'El peor escenario para el gobierno es que la inflación no baje'

La decisión de liberar el cepo cambiario y la simultánea apertura comercial indiscriminada en un contexto internacional convulsionado y de repliegue, ponen a la Argentina en escenario incierto. Por otra parte, habrá que ver cuál es el impacto de una devaluación para un gobierno que basa su capital político en la desaceleración de la inflación. Para el contador público y consultor, Julián Ramundo, la liberación del cepo cambiario es la medida "más acertada e importante" del gobierno de Milei, que resuelve un problema histórico, aunque advierte el riesgo de implementar todas las medidas de shock simultáneamente. "No se puede controlar el nivel de daño que puede hacer una economía cuando se le sacan todas las regulaciones a la vez. Eso le va a generar un costo extra en términos de daño social", dice. Además, responde sobre la cuestión electoral, el impacto político de las medidas, la pérdida de confianza de los funcionarios, el dólar flotante y la imposibilidad de defensa del pequeño ahorrista.
Por Martina Dentella
-¿Qué tan inevitable era tomar esta decisión y qué otras opciones tenía el Gobierno?
-El Gobierno tenía un plan para demorar esta decisión que ya estaba mal. También había señales del mercado que decían que el plan económico estaba mal y la idea era aguantar o estirar hasta las elecciones, y eso incluía probablemente también conversar con el FMI. Pero en el medio sucedió lo que se llama un cisne negro, que es un evento que no se espera en la economía, que fue la guerra comercial que inicia Estados Unidos. Y como el Gobierno menospreció por su ideología libertaria no tener reservas, porque considera que las tiene que tener el privado, no tuvo reservas y la realidad es que sirven para enfrentar la relación con el mundo cuando el mundo se descalabra, no son para cuestiones internas. Si el gobierno no tomaba una decisión de shock, el mundo se lo llevaba puesta.
-¿Salir del cepo en este contexto es acertado?
-Salir del cepo es una medida muy acertada y es la medida más importante de todo el gobierno de Milei, básicamente porque resuelve una cuestión histórica y también porque el gobierno no tiene un plan estratégico.
Ahora, no había ningún analista, incluso entre los aliados al gobierno, que dijera que había que tomar todas estas medidas juntas en el mismo día. Porque no se puede controlar el nivel de daño que puede hacer una economía cuando se le sacan todas las regulaciones a la vez. Eso le va a generar un costo extra en términos de daño social.
-En paralelo el Gobierno dispone una apertura comercial indiscriminada cuando el mundo se cierra, ¿cómo afecta eso a todo el desequilibrio?
-Esta medida que se toma hace flotar al dólar, que quiere decir que el dólar no esté igual todos los días y que se va a mover de acuerdo también a cómo se mueva el mundo.
El gobierno va a flotación por el problema de esta apertura indiscriminada y una apertura en guerra. Está bien abrir la economía, integrar la economía al mundo, pero está muy mal abrir la economía cuando el mundo tiene una guerra comercial, en el que los países intentan hacerse daño. Eso es lo que pasa hoy.
Esta medida de flotación puede llegar a hacer que la devaluación del dólar actúe como freno a que no entren todos los productos importados. Lo que sí, va a generar cambios continuos en la economía, lo que se llama volatilidad, y eso es algo a lo que los argentinos no estamos acostumbrados, el resto del mundo sí. Pero no estamos acostumbrados porque cuando hubo volatilidad siempre terminó mal, entonces uno de los desafíos es qué hace el argentino con esa incertidumbre.
Si el argentino todavía en su epigenética tiene temor, es probable que reaccione mal y que el dólar aumente mucho. Si el argentino tiene ansias de ganar, es probable que pueda hacer cosas grandes e interesantes, no lo sabemos.
-¿Y vos qué opinás?
-Que todavía tenemos una sociedad muy heterogénea, que no tenemos el concepto de nación del que tanto se discute, que hay un proyecto que es latinoamericanista, hay otro que es europeísta, que conviven y que no está claro. Y eso hace que no sepamos en qué país vivimos y no nos podemos imaginar el país en el que vamos a vivir.
Por eso es que esta nación es muy difícil que pueda vivir absolutamente libre y autodeterminándose sola, porque todavía convive con muchísimas diferencias, en proporciones grandes.
-¿Cuánto hay de salvavidas electorales en esta medida?
-El tamaño es el techo de la banda. Asegurar que el dólar no llegue a más de 1400 hasta las elecciones. Esa parte es el salvavidas. Si algún economista decía que tenía que valer 1800, hay un salvavidas de 400.
-¿Cómo puede impactar en lo político una devaluación a un gobierno que lo poco que tiene para mostrar es el índice inflacionario a la baja?
-Eso es otra incógnita. Si la devaluación que va a terminar definiendo entre el mercado y el Estado, porque lo van a hacer juntos, sale bien, va a haber un impacto en la inflación que debería durar pocos meses y después retomar una tendencia a bajar.
Es decir, va a haber tres meses en donde la inflación sea más alta y después va a haber tres meses en donde va a ser más baja. Después, si el tamaño de la inflación con la que estamos viviendo nos alcanza para vivir o no, es otra discusión que cada uno definirá al momento de votar. Si la devaluación sale mal, la inflación no va a bajar. Ese sería el peor escenario para el gobierno.
Hay que ver cómo reacciona el Gobierno en cuanto a la compensación de la devaluación.
Las devaluaciones siempre generan ganadores y perdedores. Si el gobierno ayuda a los perdedores, va a hacer el control de daños. Y ahora, ¿de qué depende que funcione mal para adelante? Depende básicamente de una sola cosa: si el gobierno usa este dinero que les prestaron para intervenir en el dólar, para llegar mejor a las elecciones, el plan va a fracasar, quizás hasta las elecciones funciona, pero después va a tener el mismo problema que tuvo Macri o Cristina en el 2015.
-¿No es lo que viene haciendo Caputo en los últimos meses, sobre todo en las últimas semanas?
-Claro, por eso. Si sigue interviniendo en el mercado del dólar usando esta nueva plata que le prestaron, el plan se rompe. Esto es así. No se va a romper hasta las elecciones, pero después de las elecciones sí. Si en cambio se usa para la reserva, que es defenderse frente a la guerra comercial o a los movimientos bruscos del mundo, está bien. En cambio, si el Gobierno interviene para que el campo liquide la soja, está pésimo.
Y eso lo vamos a ver en dos semanas. Si el plan tiene chance de funcionar y dar sostenibilidad, o si es un nuevo puente de cristal que después de las elecciones se vuelve a romper.
-Es una salida de shock muy riesgosa, muy jugada, si sale mal, ¿cuál puede ser el escenario?
-Salir mal es que la inflación no vuelva a bajar.
-Pero con el agravante de que tenés préstamo de 20.000 millones más, sin reserva, ¿cuál puede ser el escenario que te imaginas?
-No lo podemos ver. En el corto plazo es que la inflación no baje, eso es claro. Es que la inflación de acá a fin de año no baje del 3%, por ejemplo.
Eso es muy malo. Y por otro lado, el gobierno se mordió la cola porque hablaba de econochantas, de mandriles, habló de no hipotecar a las generaciones futuras y acaba de tomar deuda hipotecando a las generaciones futuras.
-¿Ya se está sintiendo en la calle la pérdida de confianza?
-En la calle no, en un círculo más íntimo, sí. En un círculo más académico, sí. Yo creo que parte del cambio del plan económico es cambiar al ministro. Porque si el ministro miente, se tiene que ir. No hay duda. Si no, no le van a creer lo que diga al ministro. Ya dijo cosas que no se cumplieron. Eso también sería una señal de que el plan pueda no funcionar. O al revés, que pueda funcionar si cambian al ministro.
-El presidente dice que es el mejor ministro de Economía de la historia del mundo…
-El presidente lo mira desde el lado político, y ahí sabemos que hay una divergencia entre lo político y lo económico. Los mercados no miran la política. Los mercados miran la economía. Dicen, este tipo me miente, no le creo, me llevo la plata igual. Y esa es la disputa que hay básicamente entre Caputo y Sturzenegger, que salió a decir hace dos días, que el lunes se levantaba el cepo. Lo dijo textual, lo hizo público en las redes sociales. Y Caputo no quería salir del cepo. De hecho, había hecho declaraciones históricas: que salir del cepo era arriesgado, que Argentina tiene una economía bimonetaria, que tiene más riesgo.
-¿A cuánto podemos esperar el dólar flotante el lunes?
-No, el lunes no es un parámetro. Pero creo que podemos esperar parecido a lo que cerraron los dólares libres el viernes. Pero el dólar real lo vamos a conocer después de Semana Santa, final de abril.
-¿Cómo se puede defender el pequeño ahorrista si es que queda alguno en el país?
-Cuando las medidas se toman los fines de semana no te podes defender. En Semana Santa tampoco. Con eso te digo todo.
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