'Estoy gratamente sorprendido: trescientos chacabuquenses van a peregrinar a Luján'

La Peregrinación a Luján es uno de los eventos religiosos más importantes de la Argentina; miles de fieles se reúnen para caminar juntos hacia la Basílica de Nuestra Señora de Luján. En este 2024 se llevará a cabo, el sábado 5 de octubre, la edición número 50 bajo el lema 'Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad', y se espera la participación de personas de todo el país que caminarán con fe, esperanza y devoción. Para saber más sobre este fenómeno, y cómo se vivencia en Chacabuco, entrevistamos al padre Darío, de la parroquia San Isidro Labrador.
En esta oportunidad, la primera columna de peregrinos saldrá a las 10:00 desde el Santuario de San Cayetano en Liniers. La imagen peregrina, que este año será llevada por la diócesis de Laferrere, encabezará la marcha que recorrerá aproximadamente 60 kilómetros hasta llegar a la Basílica de Luján.
'La peregrinación a Luján, la que se hace desde Liniers, desde hace cincuenta años, ha ido tomando una dimensión impresionante. Comenzó como una peregrinación juvenil pero hoy es de todas las edades. Nació como el acompañamiento de años tan duros, en 1975, tiempos muy difíciles. Según cuentan los que la iniciaron, fue una cosa muy sencilla, medio como que se organizó sola, con muy pocos medios, y la gente fue simplemente atraída por la Virgen, esa Virgen que llama, que convoca, la Virgen que acompaña', explica el padre Darío, y añade: 'en cifras, en datos fríos, es un fenómeno religioso de los más grandes del mundo, porque si bien hay peregrinaciones por todos lados, por la cantidad de gente que peregrina durante tanto tiempo, esos setenta kilómetros que separan Liniers de Luján; es una cosa bastante única'.
-Parece que ese llamado de la Madre María es muy fuerte, y que es un pueblo que tiene una conexión muy especial con ella
-Sí, exactamente, la Virgen, como buena madre, se las arregla siempre para llegar a los hijos. Mucha gente tiene una pertenencia de fe a María y a María de Luján, y probablemente, no digo todos, pero una gran parte, probablemente no tienen otro vínculo con la Iglesia que no sea Luján, en esta peregrinación de octubre. Y entonces es un acontecimiento tan especial, donde hay un camino juntos, que es como un gran símbolo de la vida: caminamos con otros… 'Nadie se salva solo', nos decía el Papa Francisco en los años terribles del COVID, y acá es eso. Se muestra así el camino de vida hacia el santuario, hacia Dios y hacia la Madre que Dios nos regala, que nos acompaña siempre en el caminar. María se queda ahí en Luján, desde 1630, pronto vamos a cumplir los 400 años, y desde ahí está iluminando el camino de la patria. La patria crece a la sombra de Luján, y nuestras propias familias, nuestros abuelos, nuestros padres, a mí mismo, al mes de nacido, o al año de nacido, nos llevaban a presentarnos a la Virgen, y se compraba una vela del tamaño del nene y se dejaba… Es decir, son gestos de pertenencia, gestos de confianza en la Virgen, y me animo a decir que la gran mayoría va a agradecer, no solamente van a pedir; es cierto que en tiempos difíciles, como el que estamos viviendo, muchos van a pedir, pero la gran mayoría va a agradecer.
-Esto es un fenómeno nacional, pero ¿qué pasa en nuestra comunidad? ¿Cómo se vive y cómo se prepara Chacabuco?
-Yo, estoy muy gratamente sorprendido porque en los tres años y medio que estoy acá, me encuentro con que hay una organización importantísima: van más de 300 personas, y cada año crece. Van dos colectivos grandes y como nueve combis, y hay un montón de gente que va como grupo de apoyo, que van a estar en lugares de servicios y puestos que habrá en tres o cuatro partes del camino, donde esperan a los chacabuquenses que van, y ahí les curarán las ampollas de los pies, les darán algo para comer, algún masaje que necesiten. Eso es un gesto concreto de servicio desinteresado, y más que desinteresado, porque ponen plata para pagar el micro y para la comida, pero la gente va así, con ese gusto de llegar a la casa de la madre, y algunos de ayudar a los peregrinos. Es un esfuerzo enorme, yo lo veo acá: hace meses que vienen preparando, anotando, acompañando, y animando a los peregrinos, y buscando agua oxigenada, curitas, alcohol, gasas… Realmente es una movida importante en bien de la gente, y me parece también una expresión de la fe muy linda, muy sana.
-En el lema de este año está la palabra unidad. ¿Qué sentido cobra en este presente argentino?
-Muchísimo sentido. 'Madre, mirarnos con ternura, queremos unirnos como pueblo', ese es el lema que tiene todo un programa de vida pero que no depende solo de nuestra fuerza humana, sino que estamos confiando en esa mirada de la madre. La madre une, la madre construye la unidad. En este contexto tan difícil que nos toca vivir, donde estamos todos tan hipersensibilizados y crispados, donde hay un grado de violencia verbal y hasta física, ¡cuánta falta nos hace la unidad! Y entonces la encomendamos a la madre y nos disponemos a vivirla. Se trata de acompañarnos, de incluir, de caminar juntos. Por eso el lema me parece bien acertado. Me parece que todos podemos trabajar por eso, yendo a Luján, o no yendo, pero al menos unidos de corazón a tantos peregrinos, y unidos de corazón también a esta voluntad de Dios, que es que seamos uno. Jesús nos dice: 'Padre, que sean uno para que el mundo crea'. Nosotros tenemos que trabajar por la unidad, y no solamente la unidad entre los cristianos, sino la fraternidad entre los seres humanos, porque somos todos hermanos.
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