'No van a lograr quebrar el pacto con el Nunca más'

Liliana Carnaghi y Ana María Pregal integran la Comisión Memoria y Justicia de Chacabuco. Son hermanas en la memoria. Liliana es la única hermana de Roberto 'Batata' Carnaghi y Ana Maria, de Carmen Pregal: una pareja de jóvenes que militaban por un presente digno, justo, con lugar para todos. Después de una semana movilizante, que incluye recorridas por escuelas, medios y encuentros de la comisión, se toman un tiempo para conversar con Cuatro Palabras sobre las particularidades del contexto, el pacto social con el Nunca más, el vínculo con las nuevas generaciones y las alternativas al discurso negacionista que opera hoy como palabra oficial. Frente a esto, responden que 'este año debemos crear más comunidad, más encuentro' y aseguran que se sienten respaldadas y que 'en la comunidad hay un gran frente que se opone a los discursos violentos". Mañana lunes 24 de marzo, y como cada año, volverán a reclamar memoria, verdad y justicia.
Por Martina Dentella
-¿Qué particularidades tiene este 24 de marzo para ustedes?
L.C-Este año nos está mostrando cómo algunos periodistas de los medios masivos justifican los hechos de violencia que vienen ocurriendo. En años anteriores hemos marcado ya que no basta con solo decir nunca más, sino tomar conciencia de que lo que ocurrió fue a causa de la implantación de un plan económico, aunque nos cueste razonar en ese sentido. Y hoy la cacería se justifica para poder implementar este plan económico de Martínez de Hoz, que luego también fue llevado adelante en otras oportunidades por el menemismo y por Mauricio Macri.
Este año la consigna es crear más comunidad. La virtualidad pareciera que nos acerca por un lado, pero por otro lado nos aísla, por eso la convocatoria es al encuentro.
AM.P: Yo encuentro particularidades sobre todo en lo que se escucha, lo que se lee en redes. No cara a cara. No hemos tenido la fea experiencia de que nos aborden o nos nieguen, eso nunca sucedió. Tenemos en cuenta que estamos en una comunidad en la que tenemos vínculos de vecinos, conocidos o parientes. Eso pone un límite a las agresiones. Sabemos que hay mucha gente que es negacionista y que se escuda a través de las redes, muchas veces sin nombre. Y este año en particular hay quienes están más lanzados a exponer eso que piensan. No se ponen colorados para defender hechos represivos del pasado dictatorial ni de este presente en el que se reprime en movilizaciones, sobre todo la de los jubilados.
-¿Sienten que en algún punto se quebró el pacto social que se había sellado con el Nunca más?
L.C-Yo no me atrevería a decir eso, no. Yo creo que está, que no lo vemos lo suficiente, pero está. En el grupo de jubilados que marcha, he escuchado a más de uno comentar esto de que 'yo soy de la década del 70, yo sé lo que vivimos, yo recuerdo' y las personas que van, que adhieren, son conscientes de lo que no quieren que vuelva a suceder.
Cuesta relacionar los hechos actuales con los sucedidos hace tantos años. Pasa un poco por ahí, pero hay que marcarlo. Todavía estamos a tiempo.
AM.P-Para un sector basto de la sociedad, no se ha roto ese pacto social. Lo que sí creo es que desde que recuperamos el Estado democrático, ha habido y sigue habiendo hechos que nos ponen en alerta. El que más nos conmovió fue el de las bolsas mortuorias en el enrejado de la casa de Gobierno con los nombres de Estela de Carlotto, de militantes y sobrevivientes de la Dictadura Militar, y el atentado a Cristina, cuando era vicepresidenta de la Nación. Algo ahí se estaba rompiendo. Pero inmediatamente vemos que no lo logran. No logran quebrar ese pacto. Lo que sí sabemos es que hay que seguir sosteniéndolo porque el intento siempre está.
-¿De qué manera creen o ven que las nuevas generaciones se relacionan con la memoria de la última dictadura?
L.C-Nosotros tenemos oportunidades de ir a los colegios y acompañamos siempre distintos proyectos. Ellos desarrollan lo que investigan y después en las charlas, generalmente, somos escuchadas con mucho respeto. Ahí es donde tenemos la oportunidad de contar lo ocurrido y todo lo que ellos quieren preguntar. Lo que intentamos transmitir es que los derechos que ellos tuvieron en ese momento de militar, de actuar, de tratar de hacer un mejor país para todos, fueron acallados, eliminados y censurados.
Siempre remarcamos que todo fue con el objetivo de implementar un proyecto económico que en ese momento, cuando había tanta participación y militancia, no hubiera sido fácil.
-¿Cómo se construyen narrativas alternativas al discurso negacionista?¿Qué actores sociales son fundamentales?
-L.C-Todos somos importantes a la hora de hacernos escuchar. La Comisión Provincial por la Memoria cuenta con un programa que se llama Jóvenes y Memoria, que tiene ya veinte años, y es una semilla más que se siembra pero también son importantes los clubes de fútbol, las instituciones. Desde todos lados se puede hablar para que no gane el negacionismo.
Muchos, más que justificar todo lo que fue la represión policial, militar, prefectura, todas las fuerzas de seguridad y civiles y parte de la iglesia, que estuvieron disponibles para el proyecto, no tienen en claro el proyecto liberal y el plan económico.
'Si no me acuerdo lo que pasó vuelvo a votar lo mismo', piensan y sabemos que solamente votar no significa que sea democracia. Lo estamos viendo. Si el interés es romper esos lazos, ahí es donde tenemos que poner el foco, para que no lo logren.
AM.P- Los discursos alternativos al negacionismo casi siempre surgen de actores sociales que tienen que ver con la Dictadura, sobrevivientes, personas que están capacitadas. Hay infinidad de literatura, análisis sociológico, y las principales son las madres y abuelas de Plaza de Mayo, que con edades tan avanzadas, siguen teniendo una presencia fundamental. De ellas se desprenden los hijos, las hijas, las hermanas, los hermanos, que sostenemos esos discursos. Nos incluimos en nuestra localidad como organismo de Derechos Humanos. Queremos ser claras, en nuestra localidad, desde muchos sectores de la comunicación nos acompañan y responden positivamente contra los discursos negacionistas. De la misma manera, las expresiones culturales, como en la música, el teatro, el cine, absolutamente constante, en la literatura también. Es un gran frente que se opone a ese discurso.
-¿Qué expectativas tienen sobre el futuro?¿Qué actividades previstas tienen para este año?
L.C-Lógicamente es impredecible, no lo manejamos, pero sí estamos seguras de que tenemos que seguir trabajando, tenemos que continuar con la tarea que hacemos, a nuestra medida, a nuestro tiempo. Tenemos varios proyectos que vamos a ir tratando de desarrollar durante el año. A veces la actualidad se impone y seguimos postergando alguna que otra idea, porque requiere del análisis de lo que está ocurriendo. Seguiremos creando lazos con las instituciones de Madre de Plaza de Mayo, de Abuelas, de todos los referentes en derechos humanos.
AM.P-En esta coyuntura las expectativas son de baja intensidad, porque estamos viviendo en momentos en que no sabemos qué es lo que va a ocurrir dentro de una hora. Pero como dicen las madres, no vamos a dar un paso atrás. El sostenimiento de la democracia se basa en la memoria para no repetir aquellos hechos aberrantes y que siempre pujan por volverse a presentar con distintas caras, con distintas formas.
Lo que vemos hoy, realmente con mucha angustia, es que la mentira se ha puesto en un trono de verdad. Entonces hay que estar permanentemente desarmando la mentira porque surgen principalmente de los grandes medios de comunicación.
Nosotras invitamos a la participación de nuestra Comisión a las personas que quieran, de las edades que quieran. Nuestras puertas están abiertas, vamos a escuchar, vamos a aceptar las propuestas. Los esperamos, esperamos eso. Queremos eso. Estamos dispuestos y dispuestas a recibir a quien quiera integrar nuestro grupo.
-¿De qué manera se sienten acompañadas/respaldadas por la comunidad?
L.C-De manera personal, me siento acompañada por la comunidad en cada demostración de cariño que se nos hace durante los actos que se hacen anualmente en la plaza, o en las escuelas, o en otras localidades cuando hablamos de lo que nos ocurrió, cuando nos invitan. Y también entre nosotras mismas, dentro de la Comisión, es donde más creo que nos acompañamos. Es por ese lado.
Y dentro de la comunidad creo que hemos logrado un respeto, porque sabemos que no todos están de acuerdo, o no a todos les interesa este tema, pero no nos hemos encontrado con personas que nos vengan a enfrentar o agredir personalmente. Sí, en la virtualidad se dicen opiniones. Pero como se decía antes, cara a cara, no.
AM-P-Hay muchos docentes y profesoras que dan clases especiales y nos convocan para hablar con los alumnos, con la 'pibada', como me gusta decir. Y ahí notamos mucho respaldo, mucho interés sobre todo. Creo que los que se encargan de decir tonterías, obscenidades, no lo hacen de manera legítima. Lo hacen desde la cobardía de las redes. Como esta señora que publicó una foto en las redes tirando cuerpos desde un avión. Si bien es fuerte, doloroso y se obró en consecuencia, es de mucha cobardía. No tiene el peso de la verdad. Es cobardía absoluta. Hay que responder como se respondió, no personalmente, ni poniéndose a la altura de semejante bajeza y falta de humanidad y de conocimiento.
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