'Carnaval es celebrar la vida y es lo que intento transmitir'

'En Chacabuco el carnaval no era una fiesta de buena prensa, bien vista, era algo de bajo nivel, de poca calidad artística, algo que se hacía improvisado y a último momento', asegura Gabriel López, director de la comparsa Bombay, que acaba de cumplir diez años. Con su irrupción hubo un quiebre, algo cambió. Bombay era una propuesta artística, planificada y popular. En diálogo con 'Arrancamos tarde' (Radio Ultra 98.9), López, acompañado por Marina San Martín, integrante de Bombay, contó: 'Mi laburo es crear trajes o fantasías que te hagan sentir seguro y te hagan sentir feliz. Eso llega más que saber el pasito correcto en el momento correcto', y entre risas afirmó: 'En esta comparsa habrá muchas que se creen reinas y princesas, pero el emperador soy yo'.
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-¿Cómo vivieron el carnaval este domingo?
G-??Venimos de otros carnavales en la región y estábamos esperando desfilar en Chacabuco y poder mostrar lo que hemos hecho durante todo el año para brindarle un espectáculo de carnaval de jerarquía a nuestra ciudad. Es un proyecto que ha ido tomando una dimensión que ni la imaginé cuando empezó todo.
El domingo me paré frente a la comparsa marcando el tiempo del desfile, y los veía entrar, y ocupábamos más de una cuadra llena de bailarines y de plumas y de gente. realmente, ¡wow!
- ¿Cómo surge Bombay?
G-Soy un apasionado del carnaval, he bailado en el carnaval de Gualeguaychú, he visitado muchos carnavales, hasta que un día dije, '¿por qué mi ciudad no puede tener un espectáculo de carnaval que la gente quiera ir a ver?'. Así nació esta propuesta a través de la Escuela de Actividades Culturales, donde doy un taller de vestuario de carnaval y donde cada integrante goza y borda durante todo el año su traje para poder desfilar. Fue creciendo año a año y llegamos a los cien integrantes. Hay gente que viene de afuera, que viaja, que paga sus gastos para venir a desfilar una noche con nosotros. Eso realmente es muy valorable y se explica sólo con pasión, no hay otra forma.
-¿Cuánto tiene que ver el estado anímico con esta práctica?
G-Yo digo que el carnaval es celebrar la vida y así lo vivo y así trato de transmitirlo a todos los integrantes de la comparsa. Problemas tenemos todos, dificultades tenemos todos, pero la vida también tiene alegrías, amistad, familia y hay que celebrarlo.
-Marina, ¿cómo es Gaby?
M-Gaby es exigente, pero con pasión y con amor, porque él es muy exigente con él, quiere que todo salga perfecto, porque es la cara visible, quien está a cargo de todo, y quiere que todos brillemos desde nuestro lugar, que todos disfrutemos. Cuando llegué le agradecí la posibilidad de sentirme parte desde el minuto cero, como si hubiese estado todo el tiempo ahí. Eso no es fácil y no es común en grupos grandes de personas.
G- Eso es algo de lo que también me siento orgulloso, de haber logrado un ambiente que se siente familia. Muchas veces en las comparsas hay un juego de egos, un poco bórder, que genera conflictos, que genera resquemores. Yo trato de que eso no pase en mi comparsa, yo les explico que todos aportan. Todos y cada uno tienen un lugar, tienen una razón de ser. Estamos todos en este barco, somos todos los que hacemos brillar a Bombay. Pero jodiéndolos, les digo siempre: 'En esta comparsa habrá muchas que se creen reinas y princesas, pero el emperador soy yo'.
-A veces uno tiene una cierta vergüenza de su cuerpo. Nos encanta bailar, pero no nos animamos a un traje, ¿cómo se rompe esa barrera?
G-Lo que pasa es que uno tiene el concepto de que venir a la comparsa es ponerte en bolas, poner el cuerpo y que las chicas que bailan tienen que tener 90-60-90. Porque eso pasa en muchos carnavales, esa estética está. Mi comparsa es absolutamente inclusiva. Ese proyecto se creó también con esa idea. Todos y quienes quieran pueden participar y aportar algo. Solamente se tienen que dejar asesorar y guiar, por mí o por el grupo de gente que me acompaña, para que todos se sientan cómodos. Todo tiene un criterio estético que se sigue a rajatabla, para que nadie se vea expuesto. Porque yo quiero que la gente vea en cada uno de los integrantes un bailarín de la comparsa. Todos tenemos rasgos para resaltar y cositas para disimular para sentirnos bien y cómodos. Y ese es mi laburo, crear trajes o fantasías, como se les llama, que te hagan sentir seguro y te hagan sentir feliz. Si vos tenés una buena actitud y la sabés transmitir, eso llega. Eso llega más que saber el pasito correcto en el momento correcto.
-¿Qué rol cumplen los hombres en las comparsas, son más reacios a participar?
G-Sí, de hecho tengo algunos chicos que bailan en mi comparsa de acá de Chacabuco, pero la mayoría vienen de afuera.Tengo chicos que vienen de Capital, o de Lincoln, o gente que se contacta y quiere venir, porque ha bailado en otros carnavales y ya perdió ese prejuicio. En realidad, la comparsa también creó un estereotipo. En Chacabuco el carnaval no era una fiesta que tuviera buena prensa, no era bien vista, era algo de bajo nivel, de poca calidad artística, algo que se hacía improvisado y a último momento. Y la gente iba al corso un poco como a reírse de, ¿entendés? Cuando nosotros irrumpimos en el carnaval, allá por el 2016, hubo un cambio en eso, porque era algo que tenía una propuesta artística, algo que tenía que ver con el arte.
Porque el carnaval, y en eso los brasileños lo tienen muy claro, es la ópera moderna. Sus escuelas de samba son la ópera moderna, porque engloban a todas las artes. Tenés cantantes, músicos, bailarines, artistas, maquilladores, actores, escenógrafos que hacen esos carros maravillosos, vestuaristas, o sea, eso es la ópera.
-¿Cómo se pueden sumar los vecinos?
G-De marzo a noviembre, en el taller de vestuario de carnaval de la Escuela de Actividades Culturales, está abierta la inscripción a todo aquel que quiera participar, incluso quien quiera ir a aprender técnicas de bordado, de costura, aunque no vaya a participar en el carnaval. De hecho, tengo mamás que hacen los trajes de sus niñas, abuelas que hacen los trajes de sus nietas o de sus hijas, para que después bailen. Hay una edad mínima, porque hay nenas de 4, 5, 6 años que no cosen, pero yo tengo nenas de 7, 8 años que han cosido sus trajes. Eso también crea un sentido de pertenencia, porque cosiste todo el año un traje, y cuando te lo ponés estás orgulloso de lo que hiciste, y lo querés mostrar.
Los papás nos llevan a los viajes, nos llevan agua, nos asisten cargando los vestuarios, Entonces, el ambiente que se genera es muy familiar. Preservar eso es tan importante como hacer un traje lindo.
-¿Cómo te nutrís?
G-Yo miro, me nutro de muchos carnavales. De hecho, este año fui al carnaval de Gualeguaychú, fui al carnaval de 25 de Mayo, que es una ciudad que tiene un carnaval hermoso, fuimos a Chivilcoy. Miro mucho Río de Janeiro, miro Corrientes. He visitado carnavales de todos lados.
Trato de adaptar eso que veo, que a veces es fantástico y carísimo, a lo que podemos hacer acá en Chacabuco. Después hago un diseño en papel, una paleta de colores que puede ser parte de ese traje. Hay muestras de telas que se le muestran a los integrantes. Y cada uno elige el traje, o yo las voy orientando de acuerdo a lo que me parece que les va a quedar mejor, en el que se van a sentir más cómodas, más bellas. Esa es la magia.
-¿Cómo se conservan tantos trajes?
G-Ya no tengo mi casa, es la casa de Bombay. Está tomada por el carnaval. Hay percheros colgados con trajes de carnaval por toda la casa. Yo tengo un garaje doble atrás donde nos cambiamos y se maquillan las chicas y todo. Hay estanterías con cajas con los nombres de los trajes de cada uno.
-Marina, ¿cómo te sentís de ser parte?
M-Primero siento que estoy en mi salsa, en lo que quiero estar. Siento que me di el permiso de hacer esto con todo el complejo que yo tenía. Me doy cuenta que ya pasó a otra historia. Anoche me emocioné porque veía todo y veía el color y veía la gente que acompañaba, que te saluda, te pide fotos. Y yo digo, sí, este es el lugar donde yo quiero estar.
Sí, yo creo que tendría que haber empezado mucho antes a hacerlo. Aparte, Gabriel me dio el personaje y me dio la posibilidad de vestirme con un traje cómodo. Él lo pensó así y por eso fuimos, y el resultado final se vio en la calle y es hermoso. Y yo estoy feliz, estoy agradecida.
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