La noche sin tí

Cambió la noche: los hábitos, las frecuencias de las salidas, los horarios. Los ingresos de las familias son un factor clave. En la última década y sobre todo después de la pandemia, los jóvenes de la ciudad dejaron de ir al boliche con regularidad y se juntan en espacios privados donde pueden reducir los gastos. Opinan los jóvenes protagonistas, Osvaldo Toniolo, un emprendedor con más de veinte años de experiencia en el negocio de la nocturnidad y Fernando Lescano, psicólogo y concejal, que aporta una mirada global de la temática.
Por Martina Dentella
Emilia empezó a salir a los quince años, cuando ya todas sus amigas habían cumplido esa gloriosa década y media, por una especie de solidaridad y camaradería. Hoy, con diecisiete, sale poco. Cuenta que se gasta, en promedio, veinte mil pesos para comprar algo para tomar, aunque muchas veces comparten la bebida entre amigos, a lo que hay que sumar el costo de la entrada al boliche -los días que abre- que cuesta 7 mil anticipada y 10 mil en la puerta. 'Como está muy cara la entrada casi siempre hay más jodas en casas o fiestas privadas', asegura. En general, junto con sus amigas suelen volver alrededor de las cinco de la mañana, y siempre acompañadas. La cuestión de la seguridad, siempre es distinta para las mujeres, dice.
Sobre las formas de socialización, percibe que en Chacabuco "todos nos conocemos', y que las interacciones a menudo comienzan en persona y luego se profundizan a través de las redes sociales. Aunque también se da el caso inverso.
Santiago tiene diecisiete años y sale desde los catorce, aunque con mayor frecuencia a partir de los dieciséis. Actualmente, la frecuencia de sus salidas disminuyó a "uno de cada tres fines de semana". Las previas, cuenta, suelen hacerse en una quinta, donde cada uno lleva su propio alcohol. Desde allí, los grupos se van al boliche caminando o en auto. En su caso, siempre se siente seguro, ya que suele manejarse en grupos de amigos. Y el regreso a casa, generalmente acompañado, ocurre entre las 5 y las 6 de la mañana. En relación al consumo, señaló que el alcohol está "muy normalizado" entre la gente de su edad, mientras que el uso de otras drogas recreativas 'no es algo que se vea comúnmente'.
Eugenia tiene dieciséis, aunque todavía no empezó a salir porque siente que todavía no tiene la edad o no le llama mucho la atención. Para conocer gente, considera clave que primero se pueda hacer una conexión virtual, para luego conocerse cara a cara. Y sobre el uso de drogas recreativas en personas de su edad, dice que 'compañeros de la escuela toman drogas', y ahí es cuando el vínculo entre jóvenes 'se empieza a complicar'.
'Últimamente los chicos ya ni salen'
Para Osvaldo Toniolo, un emprendedor con más de veinte años de experiencia en la nocturnidad, los hábitos de los chicos y chicas cambiaron por una cuestión económica. 'Si te ponés a pensar, más de 10 años atrás ibas a un bar antes de ir al boliche, y había varios', dice e insiste, en que la capacidad adquisitiva de las familias hizo que las preferencias de los chicos cambien. 'Todo el mundo prefería ir a un bar, a comer una pizza, tomar un trago, y después salir, pero hoy es imposible'.
Hoy, cuenta, la tendencia es que los chicos se juntan, compran bebida, hacen una previa, y después salen. 'Y últimamente creo que los chicos ya ni salen, pero insisto que no es por el tema de que no quieran, sino que la parte económica influye plenamente'.
"La cuenta que saco es que una persona normal gana entre un millón y un millón y medio, y si vos tenés dos pibes y tenés que darle, para salir, mínimo 30, 40 mil pesos al mes, no llegás, no comés", concluye.
Para Toniolo, la seguridad es un tema central en este negocio y no solamente la seguridad de las personas, sino también la antisiniestral: puertas de emergencia, matafuegos, entre otras. 'Uno adentro del lugar se hace cargo y también afuera, si hubiese, por ejemplo, un inconveniente con dos personas, una sale afuera y la otra se queda adentro y lo hacemos evitar riesgos', dice y asegura que 'te pueden pasar cosas, pero hay que ser exigentes en eso'.
Como padre, Osvaldo Toniolo tiene una visión sobre la juventud actual, los ve 'mucho más tranquilos". En ese sentido, destaca una disminución en el consumo de drogas y la emergencia de "una camada de pibes deportistas" en los últimos dos años.
"Se lo he dicho a muchos padres que festejan el cumpleaños del 18 acá o que vienen a la fiesta, hay una camada grande de chicos que optan por el deporte, por divertirse, la verdad que a mí como papá me pone contento, después obvio que hay de todo, pero veo ese aire fresco en un montón de chicos que está bárbaro", expresa.
Para lograr una mayor rentabilidad, el negocio se ha "reinventado". La estrategia clave ha sido fusionar la confitería bailable con el servicio de comida. Este formato se aplica en eventos como las fiestas "retro", entre otros.
'Necesitamos que los jóvenes confíen siempre en los adultos cercanos sin temor a ser reprendidos'
Por su triple rol de psicólogo, concejal y padre de adolescentes Fernando Lescano aporta una mirada global de la temática. Para Lescano, 'es fundamental comprender la adolescencia no desde una perspectiva de carencia, sino como una etapa de respuesta a los cambios que experimentan los jóvenes'. 'Los ajustes corporales, la sexualidad y las identificaciones infantiles demandan nuevas formas de relacionarse con el entorno', dice.
Las salidas nocturnas emergen entonces, como "escenarios inéditos" donde los adolescentes 'exploran fantasías y deseos vinculados a nuevas libertades, pero también enfrentan miedos' y estas experiencias pueden constituirse positivamente como un "puente" o ritual hacia la vida adulta.
-¿Cuáles son los principales desafíos que observás en la nocturnidad adolescente?
-Es una época que tiene un 'guión ficcional' para todos los sujetos sin límites de edad, pero que juega su partida particular en los adolescentes, que hay que ser divertido y exitoso. Un ideal que puede generar una autoexigencia que nos puede poner en riesgo. Que cuando se conjuga con el consumo, aparece el empuje a la satisfacción plena y continúa.
Lescano también observa cambios significativos en la nocturnidad en los últimos años y se cuestiona la dinámica en la que "la nocturnidad es manejada por los propios jóvenes sin la regulación de adultos", advirtiendo que, si bien no garantiza nada, la presencia adulta es necesaria para "atemperar consumos y preservar la integridad".
La omnipresencia de los teléfonos celulares también ha alterado las dinámicas. Aunque ofrecen la posibilidad de contactar a familiares en caso de necesidad, a veces se convierten en un "objeto de control omnipresente" por parte de los padres.
Por otra parte, anteriormente, las salidas de fin de semana eran casi obligatorias para buscar encuentros amorosos, con la interacción física como eje central. Hoy, el ámbito virtual ha transformado esos espacios, y "las aplicaciones favorecen el conocerse y luego encontrarse". Esta facilidad de conexión virtual es una de las razones por las que "muchos jóvenes no concurren asiduamente a lugares de nocturnidad como antaño".
-Como padre, ¿estás tranquilo cuando tus hijos salen?
-Todo padre siente preocupación y está bien que así sea. Lo importante es no creer que un hijo adolescente es peligroso o está en peligro. Cada uno de nosotros paso por esa franja etaria, sabemos lo importante que es el disfrute de estar con pares. Acompañarlos, poder identificar algunos peligros pero no inculcar miedos propios se vuelve muy necesario.
En su rol de concejal, sostiene que tanto los "lugares privados públicos (boliches, pub, bailes, etc) o en lugares como casas o quintas" deben cumplir con "las normas de seguridad, convivencia y regulación por parte de adultos". Esto sugiere la necesidad de supervisión y normativas en todos los ámbitos donde se desarrollen actividades nocturnas juveniles.
Por último, advierte que las experiencias propias y las sugerencias pueden ser "extemporáneas o insuficientes", y destaca la importancia de transmitir a los jóvenes "la diferencia entre la exigencia de diversión sin límites y el placer", además de la "responsabilidad de los actos" y la práctica de "salidas en grupo". Subraya la necesidad de que los jóvenes "confíen siempre en los adultos cercanos sin temor a ser reprendidos, ante situaciones de peligro por comportamientos desmedidos" y remarca la importancia de trabajar para que los jóvenes cambien su percepción de la policía y las instituciones de salud, considerándolas como recursos accesibles en momentos de necesidad.
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