Un desafío

Cientos de emprendedores de alimentos exploran distintas opciones de supervivencia y hacen frente a una crisis fenomenal. Más allá de que en muchos casos el camino elegido es consecuencia de la expulsión o falta de demanda del mercado formal de trabajo, lo cierto es que no sólo dan la batalla, sino que en su mayoría son ejemplos de creatividad y calidad en sus productos. Esto habla de que hay potencialmente recursos humanos disponibles y que, por lo tanto, es un buen momento para explorar algunas alternativas que se pueden conjugar con la articulación del Estado. Desde hace muchos años se habla de la posibilidad de producir algunos alimentos básicos, tan básicos como la leche, la manteca y algún otro tipo de lácteos que otrora hacían nuestras abuelas y madres. No es un dato menor que el Aula Chacabuco de la Universidad Tecnológica Nacional dicta en nuestra ciudad la Tecnicatura en Alimentos, con lo cual estamos partiendo de una base de conocimientos que pueden poner en oferta mano de obra especializada..
Además, el área municipal de Bromatología cuenta con personal que tiene una larga trayectoria y conocimientos para aportar. Hay algunas experiencias. a tomar como modelo, que desde hace algunos años funcionan en Chacabuco con formato de cooperativa, muchas de ellas integradas por mujeres.
Actualmente se trabaja en la terminación del Centro Universitario, una obra que demanda una inversión cercana a los ciento cincuenta millones de pesos, de los cuales un veinte por ciento se destinó a la compra de la carpintería de aluminio, cuya producción, comercialización y administración está en manos de una de esas cooperativas. Es momento de desafíos, sin tiempo que perder.
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