Un voto

BREVES
Transcurrimos los primeros catorce meses del Gobierno Libertario de Javier Milei. Ya es más del veinticinco por ciento del tiempo de su mandato constitucional, en el que juega todas las posibilidades de poder tener un nuevo periodo. Sin dudas, tanto para los críticos como los adeptos que pueda tener el exótico programa puesto en marcha, nadie sabe exactamente para dónde va. Mientras el Jefe de Estado se ocupa de autodefinirlo como el 'mejor gobierno de la historia', los datos que surgen de la economía real no muestran nada de ese mundo imaginario. Con la excepción de la hiper bicicleta financiera, alentada por la colocación de pesos a plazo fijo con tasas de rentabilidad del 30 por ciento y apalancados en la certeza de que Toto Caputo les devolverá sus billetes verdes, o los negocios puntuales de Vaca Muerta, del que participa un selecto grupo de empresarios y un puñado de miles que aprovechan el derrame, todos los demás rubros de la producción y el comercio muestran signos de amesetamineto en el piso. Ya en clave electoral, la actual gestión nacional se resigna a poder mostrar algún resultado que vaya más allá de la asfixiada inflación y el control del dólar americano a través de la sangría de reservas. Ni siquiera las nuevas relaciones carnales con Estados Unidos, le traen vientos de alivio. Muy por el contrario, las drásticas medidas del gigante del norte golpean fuertemente en la exportación del acero y el aluminio nacional. Claramente, en este contexto, el proceso electoral que ya esta en marcha, volverá a pivotear sobre el manejo discrecional de fondos destinados a conchabar voluntades politcas (entre ellos mayoritariamente dirigentes amarillos y boinas blancas) que le permitan comprar otra vida. Para eso tienen que ganar, al menos, por un voto.
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