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De galeras, carteros y telegrafistas

20/11/2024
De galeras, carteros y telegrafistas

Cuenta el profesor Oscar Melli que los primeros servicios directos de pasajeros, correspondencias y piezas postales entre Buenos Aires y Chacabuco se organizaron en 1866, junto con el pueblo Guardia Nacional. La primera empresa que hizo esas tareas se llamaba Unión Argentina, que unía Chivilcoy, Chacabuco y Junín trasladando pasajeros, cartas y lo que luego se conocerían como encomiendas.

A fines de ese siglo, también estaban en funciones las galeras que realizaban servicios de mensajería de Chacabuco a Salto, de Chacabuco a Bragado y 25 de Mayo, de Rawson a Chivilcoy, de Rawson a Salto y de Castilla a Carmen de Areco. La mensajería Chacabuco-Salto había sido fundada en 1875 por don Ascencio González y hacia finales de siglo sus dueños, que eran los hermanos Quiri, tenían su base de atención en el Hotel Unión de Chacabuco. Las galeras salían de nuestro pueblo los días pares a las 13:00 hs y antes de llegar a Salto hacían escala en la casa Cattaneo, la posta de don Pedro Itza, el campo de Saubidet, la posta de Cassin, el paraje Isleño y en el molino de Lanata -también conocido como del Gliptodonte-, entre otros lugares.

Después de un viaje tan arduo, y con tantas paradas, se llegaba a Salto Argentino,que era una de las ciudades más antiguas de la zona. Desde allí, el regreso a Chacabuco se emprendía en días impares a las siete de la mañana.

En esa misma década, la del '70 del siglo 19, comenzó a funcionar en Chacabuco la primera oficina de los Correos Nacionales. Uno de los primeros jefes que tuvo la dependencia fue don Justo Diana. Una anécdota que se guarda de aquellos años iniciales del Correo sucedió en 1899, cuando quien estaba encargado de la Oficina desapareció de su lugar de trabajo y del pueblo llevándose una importante suma de dinero que había en la caja y casi un semestre de sueldos del personal. El hecho causó conmoción en la comunidad. La explicación que se encontró fue que el funcionario, que gozaba de buen concepto en la población, había actuado de tan repudiable forma movido -o más bien obligado- por la malsana pasión del juego.

En su lugar fue designado un funcionario llamado Juan Cazenave, el cual, a su vez, nombró a un nuevo cartero, lo cual ayudó a mejorar la distribución de correspondencia y los despachos telegráficos. Igualmente, la gestión de Cazenave fue breve, y pocos meses después fue reemplazado por Eugenio Corradi, que venía de desempeñar similares funciones en el pueblo de Rawson.

A poco de asumir, el nuevo jefe tomó una drástica decisión: el Correo debía funcionar separado del Telégrafo, que era el aparato que se utilizaba para enviar en forma instantánea mensajes codificados. El objetivo era evitar demoras en el despacho de telegramas. El resultado habría sido positivo, pues un periódico de la época comentaba pasadas unas semanas que la oficina de Correos de Chacabuco estaba 'bien atendida' y los repartos eran 'rápidos y seguros'.

A finales del siglo 19, nuestro partido tenía oficinas de correos en Chacabuco, Rawson, O'Higgins y San Patricio. En lo que respecta a la de nuestra ciudad, allá por 1901 el jefe seguía siendo Corradi, junto a quien trabajaban Santiago Fabiani como telegrafista y dos carteros de apellidos Sosa y Ceuninck. También había un mensajero llamado Francisco Ceuninck y un guardahilos de apellido Dicerchio.

Se ve que la calidad del servicio no pudo ser mantenida por mucho tiempo, porque hacia 1906 se advierte disconformidad en la población por distintas cuestiones, lo cual fue adjudicado a la mala situación laboral del personal, que se veía sometido a un recargo en las tareas, por las que cobraban sueldos exiguos. Debido a ello, surgió la iniciativa de realizar una suscripción de aportes monetarios de parte del comercio y la población en general, lo cual motivó varias notas en el periódico de ese entonces, El Mentor. En septiembre de ese año, el Correo se trasladó a un nuevo local, el cual brindaba mejores comodidades a empleados y clientes.

En ese entonces, fueron colocados tres buzones en la planta urbana, los cuales estaban ubicados en las intersecciones de avenida Alsina y Mitre, en Rivadavia y Venezuela, y en 25 de Mayo y Buenos Aires. El jefe de la oficina se llamaba Manuel Reguera. Un dato curioso que aporta el profesor Melli es que el 85 por ciento de las piezas postales que distribuían los carteros de Chacabuco en 1907 eran de 'correspondencia local'. Esto significa que muchos vecinos y comerciantes del pueblo, a pesar de que aún era muy chico, se comunicaban a través de cartas.

 

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