Cuando el acceso a la salud y los medicamentos daba lugar a las sospechas

Los inmigrantes que desde incluso antes de la fundación de Chacabuco llegaron a estas tierras en busca de un futuro al poco tiempo de radicarse se abocaron a la conformación de sociedades y asociaciones a través de las cuales intentar preservar las tradiciones y, sobre todo, brindar ayuda a sus connacionales.
Muchos de ellos llegaban a la Argentina escapando de una vida de carencias extremas que llevaban en sus países, pero lo que encontraban aquí tampoco era la tierra prometida. Por el contrario, muchos de los inmigrantes decidían años después regresar a sus países, incluso cuando estos se hallaban en plena guerra. Quienes se quedaban encontraban en las asociaciones de colectividades un refugio.
Una de las primeras instituciones en conformarse fue la Sociedad Italiana de Auxilios Recíprocos, que en 1883, cuando ya se llamaba Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, podía mostrar con orgullo su edificio de dos plantas situado en la hoy avenida Alsina. Esa y otras entidades surgidas en aquellos años tuvieron entre sus prioridades ayudar a sus asociados en el acceso a la asistencia médica y los remedios.
Ya en 1888 la Sociedad Italiana promovió la construcción de un hospital. En su libro 'Chacabuco en los años '30', el profesor Rodolfo Rodríguez comentó que la institución también se planteaba la necesidad de que en la ciudad hubiera farmacias que estuvieran a cargo de 'personal capacitado a tal efecto'. Sus directivos también se preocuparon en 'terminar con los abusos de algunos médicos en la provisión de medicamentos, habida cuenta de algunos procedimientos turbios con los farmacéuticos'.
Al parecer, en esos tiempos había muchos manejos discrecionales en estos temas y, escribió el historiador, 'comportamientos desdorosos' en la 'implementación de la beneficencia', así como 'ciertas complicidades' entre 'mutuales y graduados'. Al referirse a este tema, Rodríguez cita expresiones del 'polémico doctor-farmacéutico y periodista Vicente García Medina', graduado en la Universidad de Madrid y dueño de la farmacia La Salud, que en 1931 criticaba a la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos y decía que estaba integrada 'por una camarilla de sicilianos que deciden dónde comprar sus asociados los medicamentos con acuerdo de ciertos farmacéuticos'.
Tal era el celo que la Sociedad Italiana ponía en controlar que sus socios accedieran a medicamentos y médicos de calidad que en el seno de la entidad se creó el cargo de inspector sanitario. Inclusive, a través de la prensa local se realizaban publicaciones en las que se insistía en que los médicos debían tener nociones de 'higiene industrial, profilaxis de enfermedades sociales y contagiosas, y puericultura'.
También trabajaba en esos temas la Sociedad Española de Socorros Mutuos, fundada en 1882, que también ponía la atención en la asistencia a las familias de los socios fallecidos. En relación al acceso a medicamentos, el reglamento original de la Sociedad tenía un apartado en el que se establecía como prioridad 'garantir la legitimidad de los medicamentos y específicos que indiquen las recetas de los médicos que asisten a esta Sociedad'. También se indica que no podría despacharse ninguna receta por cuenta de la Sociedad 'sin que esté encabezada con el nombre Asociación Española de Socorros Mutuos y el nombre del enfermo'.
Con respecto a esta institución, el doctor García Medina, a través de la prensa, sacó a la luz una situación reñida con la ética como producto de lo que llamaba 'secuelas del favoritismo y la coima' en la que habrían caído, según él, algunos miembros de la Sociedad Española.
Escribió Rodríguez que, según este profesional, 'las farmacias favorecidas eran casi siempre la Farmacia Palá o la Farmacia Rizzi, que vendían en exclusividad a los socios de la comunidad española, producto de acuerdos entre algunos miembros de esa entidad y ciertos médicos que sugerían a los extranjeros la compra en aquellas farmacias'.
García Medina abrió un debate en la sociedad chacabuquense y afirmó que, en el caso de su farmacia, 'no se ha cultivado jamás el exquisito deporte de buscar el tarro de la pimienta, ni se ha complicado en pretender ayudas de baja procedencia en el seno de las sociedades de socorros mutuos, donde hay angelicales servidores de favoritismo y de la coima'.
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