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El intendente al que llamaban El Kaiser

28/09/2024
El intendente al que llamaban El Kaiser

Si bien fue intendente de Chacabuco solamente un año, Acacio Rodríguez dejó su sello en la historia de la comunidad, no sólo por algunos logros alcanzados durante ese período, sino también por su férrea personalidad y sus manejos no exentos de autoritarismo. Tan en la historia quedó que aún hoy uno de los pasillos que rodea al Palacio Municipal lleva su nombre.

Rodríguez había nacido hacia 1865 y, según el profesor Oscar Melli, junto a otro intendente, Miguel Insiarte, a quien en su época se apodó como 'el dictador de Chacabuco', compartió 'el común privilegio de haber calado muy hondo en la sensibilidad de su pueblo'. Así como a Insiarte le decían dictador, a Rodríguez lo llamaban Kaiser, lo cual en alemán significa emperador.  

La asunción de Acacio como jefe comunal se produjo el 1º de enero de 1915, durante los duros tiempos de la Primera Guerra Mundial. La Municipalidad que encontró se hallaba en una verdadera emergencia económica y con las finanzas en bancarrota. A eso se le sumó que se encontró con una dura oposición, la cual tenía mayoría en el Concejo Deliberante. Tampoco estaban a su favor el Juzgado de Paz, la Policía ni los organismos provinciales.

Si bien en sus inicios contó con las simpatías de sectores del radicalismo, a poco de andar quedó solo, por lo que decidió armar un nuevo partido, al que llamó Unión Vecinal.

Durante el mandato de Rodríguez como intendente un grupo de afiliados al Partido Conservador cometió una brutal agresión contra el director del periódico Chacabuco, Gabriel De Nigris, un ferviente militante radical, a quien arrastraron por las calles desde los talleres del bisemanario hasta la plaza San Martín, donde lo arrojaron dándolo por muerto. Días después, desde las páginas de su medio, De Nigris acusó al intendente de haberse solidarizado con tan repudiable ataque.

Durante su mandato al frente de la Comuna, Rodríguez también tuvo problemas con un escribano, llamado Eduardo Ramos, al que denunció por amenazas a mano armada. El caso llegó al Juzgado de Paz, desde el que se condenó al denunciado a pagar 10 pesos moneda nacional por el delito de desorden y portación de arma.

En su semblanza de Acacio el profesor Melli también comenta una anécdota ocurrida en un campo que Rodríguez tenía en el Cuartel I, donde le mataron a puñaladas un guanaco algo agresivo que tenía como mascota. Este hecho también motivó una investigación judicial, pero el hecho no pudo ser esclarecido.

En el año en que Rodríguez fue intendente se celebraron en Chacabuco los festejos por el Bicentenario de la Patria, los cuales se hicieron coincidir con el cincuentenario de la fundación del pueblo. En esos días, el intendente envió una nota al gobernador Marcelino Ugarte para invitarlo a la celebración. De paso, le solicitó apoyo económico para la organización de los actos y que intercediera para que la Legislatura declarase a Chacabuco como ciudad. Al menos esto último fue conseguido, porque en una sesión realizada a mediados de 1916 la Cámara de Diputados bonaerense aprobó una ley que elevaba al pueblo de Chacabuco a la categoría de ciudad.  

En noviembre de 1916, cuando el mandato del intendente se acercaba a su final, hubo elecciones para renovar el Concejo Deliberante, que en esos tiempos era quien designaba entre sus integrantes a los jefes comunales. En esos comicios se estrenó la Unión Vecinal, que logró colocar como concejales al propio Rodríguez y a José Vidaurre. El apoyo popular recibido no le alcanzó a Acacio para continuar al frente del Municipio. Aún así, las crónicas de la época señalan la resistencia que opuso antes de entregar el mandato a su sucesor, que fue el conservador Cirilo Sangiani.

En 1918, estando Rodríguez fuera de la Intendencia, se inició una investigación por presuntas irregularidades ocurridas en inversiones realizadas durante su administración. Las conclusiones a las que se llegó le fueron favorables, pues se comprobó que, lejos de haber distraído fondos públicos, durante 1916 el exjefe comunal había adelantado fondos de su propio peculio para afrontar el pago de créditos, sueldos y gastos urgentes del Municipio. Por ello, en 1921 la Justicia condenó a la Municipalidad a pagar esa suma, más intereses y costas del juicio.

Acacio Rodríguez falleció el 7 de marzo de 1930.

 

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