Sabado . 06 Diciembre . 2025

Escucha en Vivo:

Adiós al asado dominguero

20/11/2025
Adiós al asado dominguero

El ritual del asado se encarece: la carne aumentó un 15% en pocas semanas, impulsada por la escasez y la demanda externa. Fuentes del sector anticipan que la tendencia no frenará y seguirá en alza, acercando los valores al 'precio internacional'. Esta escalada tiene un impacto directo: la caída del consumo per cápita, que está en uno de sus peores momentos históricos.

El asado de domingo, pilar de la argentinidad y termómetro inalterable de la amistad, ritual sagrado, ha ascendido de categoría. Ya no es una costumbre: es una ceremonia para pocos, una misa exclusiva donde el asador se transforma en un Masterchef que manipula una de las materias primas más buscadas por la alta cocina; y el comensal se vuelve un afortunado, como si hubiese logrado ganar el premio grande de la lotería.

La parrilla, antes un altar humeante de tiras de asado, matambres, colitas de cuadril y vacío popular, se está convirtiendo rápidamente en un lugar de guardado, un receptáculo de mangueras y macetas. Donde había brasas y carne, ahora hay un vacío filosófico (y económico). La tradición, esa que nos hacía sentir el país más cárnico del planeta, hoy se piensa dos veces. O, directamente, ya ha dejado de pensarse.

Durante las últimas semanas, el precio promedio de la carne registró un aumento del 15%. La escasez de oferta y la perspectiva de la demanda externa indican una continuidad en esta tendencia, según lo expresado por fuentes del sector. Pero ojo: lo peor aún está por venir. Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores, declaró a Noticias Argentinas que 'la carne subió desde octubre un 15%; la realidad es que tendríamos que ir de a poco a los precios internacionales, los precios se van a ir afianzando, no van a bajar y van a seguir subiendo'. Su serena frialdad congela las achuras y vuelve vegano a quien antes te hacía un fuego con dos piedritas.

A la luz de esta tendencia, la parrilla pasará de ser un jugador que no faltaba nunca en el equipo de los domingos a un lujoso objeto decorativo que se hereda de generación en generación. 

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en su análisis, puso la lupa en esta escalada. La carne aceleró un 4,4% en octubre y un 11,4% en los primeros diez días de noviembre. Esto no es una suba, es la carne pidiendo el pasaporte y un asiento en primera clase. Los datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA) coinciden: el promedio móvil del consumo per cápita de carne bovina a septiembre de 2025 fue de 49,5 kg/año. Este nivel se ubica 7,3% debajo de igual período de 2023.

La triste realidad es que el descenso en el consumo interno tiene una asociación directa con algo que los economistas llaman 'pérdida de poder adquisitivo'. Es decir, la billetera ha adelgazado tanto que ha desaparecido en el bolsillo del pantalón. La contracción en la demanda de carne vacuna no es una elección dietética; es una decisión de supervivencia.

Pero no todo es drama, señoras y señores. Pedace tiene una visión optimista: 'Una pizza vale 35 mil pesos, entonces todavía la gente ve que la carne es barata porque la picada vale 9 mil pesos el kilo, entonces se puede defender un poco'. Es decir, la carne no es barata, es sólo menos escandalosa que la pizza.

Gracias a este razonamiento, el argentino, entrenado en la anticipación inflacionaria, tiene un consuelo: 'el argentino va comprando antes'. Una especie de stockeo pre-apocalíptico, comprando caro hoy lo que será incomprable mañana. Un visionario que, más que planificar el fin de semana, está invirtiendo en el mercado de futuros de los alimentos. El freezer como una caja fuerte.

Mientras tanto, los matarifes se regodean en la complejidad del mercado: "Hay tema de temporada... ahora la gente empieza a comprar más milanesa, algo de parrilla, churrasco, entonces lo que es la parte del pecho del animal, que se usa para puchero, se empieza a vender menos y se le pone menos aumento", dice Pedace. El puchero, en su eterna modestia, se convierte en el reservorio de la estabilidad de precios.

Para los productores, el camino es claro: 'Una política previsible, que haya un rumbo, que no les mientan, que no cierren exportaciones, que el dólar sea libre'. Un paraíso de libre mercado que, claro, dispara el precio de la mercadería local.

El problema queda del lado del ciudadano de a pie. El consumidor común que, si no reestructura su presupuesto, pronto tendrá que reestructurar su patio: llenando la parrilla con macetas para tener un jardín vertical, o usándola como mueble de guardado vintage. Al fin y al cabo, el mito fundacional del asado se está volviendo una ficción linda para ver en la tele.

feature-top