'Quieren censurar la posibilidad de transmisión de la memoria'

ENTREVISTA CON MATÍAS CEREZO
Días antes del 31 de diciembre, decenas de trabajadores del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti fueron despedidos por Whatsapp. En tres días, y con presupuesto cero, entre todos organizaron un festival y cerca de doce mil personas se acercaron al predio de la ex ESMA a reclamar por el vaciamiento de la Secretaría de Derechos Humanos y el retroceso de sus políticas. Matías Cerezo, politólogo y Director de Proyectos Culturales del centro cultural dialogó con Cuatro Palabras y explicó cuál es la situación a la fecha, cuáles son los objetos de valor atrapados en el lugar, cuál es la función social del espacio y enumeró algunas acciones que se impulsaron para mantener viva la vida y obra del escritor chacabuquense desaparecido durante la última dictadura.
Por Martina Dentella
-Hubo un banderazo luego del festival multitudinario, ¿hubo algún tipo de repercusión? ¿Algún llamado desde la Secretaría? ¿los trabajadores tienen alguna novedad respecto a su situación?
-Nos dieron de 10:00 a 13:00 para retirar nuestras pertenencias del Conti y nos encontramos con tres policías en la puerta, adentro más policías de civil y un funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos con su secretaria privada. Entrábamos de a uno por vez y nos escoltaban con la policía hasta entrar a la oficina. No nos dejaron usar nuestras computadoras para retirar los archivos, si pudimos retirar objetos personales. Pero fue una situación bastante violenta, ingresamos a un lugar donde trabajamos tantos años y ayudamos a construir, con la policía escoltándonos.
-¿Cuál es la situación de los documentos históricos?
-La primera cuestión importante es la colección permanente del Conti. Son unas treinta y pico de obras, de Yuyo Noé, León Ferrari, Carlos Alonso, y otros artistas muy prestigiosos del país. Esa colección está ahí adentro, hemos perdido el control. Por otro lado está todo el acerbo bibliográfico, la hemeroteca del Conti y archivos propios del Centro Cultural. Además, hay tres o cuatro obras que quedaron secuestradas ahí adentro. La muestra anual de ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina) está encerrada ahí adentro, una muestra de la historia de las bordadoras de Ingeniero White está adentro, y dos muestras más. No podemos ingresar a retirarlas.
-El Secretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, sale a decir a través de distintos medios que el Conti no cierra, que se va a publicar información sobre la programación más adelante; ¿ustedes qué información oficial obtuvieron?
-Hubo una reunión en la que dijo que el Conti que no iba a cerrar, pero la realidad es que con la cantidad de gente que quedó, que no fue despedida, el Centro Cultural no puede funcionar. Es imposible que funcione. Si querés hacer visitas educativas, del área de educación quedó una sola persona. Si querés hacer obras de teatro, de música o de danza, la técnica que hace el sonido, la iluminación eran siete y quedaron dos. Si querés montar una muestra de arte, de pintura, de fotografía, en el área de montaje quedó solo una persona. Hay saberes específicos, es imposible que se pueda hacer. El área de proyectos culturales éramos siete y quedó uno. Es fácticamente imposible que continúe en funcionamiento.
-¿Para qué sirve el centro cultural Haroldo Conti?
-Es uno de los únicos centros culturales de la memoria en el mundo, que además está emplazado en un excentro clandestino. Pero si me preguntás para qué sirve, primero para transmitir la memoria histórica. El Conti tiene la particularidad de este cruce entre arte, memoria y cultura. El arte para transmitir la memoria es super importante. Por el Conti pasan miles y miles de estudiantes que hacen visitas educativas y miles de personas que van a ver recitales de música, proyecciones de cine, obras de teatro, danza, presentaciones de libros, seminarios de política y memoria, que consultan la biblioteca especializada en memoria y derechos humanos, actividades que tienen que ver con el género y la diversidad. Porque el Conti no solo aborda la memoria de la última dictadura, sino la memoria de las luchas populares en Argentina y también derechos humanos actuales. Entonces, el Conti es un transmisor de lo que pasó y pasa en Argentina. Un formador de ciudadanos. Cuando cierran el Conti cierran parte de nuestra historia, nuestra cultura. Y censuran la posibilidad de la transmisión de la memoria.
-Hace poco volvimos al Conti con amigos, hicimos después la visita guiada, pero decíamos, que lo que el Conti abre es la posibilidad de salirse de la caja, de las narrativas tradicionales de derechos humanos.
-Totalmente de acuerdo. Hay lenguajes que permiten abordajes distintos. Por ejemplo, cuando tocó La Bersuit en el Conti fueron seiscientas personas. Yo no creo que todos supieran a dónde estaban entrando, fueron a ver la banda. Y cuando ingresaron, ya leyeron algo sobre el lugar, sobre la historia, y probablemente vuelvan. El centro cultural habilita una puerta de entrada al ex centro clandestino de detención que por otro lado no sería posible. Eso nos pasa mucho. Y para poder hacer todo lo que se hace ahí adentro, el nivel de compromiso de los trabajadores es muy alto, durante el último año el Conti programó todos los fines de semana con cero presupuesto y sin una dirección. No hubo director ni directora nombrada en un año. Eso quiere decir que solo los trabajadores lo sostuvieron. Eso solo se puede lograr si tenés gente profesional muy comprometida con su trabajo, y donde hay una comunión entre los trabajadores, la comunidad artística y el público.
-¿Qué acciones se impulsaron durante estos años vinculadas al escritor Haroldo Conti?
-En el año 2007 Eduardo Luis Duhalde era secretario de Derechos Humanos y lo convoca a Eduardo Jozami, en principio para que se haga cargo de la biblioteca de la secretaría, que funcionaba en la calle 25 de Mayo en el centro de Buenos Aires. Luego de esa reunión surgió la idea de que esa biblioteca vaya a la ex ESMA pero que sea más que una biblioteca. Un Centro Cultural era una cosa muy rara en un sitio de memoria en ese momento, y entre Duhalde y Jozami surgió la idea de ponerle Conti, aunque estaba la posibilidad de ponerle Rodolfo Walsh, y como hay otras instituciones que se llamaban Rodolfo Walsh decidieron ponerle Haroldo Conti, como escritor desaparecido y como militante. Desde ese momento hicimos una infinidad de acciones en torno a la figura de Haroldo. No quiero pecar de soberbio y decir que su figura se hizo más conocida, porque hay otros sitios, pero realmente hicimos muchas actividades populares. Hicimos en la Feria del Libro una presentación del libro sobre Haroldo Conti de Eduardo Romano, especialista en literatura; también los premios Haroldo Conti, hicimos un premio anual de historieta en la que había que adaptar su obra, proyectamos sus películas, creamos una revista que lleva su nombre donde se publicaron muchos artículos sobre él, hicimos la reparación del legajo de Haroldo como profesor, en pandemia convocamos a artistas a leer su obra en redes, pero además, apenas ingresás al lugar, las paredes contienen información sobre su vida y obra. Tenemos mucha relación con su familia en todo esto.
-¿Cuál es la perspectiva sobre la posibilidad de que se reintegre a los trabajadores y se mantenga abierto?
-Nosotros vamos a seguir luchando por la reincorporación de todas y todos los trabajadores del Conti desde el punto de vista gremial. Nosotros estamos afiliados a ATE. Imaginate la capacidad de trabajo e imaginación de los trabajadores que en dos días, desde el primero al tres de enero armamos un festival multitudinario en el que participaron artistas reconocidos durante cuatro horas. Vamos a seguir. No sé qué respuestas vamos a tener del Gobierno, no tengo registro de un gobierno de ultraderecha como este y con su nivel de crueldad, pero no vamos a bajar los brazos y vamos a sostener el centro cultural a capa y espada.
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