El cura que durante 30 años dirigió la parroquia San Isidro Labrador

El padre Francisco Doglia es uno de los sacerdotes que ha quedado en la historia de nuestra ciudad, ya que durante sus tres décadas al frente de la parroquia San Isidro Labrador desarrolló una intensa labor, la cual incluyó la fundación del periódico Chacabuco y el crecimiento del Círculo Católico de Obreros, entre otras cosas.
Doglia había nacido en Italia en 1867 y, según cuenta el profesor Oscar Melli, se formó como sacerdote en la 'disciplina' y el 'espíritu evangelizador' de San Juan Bosco. Su llegada a Chacabuco se produjo en 1906 y de inmediato se dedicó a impulsar en la feligresía la organización de asociaciones parroquiales y el embellecimiento de la iglesia.
También se preocupó por la educación de niños, jóvenes y adultos y, como prueba de esto, dirigió personalmente la escuela del Círculo Católico de Obreros, institución que había nacido en 1897 por iniciativa del padre Próspero Ferrara. En ese período, Doglia destinó recursos de la parroquia y aportes recibidos de feligreses a ayudar a niños de familias humildes para que concurrieran a la escuela, así como a niñas que se preparaban para ser maestras.
'El periodismo fue otra palanca empleada con sabiduría para dar mayor amplitud a su labor apostólica, y a él se le debe la fundación del periódico Chacabuco, que en los primeros años tenía sus talleres de impresión en la casa parroquial', escribió Melli, y agregó que en el estilo de muchos de los artículos publicados en esos primeros dos años del bisemanario -que se extendieron entre 1908 y 1910- se advertía 'la pluma ilustrada del padre Doglia'. El sacerdote también brindó apoyo a otros periódicos católicos que se editaron en esos años, llamados Seminario y La Verdad.
Las décadas en las que este sacerdote estuvo al frente de la parroquia San Isidro Labrador coincidieron con la etapa de mayor crecimiento demográfico y social del partido de Chacabuco. Acompañando esa situación, Doglia impulsó una ampliación de la iglesia, en la que se hicieron nuevas naves laterales, y se construyó la casa parroquial. El cura también impulsó la creación de la parroquia Inmaculada Concepción de Rawson.
El sacerdote falleció el 12 de septiembre de 1936, a los 69 años. 'Su desaparición ha consternado a todos, consternación que se mantiene latente en el espíritu de los que, como nosotros, hemos estado constantemente a su lado', se expresó en una nota necrológica publicada por el periódico La Verdad, que añadía que el sacerdote, a pesar de ser párroco de una 'sede rica', había muerto 'en la última miseria'.
En la ceremonia de su sepelio hicieron uso de la palabra el intendente Miguel Rizzi; el presidente del Concejo Deliberante, Mateo Barón, y el diputado Esteban Cernuda. También hablaron representantes de las congregaciones parroquiales y de la Comisión de Damas del Hospital Nuestra Señora del Carmen.
En septiembre de 1961, cuando se cumplieron 25 años de su fallecimiento, se ofició una solemne misa en su honor, la cual fue concelebrada por un grupo de sacerdotes oriundos de Chacabuco, entre ellos el padre Antonio Martínez, que un cuarto de siglo antes había presidido las exequias del padre Doglia.
Los restos del sacerdote descansan en el atrio de la iglesia San Isidro Labrador, donde se erigió un busto en su memoria. A pocos metros también se encuentran los cuerpos de otros dos recordados y queridos curas fallecidos más recientemente: los padres Carlos Blas Picco y Eduardo Alejo Ceres.
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