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'Hacer docencia es la única manera de crecer'

09/11/2024
'Hacer docencia es la única manera de crecer'

 

Pablo Negri es Jefe de la División Neurocirugía del Hospital Fernández y profesor adjunto de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se crió con sus abuelos en Chacabuco y se fue de la ciudad cuando terminó la primaria para continuar sus estudios en la capital del país. 'Sufrí mucho el desarraigo, siempre me sentí cómodo viviendo en Chacabuco', cuenta en diálogo con este medio. Además, habla del potencial y las demandas de las nuevas generaciones, de la docencia, de la necesidad de deconstruirse y buscar el equilibrio; de la situación de los hospitales y los avances de la neurocirugía. 

 

Por Martina Dentella 

 

-¿Por qué neurocirugía?

-Son esas cosas que a uno le dan vuelta en la cabeza de chiquito. Tenía dos opciones, la arquitectura o la medicina. Y a medida que avanzaba en la carrera tuve siempre bien focalizado el objetivo. Tengo una prima que de chiquita tenía epilepsia, puede venir por ese lado. 

 

-Sos docente universitario en la UBA, ¿por qué decidís seguir ese camino en paralelo?

-Estoy en un hospital que es muy académico. Desde que somos residentes damos clases a los mismos residentes, pero también a los alumnos de pregrado o grado. Siempre estamos haciendo docencia. Además, la Facultad de Medicina te permite hacer la carrera docente. Yo la hice, y a partir de eso te enganchás con un nuevo universo. Fui concursando por distintos cargos. Creo que es parte de la carrera del médico, tenés que enseñarle al que trabaja a la par, el que está por encima tuyo te enseña a vos. Es la única manera de crecer. Si uno no transmite lo aprendido, todo se corta. La vida misma se basa en la docencia. La mayoría de la gente que trabaja bien, y transmite su forma de trabajar o su arte está haciendo docencia sin título. 

 

-Hay una tendencia a seguir especialidades…

-La tendencia es cada vez más a seguir una especialidad. Pero en Argentina tenemos el problema de tener muy poco volumen de patologías por una cuestión poblacional. No nos podemos comparar con Brasil, Estados Unidos o Europa que funciona casi como un conjunto. Es más fácil ejercer una subespecialidad porque tenés otro volumen de pacientes. A veces pasa que uno se especializa en algo porque el camino lo va llevando pero también tiene que hacer otras cosas. Por ejemplo, yo me especializo en lo que es columna, pero sigo operando tumores cerebrales o una aneurisma. 

 

-¿Cómo fue tu carrera dentro del Hospital Fernández?

-Hice toda mi carrera ahí. Fui residente del Fernández. Hice Cirugía General en el Vélez Sarsfield y un profesor quería que me quedara ahí haciendo cirugía general, y yo le decía que de ninguna manera. Entonces me propuso averiguar el mejor lugar donde pudiera hacer Neurocirugía, y me mandó a rendir el examen en el Hospital Fernández. Después quedé como suplente de guardia, después como titular. Y yo estaba cómodo porque como neurocirujano de guardia tenés que estar veinticuatro horas y eso me permitía estar más tiempo en Chacabuco. Se desocupó un cargo de planta y lo tomé, ya me llevaba más horas. Y el año pasado se jubiló nuestro Jefe de servicio, tuve la posibilidad de concursar el cargo y lo gané. 

 

-¿Cuál es la situación del Hospital respecto a recursos?

-El Fernández es el hospital estrella en Capital Federal. A veces nos quejamos de algunos déficits como falta de insumo o de recursos, tanto físicos como humanos, pero comparativamente con otros hospitales, estamos muy bien. Faltan anestesistas, pero eso va de la mano de la parte económica. Un anestesista que hace dos o tres cirugías en un lugar privado gana lo mismo que con un sueldo hospitalario. Los sueldos en los hospitales quedaron muy bajos, por lo que hablé con mis colegas están más bajos en el interior. Eso hace que los médicos tengan que trabajar en varios lugares y eso repercute en la calidad de atención. No por la falta de capacidad del médico sino porque muchas veces está cansado, sale de una guardia y va a la otra, sale del hospital y va a otra ciudad a atender. 

 

-Los residentes hacen guardias maratónicas y los sueldos son muy bajos…

-Hoy en día los chicos jóvenes se focalizan en los días de vacaciones, en las guardias que tienen por mes, qué días tienen libres. Los de la generación previa no nos fijábamos en eso. Fuimos residentes que hemos hecho quince guardias por mes. Ibas a tu casa día por medio a dormir un ratito y nada más. Por un lado no me parece bien, pero creo que en el interior de cada uno está eso de hasta dónde se quiere llegar. A veces no te alcanza la vida para aprender. Depende de la curiosidad, de la inquietud por desarrollar ciertas cuestiones. Hay que resignar cosas. Hay que buscar un equilibrio. Yo creo que sufrí explotación, por ahí no me di cuenta porque la pasión era muy grande. Pero cuando pasan los años te das cuenta que perdiste un montón de cosas que podrías haber llegado igual sin tanto sacrificio. Sacrificamos las amistades, la familia, etc. 

 

-Hay algo en lo que hacen mucha hincapié las nuevas generaciones y es la salud mental…

-Totalmente. Obviamente como jefe de servicio me tengo que deconstruir en muchas cosas, y lo charlo con los residentes. Tengo muchas peleas con mis médicos de planta que por ahí son un poco más chicos que yo y no toleran estas cosas. Yo estoy en la gestión y tengo que buscar el equilibrio. Me ha pasado de tener un residente que se ha ido de la guardia porque al día siguiente tenía que correr una maratón y tenía que estar descansado, o había sacado con anticipación entradas para una fiesta electrónica. 

Yo estoy tratando de deconstruime, en muchas cosas lo logro y en otras no. Creo que a veces los más viejos tenemos envidia sana. Y los jóvenes tienen que entender que los más grandes nos criamos en otro ámbito. 

 

-De todos modos, ¿encontrás talento en los jóvenes?

-Sí, el talento argentino se lo discuto a cualquiera. Tuve la oportunidad de viajar por varios lugares y visitar varias instituciones y siempre tenés un argentino que se destaca. En todos los lugares. El argentino es diferente, por la pasión que le pone, por la forma de ser. 

 

-Punto para esta generación…

-Sí, hay gente super talentosa. Lo que noto es que hay cada vez menos gente que busca ingresar a las especialidades. Pero va de la mano de la cuestión económica. Un chico que maneja redes sociales gana más plata que un médico. 

 

-¿Qué pensás de las jubilaciones de los médicos?

-No es lógico y no hay correlación entre lo que uno aporta cuando trabaja y lo que uno recibe cuando se jubila. Pasa con el resto de las jubilaciones también. Pero me parece que el hecho de jubilarse tiene implicancias en la salud mental. Yo podría tener ochenta años y seguiría trabajando. Cuando uno deja la actividad, cualquiera sea, es una forma de envejecer. Tenés más tiempo para hacer otras cosas, pero el ser humano debe mantenerse activo. La esperanza de vida se extendió. Ponerse un cartel de jubilado a la gente le hace mal. Y llegamos a otro punto, en nuestra sociedad no valoramos la experiencia de una persona que después de muchos años llegó a un determinado lugar. La dan de baja y 'andá a cuidar a tus nietos'. Esas personas tienen experiencia y mucho capital para transmitir. 

 

-¿Cómo equilibra su vida profesional con su vida personal?

-A Junín viajo a hacer consultorio solo una vez por mes y luego a operar. Por suerte armé equipo, estoy más cómodo, ellos se encargan de todo lo demás. 

Yanina (Yaber, su esposa) no deja pasar la oportunidad de venir a Buenos Aires conmigo. Somos un poco nómadas, itinerantes, pero nos arreglamos bien. Mi vida en Buenos Aires se resume al trabajo, la facultad. La hora de siesta no se negocia, después duermo poco. 

 

-¿Cómo creés que la inteligencia artificial va a transformar las intervenciones quirúrgicas?

-Hace algunos meses tuvimos una cirugía con visualización en tres dimensiones, estuvo bien pero creo que falta para desarrollarlo. Nosotros usamos la tecnología, la neuronavegación, fusión de imágenes. Todo está en pleno desarrollo, falta para aplicarlo en la parte práctica. 

 

-¿Cómo ha evolucionado la neurocirugía en los últimos años?

-Creció muchísimo, como otras especialidades. Hoy en día se pueden optimizar los tratamientos de tumores con resonancia magnética, tomografías, se pueden fusionar imágenes, se puede hacer tractografías para seguir las fibras nerviosas para ver si pasan por el tumor o por el costado, ver dónde podemos entrar. Antes la cuestión era sacar el tumor y quizás el paciente podía quedar emiplégico. Hoy se busca un resultado funcional. 

En lo que es quirúrgico estamos utilizando neuronavegadores, lo que se viene es la robótica. Parece ciencia ficción, pero ya hay aparatos de prueba. 

 

-¿A qué señales hay que estar atentos para consultar?

-Generalmente cuando tenés un síntoma que sale de lo normal. Un signo o un síntoma que no lo tenías, se escapa de la normalidad y persiste en el tiempo. Si tomás un antiinflamatorio y pasa, está bien. Si tuviste un dolor que se escapa de la regla, debilidad en alguna parte del cuerpo, dificultad para hablar, un dolor de cabeza brusco, tenés que consultar. 

 

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