A falta de pan

Con el agua en el espigón, solo se puede pensar que las lluvias recientes resultaron beneficiosas, aunque la recuperación del caudal depende de mucho más que ello.
El panorama de lluvias sostenidas que se vienen dando en Junín ha beneficiado a la Laguna de Gómez. Tal es así que los 860 milímetros que lleva acumulados el distrito permitieron que el espejo de agua recupere una parte de su caudal. Si bien es cierto que aún resta tiempo para que alcance un nivel óptimo, la actualidad que vive pocos la esperaban, ya que en el invierno pasado se había generaba preocupación ante una posible primavera y verano secos.
Atrás va quedando la cruel sequía que azotó hace cuatro años a Junín y la región, transformando a la laguna en un gran desierto. La bajante del agua se inició en diciembre del 2020 y se fue pronunciando cada vez más en el contexto provocado por La Niña; incluso, entre septiembre y octubre de 2023, en algunos sectores hizo que se pudiera cruzar caminando de costa a costa.
Ahora, los últimos días con lluvias intensas hicieron que las expectativas sean mayores, tal y como lo explicó, en diálogo con Democracia el ingeniero agrónomo Alejandro Signorelli días atrás: 'Han sido fundamentales para que empiece a ingresar agua a la laguna'. Con el agua en el espigón, sólo se puede pensar que las lluvias recientes resultaron beneficiosas, aunque la recuperación del caudal depende de mucho más que ello. 'Sin duda los eventos de lluvia han sido fundamentales. Más que nada porque se centraron en todo lo que es la cuenca superior del Salado, que es donde se encuentran todos los afluentes de la laguna de Gómez', explicó Signorelli.
Lo explicado va a servir para que toda esa agua que cayó en el sur de Santa Fe y en el noroeste bonaerense vaya drenando a través de la cuenca y hacia la laguna. Justamente en la provincia santafesina es donde se inicia la cuenca entre La Picasa y el Chañar de Teodelina, los canales y los ríos están viniendo desbordados. Todo eso va hacia lo que es la laguna Mar Chiquita, de Arenales, y después a través de las compuertas de Agustina pasa para la laguna de Gómez.
No obstante la buena noticia, para mantener el nivel de la laguna se necesita un balance entre lo que entra y lo que se va. En ese sentido, el agua entra desde toda esa zona mencionada, es decir todo lo que es la cuenca superior del Salado. En cuanto a la salida, se trata de un sistema exorreico, que va drenando hacia la cuenca del Salado Medio e Inferior, que desemboca después en la Bahía de Samborombón, en la costa Atlántica.
Así, la Laguna de Gómez es considerada un lugar de paso, ya que no cuenta con un dique donde se puede contener el agua. Sí hay algunas compuertas, que pueden hacer que pierda agua más lentamente. La otra fuente de pérdida es la evaporación. A medida que hay viento y hace más calor, el espejo de agua va evaporando. Entonces, lo que se necesita es un equilibrio natural entre el caudal que entra y sale.
Fernando di Pierro, presidente de la Sociedad de Fomento del Parque Natural Laguna de Gómez aseguró tiempo atrás a Democracia que el panorama es 'alentador'. 'Hemos estado teniendo una concurrencia que no se había registrado en los últimos años; así que la expectativa es muy buena por suerte. Los días lógicamente acompañan por el clima. Además, con el advenimiento del agua, la gente comienza a acercarse', indicó. En ese sentido, detalló que el agua está entrando permanentemente pero muy poco. 'A quienes les interesa el deporte náutico aprovechan el mínimo de agua para iniciar su actividad; está todo el mundo expectante para poder comenzar con ese tipo de prácticas', sostuvo.
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