Se parece a una de terror

Por Martina Dentella
Casualidades. Hace un par de semanas, intentando aprovechar una promoción del Banco Provincia fui a un supermercado de mi barrio. Uno de cadena al que prefiero evitar. Tenía el 30% de descuento con Cuenta DNI. Ya en la caja, pregunto si tengo que escanear el código. Me dicen que sí, pero que necesitan mi documento. Había salido solo con el celular, entonces insisto en que nunca me lo habían pedido hasta el momento. Me dan como opción mostrar mi credencial virtual a través de la aplicación gubernamental Mi Argentina que no tenía. La bajé, pero no pude encontrar mi credencial y luego de diez minutos -aunque no había casi nadie en el lugar- me pidieron que dejara libre la caja. Me fui sin las cosas y con la promesa de no volver jamás.
Bien temprano por la mañana de hoy recibí una notificación de Mi Argentina, que sigue ahí. Antes que nada, la aplicación permite tener a mano de forma digital documentos importantes como el DNI, la licencia de conducir y otros certificados y además facilita la realización de trámites y gestiones con organismos públicos.
"Los sindicalistas no te dejan trabajar", era el título que llegó a millones de celulares de toda la Argentina y continuaba: 'Por medida de fuerza de los gremialistas Moyano y Biró para cuidar sus privilegios, este miércoles no habrá servicio de transporte. Si te obligan a parar llamá al 134". Además, se supo, el mismo texto también sonó por los altoparlantes de terminales de trenes.
Me pareció desquiciante, sobre todo viniendo de un Gobierno cuyo presidente, en uno de sus arranques de furia dijera que era 'el topo que venía a destruir el Estado desde adentro'.
'Es como estar infiltrado en las filas enemigas, la reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado y yo odio tanto al Estado que estoy dispuesto a soportar todo este tipo de mentiras, calumnias, injurias, tanto sobre mi persona como mis seres más queridos, que son mi hermana y mis perros y mis padres con tal de destruir al Estado', decía en ese entonces.
Hoy, usa los dispositivos estatales que toda la ciudadanía financia (con la nuestra) para criticar a un sector gremial.
Te estoy mirando
Sintetizando brutalmente, el panóptico de Bentham pensado por el filósofo y jurista Jeremy Bentham a finales del siglo XVIII, es un modelo arquitectónico diseñado para ejercer un control máximo de las cárceles. Un edificio circular con una torre central desde la cual un vigilante puede observar a todos los ocupantes de las celdas individuales que se encuentran alrededor.
Quienes hicimos el secundario, sabemos que Michel Foucault, el filósofo francés, tomó el concepto del panóptico y lo convirtió en una metáfora para analizar el ejercicio del poder en las sociedades actuales. Foucault insiste en que no es simplemente un edificio, sino un mecanismo de poder, un modelo de poder disciplinario, una forma de control que se ejerce a través de la vigilancia constante y la autodisciplina: en las escuelas y en casi todas las instituciones.
Desde un dispositivo, ayer Milei, el hombre que odia al Estado, utilizó los mecanismos estatales (una plataforma de gobierno) para enviar un mensaje político manifiesto a quienes tienen la aplicación descargada: es el Estado bajando línea política a millones de argentinos, desde un centro de poder absoluto como el de Bentham.
Películas, series y libros como "1984" de George Orwell, "Black Mirror", Black Mirror o El cuento de la Criada, mostraron otras perspectivas y siempre, siempre se parece a una de terro
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