'No hay manera de seguirle el ritmo a la Inteligencia Artificial'

¿Qué pasa si una inteligencia artificial se hace autoconsciente? ¿Y qué pasa si esa inteligencia artificial tiene un cuerpo? ¿Qué hacemos con un robot que tomó conciencia? ¿Qué va a exigir? ¿Lo apagamos? ¿Es como matarlo? Estas son algunas de las preguntas que se hace -en diálogo con Cuatro Palabras- Leonardo Amet, Dr. por la Universidad de Cergy-Pontoise, de Francia, director de las Ingenierías Electromecánica y Electrónica e investigador del Instituto de Tecnología (INTEC) de UADE. Además, asegura que 'en poco tiempo todos vamos a tener un robot en casa' y que con la vertiginosidad de la IA 'lo que conocemos esta semana, puede llegar a cambiar la próxima'. Desde este domingo publicará una serie de artículos cortos sobre tecnología que giran en torno a la idea de que podríamos estar viviendo en una simulación.
Por Martina Dentella
-¿Cómo podés explicar qué es una realidad virtual y una simulación?
-Una simulación es una imitación de algo de la vida real. Por ejemplo, un simulador de vuelo, un simulador de autos de carrera, que les permite a los pilotos aprender a pilotar ese avión o a manejar esos autos de carrera, pero con un costo mucho menor y sin las consecuencias físicas, sin riesgo. Entonces, estás aprendiendo, experimentando, dentro de un entorno controlado.
Por otro lado, la realidad virtual es una tecnología que nos permite sumergirnos adentro de la simulación. Por ejemplo, podés usar visores de realidad virtual y de repente vos formás parte de esa simulación, estás adentro. Si esa simulación está bien desarrollada o es incluso hasta hiperrealista, vos la vivís como si fuera algo real o demasiado cercano a la realidad.
Y si llevamos esa idea un poquito más allá, nos podemos plantear ¿y qué pasa si nosotros también somos algo simulado por un sistema más grande? Eso es algo que se está debatiendo ahora con un poco más de seriedad. Ya no es tanto ciencia ficción, sino que se está debatiendo porque podría llegar a ser una realidad. A lo mejor medio loca, pero podría llegar a ser una realidad. Justamente de eso hablo en la serie de artículos que se van a publicar en este medio.
-Qué tan presente está la robótica instalada en nuestro día a día y cuál es la expectativa hacia adelante?
-La robótica forma parte de nuestra sociedad desde hace décadas. Son máquinas que hacen cosas repetitivas y que toman alguna que otra decisión basándose en algoritmos sencillos.
Si se cumple tal condición, entonces hago tal cosa.
Ahora estamos como en la infancia de la robótica autónoma. Los robots pueden tener forma humanoide o no, pueden ser máquinas que tomen sus decisiones, como por ejemplo los autos autónomos.
Y en el futuro, a medida que los costos vayan bajando y la tecnología vaya avanzando, todos vamos a tener algún robot doméstico que haga las tareas de la casa. O que nos ayude en el trabajo. Lo mismo que pasó con el teléfono en su momento. O con internet. Van a convivir con nosotros.
-¿Cuál es el impacto negativo que puede traer la robótica en nuestras vidas?
-Uno de los riesgos clásicos cada vez que emerge una nueva tecnología, es el riesgo de que reemplace al ser humano, al menos en términos laborales, que te desplace total o parcialmente y que tengas que buscar una alternativa. Ese es uno de los riesgos.
Otro de los riesgos que aparece, que ya no me parece tan clásico, que no ha pasado con tecnologías anteriores, es el riesgo de la autonomía de esos robots o de la inteligencia artificial actual: que tomen decisiones por sí mismo. Hay que ver qué pasa con esas decisiones que toman. Y si eso lo llevamos un poquito más allá, el riesgo de la autoconciencia.
¿Qué pasa si una inteligencia artificial se hace autoconsciente? Se percibe como un ser vivo, de alguna manera, como el resto de nosotros. ¿Y qué pasa si esa inteligencia artificial tiene un cuerpo? En este caso un robot con inteligencia artificial. Bueno, esas son cosas que en la ciencia ficción se han tratado. Hay películas sobre esto. Yo, robot, creo que es una.
Ya es un debate ético, ¿qué hacemos con un robot que tomó conciencia? ¿Y qué va a hacer con esa conciencia? ¿Qué va a exigir? ¿Qué va a pasar? ¿Lo apagamos? ¿Es como matarlo? Bueno, no sé. Vamos a seguir 'conversándolo' en próximas notas.
-Qué tan preparada creés que está la sociedad para dar discusiones más allá de tu ambiente de trabajo? ¿Cuánto tiempo deberíamos ocupar en pensar en esto?
-Creo que como sociedad, y me incluyo, no estamos preparados para este tipo de debates. Porque, por un lado, vivimos siempre en lo urgente, en la inmediatez, corriendo atrás de las cosas, y no nos da tiempo para pensar cómo el avance tan vertiginoso de la tecnología, en este caso inteligencia artificial, nos está afectando. Va demasiado rápido. Es una tecnología exponencial. Quiere decir que los avances se producen cada vez más rápido. Hace un año nada más, un año y pico o dos, aparecía el chat GPT. Un tiempo después aparece una inteligencia artificial para generar video. Y hacía videos desastrosos. Y hoy esa inteligencia artificial está haciendo comerciales. Coca-Cola hizo uno enteramente usando inteligencia artificial.
En solo un año. Y lo que conocemos, esta semana puede llegar a cambiar la semana que viene.
Es demasiado rápido, nos pasa realmente por arriba a todos. Y nos cuesta seguirle el ritmo.
En educación, por ejemplo. Nosotros a veces nos preguntamos, ¿qué hacemos con esto? Ya no podemos enseñar como estábamos enseñando hace dos años, o incluso un año. Porque la inteligencia artificial está al alcance de todos, de los alumnos, de los docentes. Ya no le podes tirar una guía de preguntas que la inteligencia artificial capaz te la resuelve en dos segundos.
Y en algunos años se va a llegar a lo que se conoce como singularidad. No se sabe bien cuántos años, pero no son muchos. Porque primero decían que era 2049, después 2039, ahora dicen que va a ser el año que viene. La singularidad es que la velocidad de crecimiento, de evolución de esa tecnología es tan alta, que no podemos predecirla. No tenemos ni idea que va a pasar de un día para el otro. Creo que nunca nos pasó eso en la historia de la humanidad. No hay manera de seguirle el ritmo a eso.
-¿Cuánto nos afecta cognitivamente la digitalidad? ¿qué tan afectado te sentís personalmente?
-Esto está fuera de mi campo, pero creo que no sabemos demasiado cómo nos afecta. Tenemos un montón de tecnologías nuevas. Hablemos del celular inteligente, que es una tecnología bastante nueva, no tiene más de 20 años. Las consecuencias del exceso de pantalla se están empezando a ver de a poco y se analizan esas consecuencias cognitivas, el tiempo de la pantalla.
El exceso siempre te afecta negativamente.
-Como padre, ¿qué pensás de la relación de los niños con la pantalla y la tecnología?
-La verdad que es preocupante. Con mi esposa tratamos de que nuestra hija ande en patas, en el pasto, se ensucie, se embarre, que haga arte y le limitamos la pantalla todo lo que se pueda. Celular nada. Tele, un poco por día. Pero, ¿qué pasa cuando arranca la primaria? El resto de los nenes, la mayoría tienen celular. No sé bien a qué edad. Pero muchos padres usan el celular como entretenimiento. Y el chico se entretiene, pero pasa horas delante de esa pantalla viendo contenido que es un desastre.
Entonces ahí es donde se nos va de nuestro control. Y después también, seguramente nos lo empiecen a exigir. No quieren quedarse fuera de eso.
Me preocupa. Los adultos estamos todo el tiempo ahí muy atentos al celular, demasiado. Tanta conexión que nos desconecta, viste. Nos suena el celular y vamos urgente a ver qué es.
El exceso es peligroso, pero la tecnología bien aplicada es fantástica.
Relacionadas
