Los italianos de Rawson también tuvieron su institución

Tal como ocurrió en muchas localidades de campaña bonaerenses, Rawson tuvo entre sus primeros habitantes a hombres y mujeres llegados desde Italia. Y también ese pueblo tuvo una Sociedad Italiana, la cual fue fundada el 7 de agosto de 1910 y tuvo como nombre original Sociedad de Socorros Mutuos Unión y Benevolenza.
La institución tuvo en sus comienzos una comisión directiva provisoria que era presidida por Domingo Filacchione, a quien acompañaban, entre otros, Rizzieri Cortellini (vicepresidente), Andrés Sangiani (secretario) y Antonio Montesano (tesorero).
La Sociedad tenía como objetivo ayudar a los ciudadanos italianos en caso de enfermedad o desempleo. Para ello, desde el primer día se decidió constituir un fondo social a través de lo que se recaudaba por las cuotas que abonaban los socios, donaciones e ingresos originados en el alquiler del inmueble de la entidad o de las fiestas que se organizaban periódicamente.
Una publicación titulada 'Rawson, una mirada', editada en 1999, señala que las condiciones que debían cumplir los socios eran haber nacido en Italia o ser hijo de italianos, tener más de 15 años y menos de 50, estar sanos físicamente, tener una 'perfecta conducta moral', no haber ejercido 'profesiones ilícitas' y 'no estar enviciado con ocio o embriaguez'.
El socio enfermo tenía derecho a recibir asistencia médica y remedios, y si se encontraba sin empleo por causas justificadas recibía un subsidio. La institución también se hacía cargo del ataúd, el 'cortejo de duelo', el permiso de inhumación, los gastos de velatorio y el lugar en el panteón en los casos de fallecimientos de socios.
Un acontecimiento de gran trascendencia en la vida de la Sociedad fue la inauguración de su sede social propia, que se realizó el 30 de diciembre de 1916, durante una jornada en la que hubo un variado programa de festejos. Cuenta el profesor Oscar Melli que el edificio 'fue convenientemente ampliado en 1921, anexándole nuevas dependencias, con lo cual pudieron brindarse más comodidades a los asociados'.
Por un largo período de tiempo, en el local de la institución se realizaron bailes populares y romerías organizadas por la propia Sociedad. Además, en muchas ocasiones el inmueble era alquilado a otras entidades. En 1922 se adquirió un amplio terreno ubicado frente a la sede, con acceso a dos de las calles principales de Rawson. En ese predio funcionó el Prado Italiano, que fue escenario de numerosos festejos populares y patrióticos.
Con el avance de los tiempos, en la localidad surgió la necesidad de contar con una sala de cinematografía. Ante esto, la Sociedad Italiana le alquiló sus instalaciones a un empresario llamado José Sammariva, que también contaba con una sala de cine en Salto Argentino. El empresario mantuvo la sala de Rawson hasta 1942, cuando se hizo cargo del cinematógrafo un vecino de la localidad, Rafael Montesano.
Durante 1960 el cine permaneció cerrado todo el año, y en 1961 se inauguró un nuevo sistema de cinemascope que fue toda una sensación en el pueblo, ya que lo ponía en términos tecnológicos a la altura de otras localidades de la región, como Chivilcoy, Chacabuco y Carmen de Areco.
A partir de allí, y durante muchos años, el cine de la Sociedad Italiana tuvo funciones varios días por semana: los martes se exhibían películas de acción o serie, los jueves cine argentino y los sábados, domingos y feriados estrenos nacionales y extranjeros. La sala permaneció abierta hasta fines de 1982, cuando, a raíz de una reducción en la cantidad de espectadores que ya venía de años anteriores, se vio obligada a cerrar sus puertas.
Relacionadas
