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'Nos anima la esperanza de la resurrección, del triunfo de la vida sobre la muerte'

22/03/2025
'Nos anima la esperanza de la resurrección, del triunfo de la vida sobre la muerte'

¨Por estos días estamos atravesando la Cuaresma, un periodo del año litúrgico cristiano en el que debemos prepararnos espiritualmente para el gran acontecimiento que se avecina: la Pascua. Para recordar conceptos y prácticas que se deben tener en cuenta, entrevistamos al padre Darío Kling, cura párroco de la parroquia San Isidro Labrador.

 

'Cada año, la Iglesia celebra a la persona de Jesucristo en distintos momentos. Es como un proceso catequético que nos ayuda a vivir, pero a la vez, a través de la celebración litúrgica, no solamente lo recordamos, sino que lo actualizamos', comienza explicando el padre Darío, y añade: 'lo que se actualiza en este caso es el misterio central de nuestra salvación que es la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo. Lo llamamos específicamente el Misterio Pascual;  eso es lo que celebremos en la Semana Santa, en abril, y para eso hay toda una preparación espiritual'. 

Aquí, el sacerdote aclara: 'cuando decimos preparación espiritual, tenemos que tener cuidado, porque a veces nos referimos a lo espiritual como algo separado de la tierra. No, es espiritual con nosotros, que somos carne. Somos espíritus encarnados, entonces lo espiritual fluye, incide en la vida cotidiana'.

Asimismo, el padre resalta que en este tiempo de cuaresma, debemos centrar la atención 'mucho más en todo el amor de Dios que se muestra en Jesucristo', y agrega: 'Ese Jesucristo que se retira al desierto, que pasa allí cuarenta días, que supera las tentaciones. Y después, ya en el momento final de su vida terrena, cuando entra en Jerusalén, el Domingo de Ramos, que celebraremos el próximo 13 de abril, cuando la gente lo recibe como Rey, lo viva y lo aclama con las ramas de olivo y de palmera, pero después, a los pocos días, gritaba que lo crucifiquen. Eso nos muestra la paradoja del corazón humano. Fueron aquellos en Jerusalén, hace más de dos mil años, y somos también nosotros, hoy'.

El relato cronológico continúa: 'luego vendrá, como día fuerte, el jueves, el día de la última cena; después tendremos el Viernes Santo, el de la pasión y muerte del Señor, y ya el sábado viviremos un duelo esperanzado, porque nos anima la esperanza de la resurrección, del triunfo de la vida sobre la muerte. En la noche del sábado, madrugada del domingo, será la resurrección. Ese Domingo de la Pascua será como el rey de los domingos del año; es ese día el que da sentido a los domingos, de hecho, la palabra domingo, significa ´día del Señor´, y es por la resurrección de Cristo'. 

La abstinencia, el ayuno

Sabemos que durante este tiempo de cuarentena se deben respetar ciertas reglas. al respecto, el padre Darío explica: 'con su sabiduría milenaria, y como madre, la Iglesia nos enseña a vivir este tiempo de cuarenta días como un tiempo de purificación, que es algo bíblico, viene de los judíos del Antiguo Testamento, lo hizo Moisés, lo hizo Isaías, lo hizo Jesús. Entonces, esa práctica se sigue sosteniendo con una austeridad que está conectada con el sentido de una vida que no se resuelve en el tener, en el poder, o en el placer'. El sacerdote amplía: 'es una llamada a la interioridad y tenemos tres grandes pilares: la oración, la caridad, y el ayuno. El ayuno tiene el sentido de privarnos de algo para unirnos a Cristo en su ofrenda, en su sacrificio con nosotros. Pero es un sacrificio para dar, no para guardar. A veces, uno hace ahorros para amontonar, pero la abstinencia, el ayuno, no es un ahorro para amontonar, o no comer para adelgazar, no es una dieta. Es para compartir: me privo de algo y con eso que no gasto en una comida, ayudo a un hermano'.

Al respecto, Cáritas implementó una acción solidaria que Darío comenta: 'El domingo pasado se entregó un sobre a cada una de las personas que vinieron a la misa, con esa consigna: cada viernes, que es un día penitencial, nos privamos de algo. Puede ser la abstinencia de carne, pero puede ser abstinencia de cigarrillos, de chocolates, de lo que sea. Entonces, ese dinero que ahorramos, lo ponemos en el sobre, y al final, en la Semana Santa, este sobre contendrá el fruto de lo que yo me privé y quiero compartir con un hermano'. Por lo tanto, ayuno y limosna están conectados'.

El otro aspecto a observar en este tiempo es la oración: 'Si rezo más, eso me va a hacer todavía más sensible a la necesidad del hermano, y más generoso en la limosna', expresa el párroco. 

Un llamado a la conversión

En la Cuaresma aparece también otra dimensión de la que nos habla Darío: 'durante todo este tiempo hay un llamado fuerte de Jesús fuerte y es el llamado a la conversión. Se trata de un cambio de rumbo, que implica ir hacia el Señor. Pero claro, no es como cuando llevamos el auto al lavadero, que salimos todos limpios y ya está. Si yo cambio de rumbo hoy, pero mañana sigo poniendo acciones que me alejan de Dios, no me sirve. Y tengo que hacerlo con la ayuda de Dios, por supuesto, porque no es una decisión de la voluntad humana nada más, porque la voluntad humana, muchas veces en cuanto a los buenos propósitos, no nos dura mucho, debe ser sostenida por la Gracia. Por eso, la necesidad de reconciliarnos, de ir a la confesión de nuestros pecados para recibir el perdón, debe tener el propósito de mejorar. Es decir, el propósito nuestro que colabora con la acción de Dios, quien puede hacer su obra. Nos acercamos desde la humildad, desde el reconocimiento de nuestros errores y del pedido de ayuda que Dios siempre da. Dios siempre perdona, siempre ama, siempre sostiene. No se arrepiente, no se vuelve atrás. Es un Dios fiel, misericordioso y eterno. Y eso nos da mucha confianza'.

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