Viernes . 30 Mayo . 2025

Escucha en Vivo:

La familia que cambió el Conurbano por la tranquilidad de Castilla

12/10/2024
La familia que cambió el Conurbano por la tranquilidad de Castilla

 

A comienzos de marzo de 2020 el mundo se batía en lucha contra un enemigo del que a esa altura se conocía poco: el covid-19. En ese entonces, los esposos Natalia Schmidt y Nicolás Luna y su hija de 3 años conformaban una familia que no se diferenciaba mucho de otras centenares de miles que residían en el conurbano bonaerense. En su caso, lo único distinto era que tiempo antes habían adquirido una propiedad en Castilla, una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, situada en el partido de Chacabuco.

Natalia y Nicolás, que llevaban juntos una década, venían soñando con irse del Gran Buenos Aires desde hacía mucho. De hecho, frecuentemente salían los fines de semana, en su auto, en busca de algún destino cercano del interior bonaerense. En principio, los cautivó Gouin, el pueblo del partido de Carmen de Areco en el que anualmente se realiza la Fiesta del Pastel. Así fue que un día se acercaron a una inmobiliaria de Carmen para preguntar si había algún terreno en venta en esa localidad. Si bien en ese momento no había lotes disponibles, les ofrecieron a cambio un predio, a muy buen precio, situado en uno de los bordes del pueblo de Castilla. Cuando lo fueron a conocer, quedaron encantados. 'Castilla nos pareció nuestro lugar en el mundo. Había mucha paz en este pueblo. Un silencio que nos cautivó', contaron en una nota publicada en Infobae.

La propiedad que les habían ofrecido era un terreno de 2,7 hectáreas que estaba abandonado desde hacía 35 años, en cuyo interior estaba el edificio abandonado de lo que había sido una capilla, además de un cartel que decía 'Jesús te salvará'.

Así, concretaron la compra del lote en cuotas y durante los meses siguientes viajaban a Castilla los fines de semana para poner el terreno en condiciones. A todo esto, transcurría el año 2019.

'Viajábamos todas las semanas para limpiar los matorrales abandonados. Dejábamos el auto en el centro y nos poníamos bolsas en los pies para caminar por el barro. Los vecinos me decían 'el loco del hacha', porque la usaba para sacar todos los yuyos y las ramas caídas', contó Nicolás.

Durante esa primera etapa, dormían en la capilla abandonada, donde no tenían luz, ni agua potable, solamente un baño que fueron recuperando de a poco. En un principio, su presencia causó sorpresa entre los habitantes de Castilla, que los veían por la noche alumbrándose con la luz de una vela. 'Algunos se asustaban, pero enseguida se acordaban de la pareja de porteños que se querían venir a vivir a la localidad', relató el matrimonio, y agregó que cuando los vecinos vieron que eran 'laburantes', enseguida los aceptaron.

Así fue creciendo el sueño de Natalia y Nicolás de instalarse definitivamente en la localidad, para poner en marcha un emprendimiento turístico que incluyera camping y cabañas. Faltaba definir cuándo dar ese paso, y la llegada de la pandemia de covid-19 a la Argentina los ayudó a decidirse. Ellos cuentan que resolvieron dar ese paso una tarde de comienzos de aquel marzo de 2020, cuando se encontraban tomando mate con bizcochos en su pequeño departamento de Villa Ballester. En ese entonces, ya se hablaba de que en pocos días el país entraría en cuarentena.

Ese día, la pareja se miró a los ojos y a coro dijeron o pensaron: 'Es ahora, lo tenemos que hacer este fin de semana'.

Así, el fin de semana antes de que el gobierno nacional decrete la cuarentena, la pareja se subió al auto y recorrió los 178 kilómetros que los separaban de su nueva vida. El viaje no estuvo exento de dudas, porque una cosa era ir a Castilla los fines de semana y otra instalarse en forma permanente y tener que ganarse el sustento en la localidad. Además de que ambos dejaban sus trabajos, también pensaban en cómo sería el cambio para su pequeña hija.

El comienzo del período de aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) los encontró instalados en la capilla y con una reserva de dinero que les alcanzaba sólo para mantenerse durante los dos meses siguientes. El artículo de Infobae cuenta que, cada noche, la pareja se acostaba pensando en alternativas para sobrevivir a la nueva vida. Y agrega: 'Una tarde vieron a su hija que se sentaba en un tronco al costado de la capilla. Peinada con dos trenzas, la nena miraba el atardecer en silencio, hipnotizada por ese plato naranja que se escondía tras una arboleda lejana. 'Ahí entendimos todo. Le vimos la cara extasiada frente a ese espectáculo de la naturaleza y dijimos: no hay nada que nos pueda sacar de este lugar, la vamos a pelear'', relató Nicolás.

Así fue: poco después, Natalia, que es docente y había renunciado a un colegio en Ballester, comenzó a dar clases de inglés a chicos de Castilla. Por su parte, Nicolás, que era electricista, empezó a tener los primeros trabajos en casas de la localidad. Eso no fue todo, con mucho tiempo libre, Luna diseñó un leñero para las casas del pueblo. Lo fabricó con hierros que encontró dentro de la capilla y empezó a venderlos, por Mercado Libre, más allá de la localidad. 'Tuve mucho éxito con eso – recordó-. Los llevaba hasta Areco, a menos de 30 kilómetros, para que lo distribuyan'.

Cuando la pandemia y la cuarentena comenzaron a aflojar se puso en marcha el emprendimiento turístico, que casi desde el comienzo tuvo muy buena repercusión, sobre todo entre grupos de cicloturistas que los fines de semana hacían un alto en el camino y acampaban en el predio. Hoy Castilla es conocida por muchos viajeros porque allí se encuentra la Casa de Campo La Capilla. Además, en este tiempo el hogar de los esposos Schmidt-Luna vivió la dicha de la llegada de una segunda hija, la cual, como su hermana mayor, también disfruta de los atardeceres naranjas en los que el sol parece posarse sobre la llanura pampeana.

 

feature-top