidas concretas, algunas de carácter excepcionales que se ejecutarán en las próximas horas. El Estado tiene que actuar, la legalidad pone límites severos frente a las soluciones que imaginamos los vecinos de a pie. No debe ser visto como una guerra, pero sí como la suma de muchas y cotidianas batallas silenciosas. Con el tiempo tendrá su recompensa.
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