Benito Garcia recuerda los inicios de la Stanley

Por Sonia Elisabeth Rubino

Hoy nos atrapa el pasado con el comienzo de una industria que trajo a Chacabuco trabajo y algunos conflictos como quejas de vecinos por olores nauseabundos, aguas que corren llevando con ellas más dudas que certezas sobre la contaminación y la protección del medio ambiente.

Un lugar que durante años y a pesar de gobiernos diferentes y etapas económicas difíciles aún sigue vigente.

Con sus pro y sus contra no deja de ser un trozo de nuestra sociedad que fue alcanzada de una u otra manera por dicho emprendimiento.

En obreros, contratistas y hasta en el transporte incidió la instalación de dicha firma en un pueblo que aún comenzaba a dibujar su futuro.

A través del tiempo y viendo hacia atrás huellas dejaron muchos vecinos que desde temprana edad y hasta su jubilación fueron parte de su historia.   

Pero para conocer un poco sobre el tema hay que desandar caminos, bucear entre sus primeros pilares que escribieron páginas en la columna industrial de nuestra ciudad que nacía para traer vientos de esperanzas y un futuro incipiente que daría trabajo a muchos habitantes de Chacabuco y la zona.

En ese momento valía la pena todo movimiento, los intensos golpes y estridentes ruidos que provenían del lugar elegido para la instalación de una empresa refinadora de maíz que se llamó STALEY ARGENTINA S.A.C.I.F. subsidiaria de A.E.STALEY MANUFACTURING CO.

Corrían los últimos años de la década del 60 cuando los vecinos del Acceso Elguea Román con su flamante asfalto comenzaron a escuchar fuertes golpes ,mucho movimiento de tierra y gran cantidad de obreros trabajando en el lugar.

Nadie imaginaba que se trataba de una máquina pilotera colocando los pilotes que serían los cimientos de la fábrica que se comenzaba a instalar y sería la empresa más grande que hoy tiene Chacabuco.

Haciendo un poco de historia recurrimos a un tabloide llamado 'El Clarín de Chacabuco' el cual nos informa a través del tiempo, que era lo que se estaba construyendo sobre el acceso, promesa de un futuro mejor para aquellos que no tenían trabajo, quienes recién terminaban la escuela secundaria y no podían o no querían seguir una carrera universitaria, y por supuesto a quienes se formaron en la universidad y querían hacer de su título una realidad, un proyecto de vida, un camino a seguir.

'La empresa constructora  A.G. Mc. KEE y Co. ARGENTINA S.A. compañía argentina, ha podido obtener de Chacabuco no solamente personal, sino también gran cantidad técnica, industrial e importante cantidad de elementos empleados en las diversas fases de la obra. los que han sido fabricados localmente por talleres chacabuquenses.

Asimismo, en otros aspectos, se ha podido contar con equipos, personal y dirección para la ejecución de importantes trabajos por el régimen de su contratación. Merece un capítulo especial en esta nota los proveedores locales quienes en un verdadero esfuerzo comercial han cubierto necesidades de materiales y/o herramientas que por el volumen y tipo de obra no son mercadería habitual en el movimiento comercial.

En todo proceso constructivo hay varios ángulos que contribuyen a formar el cuadro completo de la obra, se trate ésta de una industria o de una vivienda, uno de los ángulos menos conocidos es el volumen de materiales que se requieren para una construcción de tal índole.

Para dar una somera idea damos algunos volúmenes de materiales empleados, por ejemplo, 5.000 toneladas de piedra, más de 4.000 toneladas de arena, más de 35.000 bolsas de cemento, más de 300 toneladas de hierro de construcción. Se ha realizado movimiento de tierra por más de 15.000 metros cúbicos, Se instalaron más de 8 kilómetros de cañería de diversos diámetros, más de 200 toneladas de equipo y más de 100 toneladas de estructura de acero. Estos son materiales y elementos que quedaron incorporados al conjunto de edificios e instalaciones.' (Textual del diario El Clarín de Chacabuco, año 1969)

Para seguir con los cimientos nos fuimos a las fuentes que estuvieron ahí en sus comienzos y hoy nos cuentan la fase humana de la fábrica que a lo largo del tiempo cambió varias veces su nombre y hoy es Ardión.

Benito Ángel García es oriundo Río Cuarto, Córdoba y a pesar de estar ya retirado su impecable memoria nos ayuda a contar esta historia de manera fehaciente para quienes pasan cada día por el lugar entiendan que hubo un tiempo donde se eligió una ciudad, un predio, un nombre y una larga lista de obreros que de la mano de tamaña construcción comenzaban a encontrar un trabajo.

¿Dónde nació usted?

'Nací en Río Cuarto, Córdoba en el año 1934', 

¿Dónde estudió?

 'Estudié en Santa Fe. Ingeniería. Ingeniería química.'

¿Cómo se contactó para ingresar a Staley?

 'Primero hice un viaje de estudio por Europa, después me quedé trabajando dos años en Inglaterra. Con el tiempo  trabajé en una fábrica textil y de allí me buscaron y me llamaron para trabajar en Staley Argentina.'

¿Qué cargo tenía?

'Estuve a cargo de la gerencia local aproximadamente 13 años'

¿Siempre bajo la firma Staley Argentina?

'No. Al tiempo pasó a ser Industrias de Maíz S.A. de capitales chilenos.'

¿Vivía en Chacabuco?

'Sí, pero casi al final de mi estadía en la ciudad, la fábrica se expande hacia Uruguay con el proyecto de transformar una fábrica de azúcar natural en una de fructosa y ahí me fui para 

estar a cargo de dicho proyecto.'

¿Cómo se llamó el proyecto?

'Se lo llamó Agroindustrias La Sierra y estaba ubicado en Gregorio Aznárez, cerca de Punta del Este y yo estaba a cargo de un grupo de empleados de Chacabuco que viajaron conmigo para poner en marcha la nueva fábrica.'

¿Y luego?

'Volví a Chacabuco y al poco tiempo dejé Industrias de Maíz y me fuí a trabajar a Ledesma en Villa Mercedes, provincia de San Luis.'

¿Cuántos años trabajó ahí en Ledesma? 

 Trabajé hasta los 80 años que me jubilé. Ahora tengo 90.'

¿Se acuerda usted cuántos empleados empezaron acá en Staley?

 'Mucho no recuerdo pero alrededor de 100 operarios. Eran cuatro turnos de aproximadamente 25 trabajadores cada uno' 

¿Había mucha demanda de trabajo en Chacabuco?

'No. No se crea, no se conseguían operarios tan fácilmente'

Está jubilado. ¿Dónde vive ahora?

'Hoy día vivo en Buenos Aires'

¿Extraña Chacabuco?

'Si, extraño Chacabuco, sí señor. Extraño Chacabuco, pero acá tengo la asistencia médica que necesito'

¿Dejó amigos acá?

'Sí y es una de las cosas que extraño. A través de ésta nota me gustaría saludar a todos aquellos que estuvieron al lado mío tantos años ya sea dentro o fuera de la fábrica'

No son sólo cimientos y fierros. Tampoco ruidos, olores y miedos ante la contaminación. 

No es un trozo de tierra ocupado por una firma extranjera para plantar aquí sus equipos y comenzar a producir.

Dentro de ella, de la planta hay personas, seres que han proyectado y también logrado un espacio en la sociedad.

Hubo épocas mejores, otras no tanto. Creo que casi todos conocemos a alguien que trabajó o aún trabaja en ese lugar que ya es parte del espacio, un continente que respira dentro del territorio chacabuquense.

Cuando llegaron eran capitales extranjeros y hoy la fábrica se llama Ardion y es industria nacional.

A pesar de todo lo que significa tener una planta industrial cerca, Chacabuco se ha expandido y el acceso Elguea Román es un lugar habitado por casas de familia, quintas de fin de semana y un numeroso tránsito.

Durante estos años ha crecido y mucho. Tiene aproximadamente 320 empleados de manera directa y también numerosos contratistas que realizan su trabajo fuera de la planta.

Algunos todavía la llaman Staley, otros dicen Industria de Maíz, o directamente y como referente dicen cerca de.., enfrente de, a metros de…cuando necesitan ubicarse dentro del acceso.

Eso nos da la pauta que aunque sobrevuelan las dudas, las incomodidades o situaciones que nadie quiere vivir, esos cimientos están más firmes que nunca.

Corría el año 1970 cuando se erguía y se ponía en marcha lo que hoy es industria argentina y aunque es Ardion sigue siendo 'La fábrica'

¡Gracias ingeniero Benito García!