FOMO: el miedo moderno a quedarnos afuera

Por Mariano Rato
¿Alguna vez sentiste que todos la están pasando mejor que vos? ¿Que mientras estás en casa, otros están viviendo experiencias únicas que vos te estás perdiendo? Esa sensación tiene nombre: FOMO, un término que viene del inglés y significa 'Fear Of Missing Out', o en castellano, 'miedo a quedarse afuera'.
Aunque parezca algo menor, el FOMO no es solo una incomodidad pasajera. Se trata de una forma de ansiedad que aparece cuando sentimos que no estamos en el lugar indicado, que podríamos estar haciendo algo más emocionante, más valioso o socialmente más reconocido. Y en un mundo donde las redes sociales nos muestran todo el tiempo lo bien que otros la están pasando, esta sensación puede intensificarse.
Las publicaciones en Instagram, las historias de WhatsApp o los videos de TikTok muestran una versión recortada —y muchas veces exagerada— de la vida de los demás. Siempre hay alguien de viaje, en una fiesta, en pareja o logrando algún objetivo. Y al compararnos con eso, es fácil sentir que nuestra vida no está a la altura. Lo que no se ve, claro, son las dudas, los silencios, los fracasos ni el detrás de escena. Pero eso no impide que nuestro cerebro se active y nos empiece a pasar factura: '¿Y vos qué estás haciendo con tu vida?'
Según investigaciones recientes, el FOMO no solo se trata de perderse un evento. Detrás hay una sensación de pérdida constante y una conducta compulsiva: la necesidad de estar conectados todo el tiempo para no quedar afuera. Este fenómeno impacta más en personas sensibles al rechazo o inseguras de su lugar en los grupos. Y se intensifica cuando se trata de eventos con alto valor social (como fiestas, salidas o encuentros con amigos cercanos).
Además, estudios internacionales señalan que el FOMO está relacionado con síntomas como insomnio, baja autoestima, estados de ánimo decaídos e incluso malos hábitos alimentarios. También se ha visto que afecta más a adolescentes y jóvenes, especialmente mujeres, por su mayor exposición a las redes y la presión de estar siempre 'al día'.
Ahora bien, ¿cómo se puede enfrentar este malestar tan propio de estos tiempos?
Una de las claves es trabajar en la autovaloración. Reconocer lo que somos y lo que hacemos sin necesidad de buscar validación en los demás. Aprender a valorar nuestras decisiones, aunque no se vean tan espectaculares como una foto de viaje. Otra herramienta importante es practicar la gratitud: tomarse un momento al final del día para registrar tres cosas por las que estemos agradecidos puede cambiar el foco de atención y mejorar el bienestar.
Y, por supuesto, está la opción de hacer un 'detox digital': pausar por momentos el uso de redes, establecer horarios sin pantalla o simplemente evitar entrar a ciertas aplicaciones cuando sabemos que no nos hacen bien. La idea no es demonizar la tecnología, sino usarla con conciencia.
También puede ayudar preguntarse, antes de decir que sí a todo: '¿Quiero realmente estar ahí, o solo tengo miedo de quedarme afuera?' Esta pequeña reflexión puede ser poderosa.
En definitiva, el FOMO no es solo una moda, sino una expresión de cómo nos afecta estar sobreestimulados y permanentemente expuestos a las vidas ajenas. Por eso, a veces, el mayor acto de bienestar es permitirnos desconectar un rato, perdernos algunas cosas y reconectar con lo que realmente nos hace bien.
facebook/instagram/youtube/spotify: marianoratopsicologo
Relacionadas
