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Cómo vivimos la sexualidad en pareja

04/11/2024
Cómo vivimos la sexualidad en pareja

Por Mariano Rato 

La sexualidad humana es un fenómeno complejo que va mucho más allá de los aspectos biológicos. Desde la psicología, se han identificado diferencias entre la sexualidad masculina y femenina, aunque estas no son absolutas ni se aplican de manera rígida a todas las personas. Comprender estas variaciones puede mejorar la comunicación y la satisfacción en las relaciones sexuales afectivas, independientemente del género o de las elecciones sexuales dentro de cada pareja.

Uno de los aspectos más notables tiene que ver con los tiempos y procesos de excitación. En general, en los hombres, la respuesta sexual tiende a ser más rápida y está influenciada por estímulos visuales. Es común que un hombre se excite al ver una imagen erótica o una situación que perciba como atractiva. Su respuesta fisiológica suele ser más directa y fácil de identificar. Un ejemplo es la respuesta inmediata que puede tener un hombre al ver una escena sensual en una película, generando excitación casi automáticamente. Sin embargo, esta no es una experiencia universal, y los hombres también pueden verse afectados por factores emocionales o contextuales.

En el caso de las mujeres, el proceso de excitación tiende a ser más gradual y suele depender de factores emocionales y del entorno. No basta con un estímulo visual para despertar el deseo; el estado emocional, el nivel de estrés o el ambiente juegan un papel fundamental. Una mujer puede no sentir deseo si ha tenido un día agotador o si no se siente conectada con su pareja en ese momento. Esto no significa que las mujeres no respondan a estímulos visuales, pero generalmente requieren una mayor implicación emocional. Aquí también es clave el "juego previo", que es esencial para muchas mujeres. Este espacio de caricias, besos y momentos íntimos previos facilita una conexión emocional y física, contribuyendo a que el deseo sexual se despierte de forma más plena.

Las diferencias en los tiempos de respuesta también influyen en las dinámicas de las relaciones. En los hombres, el deseo tiende a aparecer de manera rápida y, después del orgasmo, entra en el período refractario , donde el cuerpo necesita un tiempo de recuperación antes de volver a excitarse. Este período puede durar desde unos minutos hasta varias horas, y durante él es difícil o imposible que se logre una nueva excitación. En muchas mujeres, esta pausa no es tan pronunciada o no existe de la misma manera, lo que significa que pueden continuar disfrutando sin la necesidad de una pausa prolongada tras el orgasmo.

Estas diferencias en el deseo y los tiempos de excitación pueden llevar a malentendidos en las relaciones. Por ejemplo, una persona puede interpretar la falta de deseo inmediato en su pareja como desinterés, cuando en realidad la otra persona puede necesitar más tiempo o una mayor conexión emocional. Este tipo de situaciones subraya la importancia de una comunicación abierta en las relaciones sexoafectivas. Entender que cada persona tiene su propio ritmo es esencial para evitar conflictos y mejorar la experiencia sexual compartida.

No existe una única forma correcta de vivir la sexualidad, ya que cada persona, independientemente de su género, experimenta el deseo de manera particular, influenciada por factores psicológicos y emocionales. Es clave que las parejas, en cualquier tipo de relación, mantengan un diálogo honesto y una actitud empática, para entender y respetar estas diferencias y alcanzar un equilibrio que permita el bienestar de ambos.

En definitiva, la sexualidad no es solo un acto físico, sino una experiencia emocional profunda. Aprender a escucharnos a nosotros mismos ya nuestras parejas es esencial para disfrutar del verdadero placer sexual, que se basa en la conexión emocional y el entendimiento mutuo.

REDES: marianoratopsicologo

 

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