Sergio Ranieri

Por Manuel Barrientos
Murió Sergio Ranieri.
Periodista y editor audaz y de olfato entrenado, de pluma precisa y afilada, combinaba los años de patear la calle y los potreros del conurbano con la erudición acerca del arte plástico del siglo XX, el cine o la literatura argentina.
De familia de ingresos apretados, fue un hijo de la educación pública, del Nacional de San Isidro y de las primeras camadas (creo que la primera) de la carrera de Ciencias de Comunicación de la UBA.
Fue parte fundamental de la mítica revista La Maga, allá en los noventa. Como recordó Pablo Marchetti, Sergio decía que "cultura es aquello que va de Theodor Adorno a Ramón Toribio Adorno" (ex futbolista de Huracán, Boca e Independiente, ayudante de campo de Pastoriza). En esos cruces culturales, también supo armar un dream team para escribir una biografía de Alberto Olmedo.
Pasó por la TV Pública de la mano de Rodolfo Hermida y luego recaló como jefe de redacción de la revista Debate. Ahí también mostró su agudeza para el sincretismo o la potencia de muchas tapas (recuerdo especialmente los mocasines que sinecdoquizaban a Néstor en la edición posterior a su muerte), su arte del titulado, su pionera utilización de los paratextos en la vinculación con las redes sociales (las bajadas tenían que tener menos de 140 caracteres para que calzaran en un tuit), su lectura de la política, su capacidad para liderar la anfibia sección cultural.
Dueño de un humor irónico, creó y lideró un proyecto trunco, "Jetones", un programa de televisión con marionetas, del que se grabaron varios capítulos y nunca salió a la luz. Por ahí anduvimos trabajando en los guiones junto a Hernán Ameijeiras, Pablo Marchetti. Pedro Rosemblat, Luis Rivera López, Walter Isaía y algunos más que no recuerdo. Sería un gran homenaje a Sergio que esos capítulos perdidos y olvidados circularan por las redes sociales.
La llegada de Twitter le partió la cabeza, supo leer rápido sus posibilidades y se transformó en uno de los primeros líderes de opinión de la red en la Argentina. Anduvo por la radio con Territorio Comanche con Daniel Tognetti y Eduardo Fabregat. En los últimos años se volcó a la comunicación política y la creación de contenidos para redes sociales.
Sabía quién era antes de conocerlo, cuando le robé a mi tío Tito su libro sobre Olmedo y después leyendo La Maga. Cuando gracias a Sergio Wolf llegué a Debate, yo combinaba mi candor de niño provinciano con mi arrogancia de alumno de la UBA. Sergio me fue guiando, me tiraba notas, me llevó a la redacción, me dio las primeras tapas. me promovió a editor. Mentor, siempre generoso, logró que el twitter del Espacio Memoria duplicara los seguidores en un día, dio una charla sobre redes sociales en la ex ESMA, empujó desde las sombras las cuentas de Alimentos Cooperativos.
Amaba los cafés de Palermo, los bodegones, la comida italiana. Hincha de Racing, amante del box, de Marechal y de Borges, de Tomás Maldonado, del café, del jazz, de Os Mutantes, de The Band, de Laughton y Melville, del cine policial argentino de Daniel Tinayre y Hugo Fregonese.
Era un tipo duro, áspero, calentón, siempre con sus anteojos negros protegiéndose del mundo, que alguna vez escribió este cuento nostálgico sobre el potrero: https://cerradopormelancolia.wordpress.com/.../apuntes.../
Estaba muy orgulloso de su hija Francisca y recomendaba esta nota de ella que hablaba sobre el vínculo entre ambos: https://revistaencuadra.com.ar/.../dos-navidades-una.../
Chau Sergio, gracias por tanto, te vamos a extrañar.
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