Historias francesas en Chacabuco

La Sociedad Francesa de Chacabuco mantiene desde hace décadas la tradición de celebrar, cada 14 de julio, el aniversario de la Revolución Francesa, considerada como un hito en la historia de la humanidad. Pero esto no siempre fue así. Por el contrario, hubo un tiempo, allá por finales del siglo 19, cuando la fecha de conmemoración de La Toma de la Bastilla pasaba casi inadvertida, lo que generaba polémicas y críticas.
Cuenta el profesor Oscar Melli que en los años posteriores a la fundación del pueblo Guardia Nacional el aniversario de la Revolución Francesa 'concitaba fervorosa adhesión' y era motivo de actos en los que había 'encendidas arengas' y 'elocuentes discursos' en los que se hablaba de 'cadenas rotas y tiranías abatidas', así como 'del imperio de la santa trilogía Libertad, Igualdad y Fraternidad'. Dichas palabras 'conmovían hasta las lágrimas al auditorio'.
Pero en los años finales de ese siglo una 'progresiva indiferencia' fue ganando terreno ante la llegada de esa fecha. Esta situación no pasó inadvertida para el medio de prensa local de ese entonces, el periódico El Mentor, que en su edición del 17 de julio de 1898 manifestaba su sorpresa ante el hecho de que la colonia francesa del pueblo, a la que se consideraba 'la más rica', aunque 'poco numerosa', había pasado por alto tan importante fecha cuando en localidades vecinas más pequeñas, como Salto, se realizaban 'festivales espléndidos'.
El artículo no se quedaba allí en sus críticas y hasta cuestionaba un hecho que hoy podría parecer menor: mientras ese 14 de julio en el frente de la sede del periódico se había puesto una bandera a las siete y media de la mañana, en la Secretaría de la Sociedad Francesa la habían colocado recién una hora después. 'No sabemos a qué atribuir ese retraimiento injustificable', concluía la nota.
A pesar de los cuestionamientos, un año después sucedió lo mismo. En su edición del 16 de julio de 1899, el periódico publicó una carta enviada por don Arturo Broussain, francés y hombre de pluma, que dedicaba unas palabras a su 'querida y amada patria, Francia, en el fausto aniversario de su gloria'. Acompañaba esas reflexiones un pequeño suelto del director de El Mentor, Francisco Olidén, en el que se señalaba que 'el 14 del corriente la colonia francesa no ha festejado (como se va haciendo costumbre) el aniversario glorioso de dicha nación'.
Más allá de que durante algunos años no hubiera actos conmemorativos, las ideas de la Revolución Francesa, como el anticlericalismo, habían calado hondo en algunos inmigrantes de ese país que vivían en el pueblo Guardia Nacional. Muestra de ello fue una denuncia realizada en octubre de 1876 por el vicario de la iglesia San Isidro Labrador, Jacinto Márquez, quien dijo haber sido objeto de todo tipo de insultos por parte de un hojalatero francés, llamado Amadeo Pichot, que vivía en la calle Real, actual avenida Alsina.
Como pasaba con los miembros de otras colectividades, los franceses residentes en Chacabuco vivían pendientes de lo que sucedía en su país. Por ello, en los días posteriores al 24 de junio de 1894 fue recibida con hondo pesar en estas tierras la noticia del asesinato del presidente francés, Sadi Carnot. El luctuoso hecho motivó un funeral oficiado el 3 de julio en la iglesia San Isidro. A la ceremonia asistieron especialmente invitados autoridades municipales y representantes de asociaciones de extranjeros, así como la mayoría de los residentes franceses en Chacabuco, que en ese tiempo eran unos 500, y numeroso público.
A lo largo de los años también hubo actos de apoyo económico hacia Francia por parte de quienes vivían en el joven pueblo. Un caso se dio en noviembre de 1918, cuando el agente consular de ese país en Chacabuco, Luis Cernú, apeló al sentimiento patriótico de sus connacionales, que en ese entonces eran menos de 300, para impulsarlos a suscribir un empréstito en apoyo a la reconstrucción de la nación tras la Primera Guerra Mundial.
Un movimiento de solidaridad similar se había dado en 1875, cuando zonas ricas y pobladas del territorio francés fueron devastadas por grandes inundaciones. La catástrofe movilizó a los franceses afincados en países y ciudades de ultramar. En el caso del pueblo Guardia Nacional, fue constituida una comisión de socorro integrada por Mathieu (Mateo) Barón, el barbero Romary Constant Jean Georges, Jean Cazeneuve y Noel Laborde. La comisión realizó una colecta de fondos a la que aportaron, entre otros, Jean Dalberny, Luis Toiz, Juan Echegaray, Pierre Matet, Julio Diehl, Juan Mindourry, Pedro Cazes, Pedro Bordenave, Esteban Tournier y Francisco Ceuninck.
Muchos de los franceses que habitaron Chacabuco en sus primeras décadas retornarían luego a su país natal, tironeados por la nostalgia y decepcionados por no haber encontrado aquí la tierra prometida de la que algunos hablaban.
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