La primera capilla que tuvo Castilla

Antes de que Castilla fuera un pueblo, a 1.500 metros de donde hoy se encuentra la localidad fue construida una capilla. Se la llamó Kilallen o Capilla de Allen. Este nombre responde a que el edificio se levantó en 1868 en una fracción de tierra perteneciente a don Miguel Allen, un inmigrante de origen irlandés que en julio de 1863 había adquirido 2.800 hectáreas en ese sector de lo que luego sería el partido de Chacabuco.

Cuenta el profesor Melli que la historia de don Miguel Allen es similar a la de miles de irlandeses que por aquellas épocas llegaron a la Argentina. Lo hacían escapando de un país en el que a los flagelos de las hambrunas y las pestes se les sumaba una intensa persecución religiosa. Por aquellos tiempos, mediados del siglo 19, además de Allen, llegaron a esa zona otros irlandeses, como Patricio Keating, en cuyas tierras nacería el pueblo de Castilla. En las décadas siguientes, muchos de ellos le dieron un impulso notable a la producción lechera, al punto de que en los alrededores de la localidad supo haber más de cuarenta tambos.

El éxodo de irlandeses que hubo durante aquellos años del siglo 19 fue tal que se calcula que los 8 millones de habitantes que tenía su país se redujeron a la mitad. Algunos de ellos vinieron a la Argentina y, en muchos casos, se afincaron en ciudades como Mercedes, San Andrés de Giles, Carmen de Areco, Arrecifes, Navarro y Suipacha. También llegaron a la zona de Rawson y Castilla, como en el caso de Miguel Allen, el cual, escribió Melli, se decidió a construir una capilla 'con el propósito de atender las necesidades espirituales' de quienes habitaban esa zona de la campaña, así como un medio para lograr 'la confraternidad y unión' de esas familias.

En un principio se trató de un rancho hecho de adobe y con piso de tierra, pero ante la escasa consistencia del edificio se decidió reemplazarlo por otro de material más fuerte. Su inauguración fue en 1868 y los sacerdotes más recordados entre los que periódicamente viajaban hasta la Capilla de Allen para celebrar los cultos fueron dos hermanos, también de origen irlandés, llamados Largo Miguel y Juan Bautista Leahy. El primero de ellos estaba radicado en Carmen de Areco, donde fundó un colegio llamado San Brendano. Sus restos actualmente descansan en la vecina ciudad.

Don Miguel Allen, había llegado a la Argentina a mediados de ese siglo. Aquí se unió en matrimonio con doña María Canning, con quien tuvo siete hijos. Su fallecimiento fue en junio de 1893. En los años siguientes, las actividades religiosas del naciente pueblo de Castilla se continuaron desarrollando en la Capilla de Allen y seguían a cargo de sacerdotes de origen irlandés, entre ellos los padres Samuel O'Reilly, que viajaba desde Chivilcoy, y Tomás O'Grady, que estaba afincado en Mercedes.

En 1903, en el pueblo de Castilla fue levantada otra capilla, denominada Nuestra Señora de Lourdes, que es la actual iglesia de la localidad. Igualmente, la Capilla de Allen continuó en pie y activa durante varios años más, hasta su demolición, registrada en 1965.

Además del nombre Miguel Allen, en la historia de Castilla también aparece la figura del irlandés Patricio Keating, que donó el hospital que lleva su nombre, el cual fue inaugurado en 1929.

La llegada del tren a la localidad se produjo en marzo de 1885. Hacia el año 1891 ya había edificadas en torno a la estación diez viviendas y dos negocios, con una población estimada en setenta habitantes. Estos negocios eran el almacén, tienda y ferretería de Miguel Pérez y el negocio de ramos generales de Soubrié y Gervaix. El 13 de febrero de 1900 fue inaugurada la Escuela N° 13, construida por iniciativa de Augusto Soubrié. Para 1903, la población de Castilla ya era de 700 habitantes y la actividad giraba en torno a la estación del ferrocarril y a la producción agrícola y ganadera.