Viernes . 30 Mayo . 2025

Escucha en Vivo:

Chacabuco es una república llena de vida

25/05/2025
Chacabuco es una república llena de vida

POR MANUEL BARRIENTOS. Periodista y docente universitario.

 

La literatura y la vida para Haroldo Conti son la misma cosa. Son la gran cosa. La narrativa brota de la experiencia: los personajes, los temas, los escenarios del escritor son aquellos que el hombre va navegando en el día a día. La ciudad natal, Chacabuco, no puede entonces ser más que un territorio de sus obras. Allí está: en 'La causa', ese relato iniciático en el que se solapa bajo el nombre de Rinconcito, con el que logró el premio de la revista Life en 1960; y en 'A la diestra', un asado de despedida entre amigos al que está invitado hasta Dios, en esas páginas que quedaron en el escritorio mientras era secuestrado de su casa por la dictadura el 5 de mayo de 1976.

Mi padre entrevistó a Conti para el Bisemanario Chacabuco en agosto de 1971. En esa nota, hay casi un reproche de por qué Chacabuco no está más presente en la obra, con la salvedad del cuento 'Los novios'. Casi, también, a la defensiva, Haroldo retruca con 'La Causa' y de su boca comienzan a salir personajes como el señor Pelice o Bimbo Marsiletti, que después poblarán su obra.

En 1975, lo vuelve a entrevistar, para la revista Vértebra y Fermento. Allí la situación ha cambiado por completo. La presencia de la ciudad creció en la obra del escritor hasta ocupar casi por completo los relatos que integran La balada del álamo carolina.

Conti habla de Chacabuco como 'un pueblo mágico en la memoria'. Con destreza cinematográfica, el comienzo de 'Perfumada noche' regala un travelling que surca las capas temporales hasta regresar al pueblo niño, que es también ese pueblo donde él era un niño. Su mirada es tierna: sí. Pero, atención, que ahí no hay un pueblo edulcorado y sin conflictos. 

Hay una suerte de gesta o chiste sobre el que hemos escrito mucho. A mediados de los años setenta, el presidente de Ecuador brinda una recepción a los grandes escritores del boom de la literatura latinoamericana. Se van presentando, uno a uno, a medida que saludan al mandatario. Gabriel García Márquez, de Colombia; Juan Rulfo, de México; Mario Benedetti, de Uruguay. Es el turno de los argentinos. El flaco desgarbado se adelanta, le da la mano al mandatario ecuatoriano y, así, como quien no quiere la cosa, suelta: 'Haroldo Pedro Conti, de la República de Chacabuco'. Sonríe ante el desconcierto presidencial.

¿Por qué volvemos a esa anécdota? Porque no se trata tan sólo de una picardía, una humorada, un anclaje de pertenencia a la patria chica. En la obra de Haroldo, Chacabuco es una república en el sentido preciso del término: una diversidad de habitantes que se reúnen o entran en disputa para sostener un puñado de ilusiones, desgarros, dolores, sueños. Es una república llena de vida.

Hay en Conti una actitud moral o política en varios planos. En 'La causa' o en 'Ad Astra', por ejemplo, hay peleas, tensión, bandos que ponen en juego distintos puntos de vista. Su apuesta más radical, sin embargo, pasa por la incorporación para el gran mundo de la literatura (vean todos los premios internacionales que recibió) personajes habitualmente elididos, marginados, descartados. También, ante el imperio de la crueldad y la indiferencia, en su obra predominan las historias de solidaridad y los lazos comunitarios entre esos seres. Y, hay una reivindicación de lo colectivo en un nivel más profundo: la celebración de la amistad. Que llega a su punto más alto en 'Los caminos' o en 'A la diestra'.

¿Por qué seguimos hablando de Conti a cien años de su nacimiento y casi cincuenta de su desaparición? Porque sus libros están hechos de vidas que se abren a nuevas vidas.

feature-top