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'Haroldo Conti es compromiso con el otro'

18/05/2025
'Haroldo Conti es compromiso con el otro'

Hijo menor del escritor chacabuquense, Ernesto Conti recomienda varias opciones para iniciarse en la obra de su padre y denuncia el cierre dispuesto por el Gobierno nacional del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.

Por Manuel Barrientos 

'Cuidame al nene, cuidame al nene'. Esas fueron las últimas palabras que escuchó Marta Scavac de la boca de su compañero Haroldo Conti en la madrugada del 5 de mayo de 1976, mientras una patota lo sacaba de la casa que compartían en Villa Crespo. Desde esa fecha, el escritor chacabuquense se encuentra desaparecido. Ernesto Conti es ese nene: el hijo de Haroldo y Marta. Nació tres meses antes del secuestro de su padre y sufrió años de exilio junto a su madre. 

Periodista y especialista en comunicación, Ernesto dialoga con Cuatro Palabras cuenta cómo se conocieron sus padres gracias a una novela, analiza la obra de Haroldo y denuncia el cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti dispuesto por el Gobierno nacional.

 

Para alguien que quiere iniciarse en la obra de Conti, ¿qué libro o cuento le recomendás?

Depende del perfil de quien quiera adentrarse en el mundo Conti. En mi caso, siempre menciono Alrededor de la jaula, porque atraviesa mi propia historia, por el contexto que dió origen al vínculo de mis viejos. Mi vieja era alumna del Haroldo profesor de latín. En un primer momento, mi papá no gozaba de la simpatía de mi madre, ya sea porque la materia le parecía un plomo o por algunas características de él en cuanto a que era un docente con cierto grado de exigencia. Según mi vieja, se lo veía como un hombre distante y con ciertos grados de intolerancia con respecto a aquellos estudiantes que mostraban poco apego a la materia. Sin embargo, todo cambió el día en que una compañera le recomendó leer Alrededor de la jaula. 

¿Qué le sucedió a tu mamá leyendo ese libro?

Encontró en Haroldo esa sensibilidad y esa ternura que luego se caracterizó en su relación afectiva. Y, como siempre digo, soy fruto de aquellas emociones, hoy más vigentes que nunca. 

¿Qué otras obras podrían ser buenas vías para comenzar a leer a tu padre?

Para quienes el aroma de la naturaleza los atrapa, les recomendaría la novela Sudeste, por esa manera de sentirse protagonistas de interminables recorridos por las venas de los ríos del Delta. Así como entiendo que en Mascaró van a descubrir una historia que revoluciona las relaciones humanas, artísticas y con una profunda reivindicación por la narrativa de Haroldo. De todos modos, catalogarla conceptualmente su obra sería muy soberbio de mi parte. Sólo sugeriría, humildemente, enamorarse de esos libros.

El Gobierno decidió cerrar el Centro Cultural Conti justo en este año que se celebra el centenario de su nacimiento. ¿Qué evaluación hacés del trabajo del centro cultural desde su inauguración en 2008? 

Hubo un enorme compromiso militante y humano de los laburantes del Conti. Ellos hicieron del centro cultural un lugar de costumbres, de camaradería, de una enorme referencia que abrazaba cuánto proyecto solidario, artístico y cultural se pensaba y desarrollaba. Vaya un enorme abrazo de resistencia para todos aquellos que hicieron del Conti no solo un centro cultural sino más bien un espacio de lucha y de militancia por la memoria. No sólo lo vamos a volver a recuperar cuando estos nefastos sean una anécdota en nuestra triste historia política, sino que nos van hacer más fuertes para, como un león, el Conti vuelva a rugir con todos adentro.

¿Qué reflexiones te genera su desmantelamiento?

El Conti no se desmantela. Vive en la memoria colectiva de miles de argentinos. Lo que nos debe doler y movilizar es la pérdida de las fuentes de laburo que destrozan a familias enteras. Laburantes por vocación. De un enorme compromiso. Cómo les pasa a miles de argentinos que encuentran en un telegrama de despido lo más miserable que expresan estás políticas. Pero insisto, lo vamos a recuperar y nos van hacer más fuertes.

Se están desarrollando muchas actividades por el centenario de tu padre en distintas partes de la Argentina y del mundo, ¿por qué crees que tiene esa vigencia?

Porque Haroldo es solidaridad, es compromiso con el otro. Su vida y su obra son esa caricia necesaria cuando hay que levantar la mirada y no caer en el individualismo, en la indiferencia. Es mirarse en un espejo que te devuelve esa sonrisa profunda que te acompaña hasta el día siguiente despidiéndote con un simple "que tengas un hermoso día".

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