Querida vieja, la guerra más sangrienta y la batalla de Curupaytí

Por Martina Dentella
El 22 de septiembre se cumplieron 158 años de la batalla de Curupaytí, el mayor triunfo de Paraguay en la guerra de la Triple Alianza. Con mucha vergüenza confieso una ignorancia absoluta sobre los acontecimientos.
La editorial Omnívora acaba de publicar 'Querida Vieja', un libro que reúne la correspondencia entre Dominguito Fidel Sarmiento y su madre, Benita, durante la Guerra.
A medida que avanzaba en la lectura, consulté a amigos y conocidos por su nivel de conocimiento sobre el tema. Hubo quienes admitieron -con desconcierto- la misma ignorancia, quienes tiraron fechas al azar, quienes prometieron investigar, respuestas como: 'es la razón por la cual hay más mujeres en Paraguay que hombres, porque mataron a muchos' o 'una carnicería, a los niños de siete años los mandaban a la guerra'; quienes googlearon y quienes con terquedad asumieron el desafío del estudio.
La vergüenza -propia y ajena- radica en el desconocimiento de hechos icónicos e históricos íntimamente ligados con una 'refundación' nacional, una Argentina que se estaba transformando y que garantizó la hegemonía de Buenos Aires sobre las provincias interiores; por las muertes jóvenes, por las mujeres y los niños, por la masacre despiadada.
El intercambio epistolar que rescata el libro se inicia en junio de 1865, cuando el joven Dominguito de veintiún años se incorpora al Ejército Nacional y concluye en septiembre de 1866 con su trágica muerte en la batalla de Curupaytí.
Aunque los historiadores aseguran que Dominguito era hijo sanguíneo de Domingo Faustino Sarmiento, lo cierto es que su madre lo tuvo cuando aún convivía con su primer esposo, Domingo Castro. Tras la muerte de Castro, un hombre anciano, Benita se casó con Sarmiento, que lo adoptó en 1848, cuando tenía poco más de un año.
Las cartas, que permiten leer lo íntimo y privado de esta familia y el desarrollo del conflicto bélico, además dejan traslucir los pormenores de las cuestiones políticas y sociales del país.
Aunque la guerra tuvo fuertes resistencias en el interior del país para Mitre fue muy difícil reclutar, las filas del ejército argentino se llenaron de hijos de familias porteñas, algunos muy jóvenes. Los pronósticos de Mitre auguraban que el conflicto bélico se extendería unos pocos meses, pero duró cinco años.
Este enfrentamiento clave, es algo que los soldados esperarían durante mucho tiempo. En particular, Dominguito, que no ve la hora de batirse en duelo.
En el campo de batalla, que se había convertido en un pantano debido a una semana de intensas lluvias, quedaron desparramados diez mil muertos argentinos y brasileños. Las bajas paraguayas no superaron los cien soldados. Esta fue la derrota más grande que sufrió la Triple Alianza.
El jefe de compañía del 12° de infantería de línea, Dominguito, le escribió a su madre: "No sientas mi pérdida hasta el punto de sucumbir bajo la pesadumbre del dolor. Morir por su patria es vivir, es dar a nuestro nombre un brillo que nada borrará; nunca fue jamás más digna la mujer que cuando con estoica resignación envía a las batallas al hijo de sus entrañas. Las madres argentinas transmitirán a las generaciones el legado de la abnegación y del sacrificio (...)".
Pero en esas cartas hay mucho más. La descripción de la vida en campaña, los métodos medicinales de la época, los de comunicación, la indumentaria, las vicisitudes de los soldados, la alimentación, las condiciones climáticas, las relaciones interpersonales, la tergiversación de los hechos en Buenos Aires por parte de medios que aún hoy tienen vigencia, como el diario La Nación, y entre otras tantas, las diferencias de rango y clase.
Escribe Dominguito luego de una madrugada de travesía, marcha y peripecia: 'He visto en algunos diarios que el Ejército come muy bien, que todos los días recibe carne, y que los envíos llegan con puntualidad. ¡Solemne mentira! Los soldados pasan penurias lamentables y hasta tres días sin comer. El tabaco llega allá cuando Dios quiere, y el dinero nunca. A nosotros nos deben cuatro meses; y hay cuerpos que se les debe nueve meses, desde la primera.
Esta es la verdad. En el Ejército había y hay descontento sotto voce. El general lo ha conocido, y ha dado una prueba de miedo dando una orden general muy severa prohibiendo toda murmuración y conversación política. Tú verás cómo van a explotarla en Buenos Aires. Ya hablaremos más de esto. Adiós vieja, Domingo'.
Es un capítulo en la vida latinoamericana que necesita escalar jerárquicamente en los ámbitos educativos y diplomáticos para repensar la historia y no olvidar.
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