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'No sé si mi historia será interesante'

09/03/2025
 'No sé si mi historia será interesante'

Por Sonia Elisabeth Rubino 

 

Conocí a Aldo Garraza en el geriátrico "Nuestro hogar'.

No hace mucho tiempo lo veía llegar con una escalera y herramientas y pensé que era encargado de la parte eléctrica del lugar. Luego lo encontré haciendo lo mismo con alguna ventana y pensé que también era carpintero.

Cada vez que llega saluda con mucho afecto a los abuelos. Se detiene y les habla o les deja una golosina. Entonces pensé que iba cada día porque allí estaría internada su mamá, una abuela, un familiar.

Me costó entender que en un mundo tan frenético, desenfrenado y cruel las personas hagan cosas por desinterés. Sé que se llama altruismo pero es casi una palabra que no vemos en la práctica.

Era  sin lugar a dudas un potencial personaje para una entrevista, alguien que pasa y colabora, querido por todos y hábil para todo tipo de tareas.

Luego y al pasar, supe que tenía horno de ladrillos y la entrevista se concretó una tarde que después de muchos días de lluvia, auguraba nuevamente el calor ardiente y húmedo que caracteriza a marzo.

Antes de comenzar me dijo algo que luego me quedó boyando. Sus primeras palabras: 'No sé si mi historia va a ser tan vista porque no es mucho lo que tengo para contar'

Entonces entendí que no sólo construía ladrillos, era dueño de una humildad increíble y un sentido de la solidaridad que no estoy muy acostumbrada a ver, o por lo menos, quisiera empezar por casa

¡Aquí vamos!

 

¿Cómo es tu nombre?

'Me llamo Algo Garraza pero me conocen más por el apodo 'Manucho'

 

¿De dónde sos?

'Soy nacido, criado y aún vivo en Cucha Cucha"

 

¿Cómo fue que comenzaste en el rubro del horno de ladrillos?

'Arrancó mi viejo en el 1957, 10 años antes que yo naciera, así que yo prácticamente nací en el horno. Desde que empecé a caminar anduve siempre a la par de mi viejo. Hice la primaria en la escuela de Cucha y ahí me quedé.'

 

¿Tenés horno allí?

'Seguimos con lo mismo. Me quedé a trabajar en el horno con mi viejo, no sé si fue buena la elección pero es lo que mamé de chiquito y siempre me gustó.'

 

¿Difícil?

'Es un trabajo duro, hace unos años el horno de ladrillo fue una fuente de ingresos muy pero muy buena para la ciudad de Chacabuco, cuando todavía no se conocía la soja acá, en esta localidad. En esos años se sembraba maíz y trigo.

Los maíces daban 3000 kilos, la fuente de ingreso más grande era el horno de ladrillos.

Después empezaron a aparecer nuevas opciones, fertilizantes, cosas que le fueron dando ímpetu a la siembra.

No hay que olvidar que antes la semilla la hacía el chacarero, ahora se compra la semilla y con la genética se va mejorando, cosas de la tecnología y la ciencia que en el horno de ladrillo no se hizo Por eso se quedó.

Además de ser un trabajo duro y esclavo. No tenés un día, un domingo. No te podés mover porque si viene una tormenta tenés que estar tapando el adobe, estar cuidando lo que hiciste o se te echa a perder todo'

 

¿Hubo un presente fructífero?

'En unos años llegó a haber 500 hornos en Chacabuco y entraban 50 camiones por día promedio a buscar ladrillos a Chacabuco. Llevándolo a plata de hoy, 75 a 80 millones que entraban diario y quedaban en el pueblo. Y se gastaban en el pueblo. venía gente de otros lados porque Chacabuco era una zona de horno de ladrillos. Era la industria más grande en ese momento..

'Si había 500 hornos, había otro tanto de patrones y trabajaban entre 8 o 10 personas en cada uno. Alrededor de esas personas se movían otras 10 o 15 personas, es decir que había mucho movimiento.'

 

¿Se puede decir que vivían bien?

'Sí, daba pero con mucho trabajo, vivíamos bien porque se laburaba duro pero también eran años difíciles. Difíciles para todo. También para el campo.'

 

¿No había otras opciones?

"Los muchachos que salían de la escuela primaria, si no iban a estudiar, iban a los ladrillos, o en todo caso, por ahí probaron en una fábrica, pero no había mucho por elegir.'

 

¿A qué hora comienza tu jornada?

'A las 4 de la mañana hay que estar en pie. O antes si es verano. Como patrón, te digo, vos tenés que llegar muy temprano.'

 

¿Qué los perjudica más, el frío o el intenso calor?

'Te perjudica más el frío, porque los días son muy cortos, no seca lo que vos hacés, no sirve. En verano te favorecen los días largos. Cuando hace frío, te cae una helada terrible y no se puede empezar hasta las 9 de la mañana, que es cuando metés las manos entre el barro. Y a las 3  de la tarde hay que dejar.'

 

Si el ladrillo es básico para la construcción ¿Por qué está desapareciendo el horno?

'Porque hay dos cosas, una que se impuso mucho el ladrillo hueco, el cerámico, y se dejó un poco de usar el ladrillo común que hacemos nosotros y otra cosa es que los chicos se van a estudiar, no hay gente para trabajar, nadie quiere y se va a terminar la mano de obra.'

 

¿Pero vos lo hacés por elección?

'Si, fue mi voluntad y yo lo hice y lo hago porque me gusta."

 

¿Tienen un gremio?

'No, nunca nos unimos. Como industria seremos pocos y tenemos la mala suerte de depender de la oferta y la demanda. El que te viene a comprar te pone el precio. Por esa  y otras causas de a poco quedamos fuera del sistema.'

 

¿Si volvieras a nacer harías otra cosa?

'Es que es lo que hice toda la vida, porque tengo las cosas y estoy ya encaminado en esto porque aprendí en la escuela de mi padre. Pero si hoy volvería de nuevo a arrancar la vida, iría a estudiar medicina.'

 

¿Tenes muchos empleados?

'No, hoy no, en una época tuvimos hasta 16 empleados. El tiempo cambió, aparte los números no dan, no queda nada, estamos mal, estamos en tendencia a desaparecer. Los arquitectos aconsejan ladrillos huecos, pero ahí hay un desconocimiento. Por lo general le dicen a los propietarios de una obra que compren ladrillos huecos ¿Por qué? Porque es mucho más rápida la construcción y más barata. Y  una construcción que a lo mejor lleva un año, con ladrillos huecos en tres meses te la saca. Pero le pasa el frío, el calor y la humedad. Ese ladrillo se hizo para los monoblock. No es para una casa. Es para cerrar, es para los departamentos, para ellos se inventó.'

 

¿Cómo es tu familia?

'Yo tengo un matrimonio conformado, tengo dos hijos, pero mis hijos ya no siguen mi camino. Ya son independientes. Y ninguno de ellos definitivamente va a seguir con el horno.'

 

¿Alguna actividad paralela?

'Vengo con sacrificio armando camioncitos. Tenemos dos camiones con los que  hacemos la cosecha para ir alternando y el resto del año puchereamos con el horno, comemos, el horno te da para comer.'

 

¿Ya tenés tu casa?

'Si, ya está , ya crié los hijos sí, que eso es lo importante. La estoy porfiando como hizo mi viejo.'

 

¿Cómo definís tu industria?

'Una de las más viejas industrias del pueblo de Chacabuco, que es la industria del ladrillo. Venimos con la trayectoria de un horno desde el año 1957 y hoy el horno de ladrillos está en tendencia a desaparecer. Fue una de las industrias que más trabajo generó en el pueblo de Chacabuco décadas atrás y a la que la fue tapando el ladrillo hueco. Así fuimos quedando en el olvido'

 

¿Te da tristeza?

'Es una lástima porque es un patrimonio del pueblo que fue lo que dio de comer a muchísimas familias y medio pueblo vivió alrededor del horno de ladrillo, cuando Chacabuco todavía no era la gran ciudad que es hoy. Pero bueno, ¿qué va a ser? Si quedamos fuera del sistema tendremos que dar un paso al costado y da lástima por el sacrificio que uno ha hecho durante tantos años para poder conservar esto. No sé en dónde terminaremos. Ojalá que se pueda seguir y que tenga una rentabilidad como para poder seguir apuntándole al ladrillo.'

Esta nota se va terminando a la par del húmedo atardecer. Pero no termina la historia.

Porque Manucho sigue trabajando, y no sólo construye ladrillos que a su pesar, van tendiendo a desaparecer.

Sigue haciendo su recorrido por el hogar, sus manos siempre están llenas de adobe, proyectos y amor hacia las personas que lo esperan cada día aunque nunca antes lo habían visto.

Entiendo que hablar del horno, del sacrificio, del legado paterno, es una nota dentro de otra nota.

No hace falta ser exitoso o reconocido para que una historia de vida tenga peso.

Encontrar altruismo, humildad y sabiduría nos deja la esperanza que no todo está perdido.

Y si en algún momento la vida vuelve a empezar, sigue tu espíritu altruista y genuino amigo.

Cualquiera sea tu profesión, ya tienes la templanza para hacer la diferencia.

¡Gracias Manucho!

 

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