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El actor circense que se tomó un descanso para ser fotógrafo en Chacabuco

13/11/2024
El actor circense que se tomó un descanso para ser fotógrafo en Chacabuco

En los primeros años del siglo pasado vivió durante una década en Chacabuco uno de los pioneros de la actuación circense en la Argentina y América del Sur, a quien todavía hoy se lo menciona cuando se realiza una historia de ese género. Su nombre era Manuel Padín y en nuestra ciudad no sólo se destacó como actor, sino también como fotógrafo. Además, fue autor de un álbum-guía que tuvo un enorme valor como compendio de datos estadísticos, económicos y demográficos del Chacabuco de ese tiempo.

Padín había nacido en Portugal el 4 de noviembre de 1855. Ya en la Argentina, su primera esposa fue la trapecista Eulalia Mendizábal, con quien tuvo dos hijas: María, que fue actriz de cine, y Mariana Aída. Luego de la muerte de Mendizabal, el actor se casó en segundas nupcias con una actriz uruguaya de circo llamada Máxima Hourquet. Con ella tuvo siete hijos, uno de los cuales murió siendo muy niño. La hija más chica, llamada Margarita, fue una de las más populares actrices cómicas y vedettes de inicios del siglo 20.

Cuenta una biografía del actor que luego de estar instalado un tiempo en Montevideo, Padín 'se enamora de la localidad de Chacabuco', a donde llegó con su familia en los primeros años del siglo e instala su casa de fotografía en un local de avenida Saavedra 74 en el que se hacían 'retratos caros pero buenos'. Aquí fue donde nacieron los tres hijos menores del matrimonio.

La permanencia del artista en Chacabuco fue una especie de remanso en su vida nómade de artista circense. En una de sus obras, el profesor Oscar Melli cita una publicación, titulada 'Prontuario de la provincia de Buenos Aires', que señala que Padín integró 'varias compañías acrobáticas' y fue 'actor bufo en representaciones de género criollo'.

'Durante catorce años recorrió todas las repúblicas del Plata haciendo reír a multitudes, que le batieron palmas, le aclamaron con frenesí y le colmaron de obsequios, hasta que una racha caprichosa de extenuación por los viajes y la vida de bastidores le hizo cambiar de derrotero, trocando inmediatamente las agitaciones del circo ecuestre por el silencio del gabinete fotográfico', agrega el libro.

En su vida anterior a llegar a Chacabuco, Padín tuvo su propia compañía circense, a la que llamó Circo Porteño, con la que recorrió el país desde mediados de 1888. En las funciones, el actor encarnaba a un payaso -llamado Padín, el 77- que poseía un humor brillante y corrosivo.

Melli cuenta que, ya instalado en Chacabuco, Padín 'ejercía con inigualable maestría el arte de la fotografía', pero por supuesto que no dejó de lado la actuación, la cual desarrollaba espaciadamente 'con interpretaciones teatrales cuyos personajes de ficción entusiasmaban a los espectadores'. El historiador menciona especialmente una representación que realizó el 30 de mayo de 1906, durante una función de la Compañía Almada, en la que el actor interpretó un monólogo en verso titulado 'Un jorobado oportuno', cuyo autor era el político y escritor Cirilo Sangiani, que luego sería intendente de Chacabuco. El periódico local de ese entonces, llamado El Mentor, reseñó que en aquella velada 'hizo las delicias del público el aplaudido Padín, cuya aparición en escena fue saludada con una salva de aplausos'.

El humor ácido del actor portugués también se traslucía en su actividad comercial como fotógrafo. Sobre esto, Melli relata dos anécdotas que escuchó de un amigo de Padín, don Evaristo Chacón, acerca de cómo actuó Padín ante dos deudores. Uno de ellos era un barbero que requirió sus servicios, pero se 'olvidó' de pagarle la foto. Tras una serie de reclamos que no tuvieron éxito, el actor hizo una ampliación de la foto que el peluquero le había pedido, la colocó en el escaparate de su negocio atravesada por un clavo enorme y abajo colocó una leyenda en verso que decía: 'Este, Agripino Peyón, / mozo de mucha parada, / a mí me hizo una afeitada / pero sin usar jabón'. Lo mismo hizo con un empleado del telégrafo que le había pedido una foto, pero no la había pagado. En este caso, el verso decía: 'Este fue telegrafista, / mil promesas formuló, / a todo el mundo clavó / y se nos perdió de vista'.

Así transcurrían los días de Manuel Padín en nuestra ciudad, hasta que en febrero de 1912 el actor escribió una nota en el periódico Chacabuco en la que anunciaba que con su familia dejaba el pueblo. Como era de esperar, la misiva no estaba exenta de humor. En un fragmento el artista señalaba: 'Nada traje y nada llevo, y mis pocos acreedores sabrán disculparme (esta despedida en seco), prometiendo bajo palabra de caballero, y según las circunstancias lo vayan permitiendo, enviarles mis amortizables noticias desde Lincoln'.

Según se cuenta en la biografía, lo que decidió a la familia a alejarse de Chacabuco habría sido la muerte de su pequeño hijo. En los años siguientes las noticias que hay sobre Padín lo ubican retornando a los caminos como integrante de distintas compañías circenses. La última gira la emprendió el 5 de mayo de 1922, cuando la muerte encontró al querido y recordado artista estando en Buenos Aires.

 

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