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De libertad, poco y nada

21/11/2024
De libertad, poco y nada

Por Martina Dentella 

La novela de Dolores Reyes, "Cometierra", se ha convertido durante las últimas semanas en un fenómeno literario de debate. Traducida a más de una decena de idiomas, narra la vida de una joven huérfana vidente que utiliza su don para ayudar a las familias de mujeres desaparecidas. Ambientada en el conurbano bonaerense, trae un relato crudo y realista de esas latitudes. Las acusaciones de la derecha gobernante hacia este libro, no hacen más que mostrar la pereza y la ignorancia: no lo han leído.

La literatura puede ser una vía de transformación, pero también pueden ser blanco de un sector que ni lee ni deja leer. Representantes del oficialismo, grupos ultraconservadores y hasta la propia vicepresidenta, Victoria Villarruel, cuestionaron una serie de libros de autores y autoras argentinas que se entregaron de forma gratuita a bibliotecas escolares de la provincia de Buenos Aires como parte de un plan de incentivo de la lectura. Entre ellos, Cometiera, un libro que narra violencias y conmueven más allá de sus propias geografías.

Es la historia de una joven huérfana, vidente y conurbana a la que recurren decenas de vecinos. La tierra le habla, le muestra el horror, y al probarla se transporta a la realidad de las víctimas, lugares siniestros en los que están las mujeres desaparecidas a las que sus familias buscan desesperadamente, porque nadie las ayuda, porque no tienen respuestas del Estado, porque se agotaron sus recursos mientras se les acaba el tiempo. Realismo puro. 

Es la primera novela de la escritora Dolores Reyes con más de una decena de ediciones en Argentina, que sigue recorriendo el mundo, traducida a decenas de idiomas. Es una voz que grita con una potencia bestial pero a la vez con cierta dulzura desde el conurbano bonaerense, tan cercano y tan distinto a la capital del país. Narra la vida en ese territorio, la cotidianeidad, la idiosincrasia. 

La contratapa de Cometierra dice: 'Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres'. 

Dolores Reyes nació en el 78 en pleno terrorismo de Estado, donde se recrudecieron los crímenes, las desapariciones, y el robo de bebés. La autora escribe desde ese registro y también del de las desapariciones diarias de mujeres jóvenes que son víctimas de trata, abusos, violaciones y femicidios. 

Es decir, hay un recorte caprichoso por parte de los acusadores que extraen y entienden pornografía por una escena sexual. Dos oraciones dentro de un libro de ciento setenta páginas. 

Pero hablamos de un Gobierno que desprecia a las mujeres, que fue el único de todo el mundo en votar en contra de una resolución de las Naciones Unidas que llamaba a intensificar los esfuerzos para erradicar la violencia contra mujeres y niñas en entornos digitales. Es un Gobierno que multiplica las agresiones hacia las mujeres, y en particular hacia las periodistas. Son habituales los insultos en las decenas de mensajes que Javier Milei difunde en su cuenta persona de X. Un Gobierno que intenta imponer un modelo social y de familia que sus propios integrantes no detentan (ninguno es casado con hijos). Y buscan a través de prácticas fascistas, como la creación de una lista de libros prohibidos, amordazar cualquier expresión libre. 

Hay que tomar un rato, hacerse un tiempo, buscar la pausa, leer Cometierra, buscar y bucar hasta encontrar que la pornografía está fuera del libro. Afortunadamente, los intentos de censura tienen una consecuencia directa: Cometierra rebotó en ventas y ya se aguarda una nueva edición. 

 

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