La magia del orden y su impacto en nuestra salud mental

(*)Por Mariano Rato
Marie Kondo, autora del libro La magia del orden y protagonista de un reality en Netflix, se hizo famosa por su propuesta radical: tirar todo lo que no nos genera felicidad. Su método no consiste en organizar o almacenar mejor, sino en deshacerse de aquello que no tiene un valor real en nuestras vidas. Kondo desafía la tendencia de acumular, recordándonos que cuanto más poseemos, más difícil es sentirnos libres y en control de nuestro entorno.
Tirar no es un simple acto de liberación física, sino una profunda reflexión sobre lo que verdaderamente importa. Kondo nos invita a cuestionar cada objeto en nuestro hogar: ¿Esto me hace feliz? Si la respuesta es no, entonces sugiere que debemos deshacernos de él. Este enfoque va más allá del orden superficial. Nos obliga a enfrentarnos a la acumulación de objetos que, sin darnos cuenta, están afectando nuestra energía, nuestras emociones, y en última instancia, nuestra salud mental.
Una vez que entendemos este principio, el paralelismo con nuestra vida emocional se vuelve evidente. Así como convivimos con objetos que no nos aportan, también cargamos con relaciones, hábitos o situaciones que no nos hacen bien. El desorden en nuestro entorno físico refleja un desorden emocional. Los objetos que nos rodean pueden ser una constante fuente de estrés o incomodidad, porque representan aquello que nos cuesta dejar ir. De la misma manera, el apego a relaciones tóxicas, adicciones o viejos hábitos nos impide avanzar y genera una especie de caos interno.
Tirar todo aquello que ya no necesitamos no es solo un acto físico, es un acto emocional que nos confronta con el pasado y con nuestras propias resistencias al cambio. Desprendernos de lo que no nos aporta nos libera y nos permite avanzar hacia una vida más equilibrada y satisfactoria.
Kondo plantea que este proceso debe ser drástico, un cambio decisivo y no gradual. A menudo nos sentimos más cómodos con cambios progresivos porque nos permiten conservar un sentido de control, pero lo cierto es que muchas veces esto solo dilata el proceso. Hacer pequeños ajustes puede ser útil en algunos casos, pero en otros, especialmente cuando hay una acumulación de cosas, personas o hábitos dañinos, es necesario un cambio abrupto para liberarnos de una vez por todas.
Este cambio drástico, aunque incómodo al principio, tiene un efecto inmediato. Al soltar lo innecesario, tanto en el plano físico como emocional, comenzamos a experimentar una sensación de alivio y claridad. Kondo sostiene que cuando ordenamos y limpiamos nuestro espacio, también estamos ordenando nuestra mente. Y es verdad: al liberar espacio físico, también despejamos nuestra mente de preocupaciones y tensiones, y nos volvemos más conscientes de nuestras prioridades.
Por otro lado, la idea de que el cambio debe ser gradual es una estrategia que puede funcionar en determinadas situaciones, pero también puede convertirse en una excusa para posponer decisiones importantes. En la vida, a veces los cambios progresivos no producen el impacto necesario para romper con hábitos o dinámicas que nos perjudican. En este sentido, Kondo aboga por tomar decisiones difíciles de forma tajante: soltar de una vez aquello que ya no necesitamos, y abrir espacio para nuevas oportunidades.
La relación que Marie Kondo establece entre el entorno y el bienestar emocional es clara. Nuestro desorden exterior refleja el desorden interior. Un espacio caótico no solo afecta nuestra productividad, sino también nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de tomar decisiones. De hecho, muchas personas que luchan con el consumo problemático de sustancias encuentran en el acto de ordenar una manera de calmar sus ansiedades. El simple hecho de organizar lo que nos rodea puede traer una sensación de control y equilibrio que necesitamos en momentos de incertidumbre.
La propuesta de Kondo no es simplemente una invitación a tener una casa más bonita o funcional, sino una verdadera herramienta de autoconocimiento. Al ordenar nuestros espacios, también ordenamos nuestra vida. Tirar lo que no sirve, tanto en el plano material como en el emocional, es el primer paso hacia una vida más plena, libre de cargas innecesarias.
El acto de limpiar, de desprendernos del caos que nos rodea, nos permite ver las cosas con mayor claridad. Y en ese momento, cuando las prioridades se alinean, comenzamos a construir una vida más consciente y orientada hacia el bienestar. A veces, el cambio gradual no es suficiente. A veces, lo que necesitamos es un cambio drástico, que nos permita dar ese salto definitivo hacia una mejor versión de nosotros mismos.
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