'Trato de que todos los vecinos se sientan reconocidos'

En una semana en la que se abordaron en vivo las problemáticas vinculadas al estrés y al ocio con distintos columnistas, Arrancamos Tarde el clásico de la mañana en FM Radio Ultra 98.9) recibió la visita del Intendente Municipal, Darío Golía, con quien dialogaron acerca de la rutina, el tiempo libre, los enojos, la gestión, los jóvenes, las responsabilidades y el equilibrio con la vida familiar y cotidiana. Además, se refirió al vínculo estrecho que mantiene con la comunidad y aseguró: 'Trato de que todos los vecinos se sientan reconocidos'.
-¿Cuándo es tu momento de ocio?
-Ahora tengo poco en la gestión, uno tiene poco los fines de semana, trato de organizarme, pero es mucha actividad la que nos toca. El domingo caminamos con mi señora. Primero fuimos a la misa en el barrio San Miguel, luego el desayuno con el grupo de la parroquia, a las 10:00 estaba en casa y salimos a caminar hasta las 11:30 por el acceso. Eso hoy es ocio para mí, pero es muy esporádico. Entre semana, a la tarde llego a casa tipo 16:00 o 17:00 y cuando tengo ganas hago una horita de bicicleta fija frente al televisor, mientras hago zapping por las noticias. Esos son los momentos de descargo, después vuelvo al municipio a las 18:00 hasta las 21:00.
-¿Disfrutás de los actos de gestión?
-Sí, en la mayoría de los casos sí. Generalmente son los momentos de encuentro, de compartir y de valorar también lo que tenemos en Chacabuco. Eso para mí es importante: que el otro se sienta valorado, se sienta tenido en cuenta.
Más allá de los gustos personales, yo soy consciente que uno representa el Municipio y el conjunto de Chacabuco, y trato que todo el mundo se sienta reconocido.
A veces hacemos hincapié en los conflictos. Por eso en el despacho recibo a un deportista, o a vecinos que son parte de un evento cultural, a un artista. Es importante que se le reconozca el esfuerzo que hace cada uno en su ámbito.
A veces un joven que rompió una vidriera es estigmatizado y es rápidamente noticia, y después tenés muchísimos jóvenes que estudian, que sacan buenos promedios, que hacen música, que hacen deporte, que se esfuerzan. Y nosotros tratamos de poner en valor eso.
-Hay muchos jóvenes funcionarios que son parte de tu gestión, ¿a qué se debe esa decisión?
-Cuando arrancamos con el Instituto Proyectar, la premisa fue convocar gente nueva. Muchos veníamos de experiencias anteriores y era un pedido de la población, de renovar la política, renovar las estructuras. Entonces convocamos gente nueva, muchos de ellos coincide que son jóvenes pero también hay otras personas que nunca habían participado. Y esa gente se fue formando, capacitando, fue participando, y hoy también está integrando los lugares de gestión.
-¿A qué edad arrancaste con la política?
-Muy joven, 13, 14 años. Venía de familia peronista, no militante. Así que comencé en el centro de estudiantes del secundario, y después a militar en el 86 en la vieja Juventud Peronista en pleno secundario. Sin imaginar lo que la vida después me iba a dar la posibilidad de llegar a lugares de decisión.
Pero antes, en la primera elección en la que participé activamente como militante fue en el 83 que acompañé a mi papá en una de las internas del peronismo, yo era muy chiquito, tenía once años. Después la vida me unió con muchos militantes como Raúl De Caro, que también estuvo en la lista con mi papá y terminó siendo un amigo de la vida. También Raúl Dentato, que después tuve la posibilidad de que me cediera parte del estudio en el que estamos hasta el día de hoy. Y ya en el 87 sí era militante de la JP, con un grupo de amigos y muchos de ellos me siguen acompañando. Desde esa época venimos fortaleciendo vínculos, trabajando en lo solidario, trabajando siempre para el otro, empatizando con nuestra comunidad, y después me dio la posibilidad, Dios y la vida, de estar en lugares de decisiones donde uno puede sin duda contribuir mucho más.
-¿Te enojás? ¿cómo sos cuando te enojás?
-Me cuesta enojarme, pero cuando me enojo soy explosivo. Enojado soy difícil.
Hay pocas cosas que me enojan. Lo que tiene que ver con la gestión, no. A veces te duelen cosas en lo personal, pero uno está medio acostumbrado y la va llevando. Son los temas que hay que tratar permanentemente y para las discusiones políticas o puntos de vista uno tiene la gimnasia de resolverlo.
-¿Qué te gustaría ser si no te dedicaras a la política?
-Quizás no ocupar lugares de tanta exposición y tanta presión permanente. Pero es la política lo que me gusta.
El 2015 para mí fue un aprendizaje pese a haber perdido, porque fue el momento donde más compartí con mi familia. Justo dio la casualidad que mi papá enfermó y me dio la posibilidad de acompañarlo de otra manera.
Yo arranqué muy joven a militar, me fui a estudiar en La Plata, estuve en el centro estudiante. El último año trabajé en el Ministerio de Gobierno todo el año. Tuve una experiencia hermosa. Como me estaba por recibir, me empezaron a dar algunos expedientes, y terminé manejando toda la parte legal del Ministerio de Gobierno. Entonces, el día que me recibo, me llama el Ministro y me felicita en su despacho, y me pregunta qué lugar me gustaría ocupar en ese momento. Y yo le dije 'Disculpe, Ministro, pero extraño mucho Chacabuco, quiero volver a Chacabuco y quiero ser Intendente'. Y me dice, 'bueno, el día que sea Intendente, invítame a la Asunción'.
En el 2003 él estaba en la primera fila del Concejo, obviamente acompañándome, para mí fue algo muy lindo.
Pero fue todo muy rápido, yo me recibí, vine a Chacabuco, pusimos el estudio jurídico, tuve que arrancar de cero junto con Marcelo. En poquito tiempo me casé, y cuando volvimos de luna de miel, que nos fuimos a Bariloche en el Clío, largué la campaña a Intendente.
-¿Montaña o mar?
-No, mar. A mí me gusta mucho la playa. Disfruto del sol, soy más de la Costa Atlántica.
-¿Cómo es Darío de entrecasa?
-Muy normal. Cómodo. Me gusta andar descalzo.
-¿El desayuno?
-Muy rápido. Dos mates, un mate cocido, muy rápido.
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