Lluvias y más lluvias
Si hasta hace poco tiempo atrás, nuestros productores miraban al cielo e invocaban a San Isidro Labrador para pedir un poco de agua que frenara la sequía, en estos últimos meses los rituales han cambiado de manera drástica. Las lluvias registradas este jueves y viernes son la última muestra de una dinámica climática extrema que tiene a Chacabuco y a la región en vilo. La Agencia de Extensión Rural (AER) del INTA puso los números sobre la mesa, y el panorama es desconcertante. Durante las últimas tres campañas agrícolas (2022, 2023 y 2024), vivimos bajo una severa restricción hídrica. Los 1028 mm anuales que marcan el promedio histórico (1993-2024) se vieron reducidos de forma dramática: 622 mm en 2022, 639 mm en 2023 y 877 mm en 2024. Pero el clima, como si obedeciera a un guión dramático, cambió de forma abrupta. A partir del 14 de febrero de este año, la llave de las precipitaciones se abrió y no ha cesado. La magnitud del vuelco es impactante. El informe del INTA, con datos hasta el 3 de noviembre, revela que el acumulado parcial de lluvias para este año es de 1454 mm. Una cifra que, sumando las precipitaciones de estos últimos días, pulveriza el promedio anual histórico. Hemos pasado del "estrés hídrico" crónico a un repentino exceso hídrico. Como bien señala el informe, la magnitud de las precipitaciones supera la contención del suelo. Pero los pronósticos indican que en las próximas semanas llegará el fenómeno de La Niña, con altas temperaturas y poca lluvia. Debemos comprender que el cambio climático es una realidad y que ha llegado para quedarse.
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