Cuando un avión de la Fundación Eva Perón cayó en las cercanías de Castilla

En un campo situado en los alrededores de Castilla, cerca del camino a Mercedes, hay un pequeño monolito (foto) que se construyó en el lugar donde, hace casi 75 años, cayó un avión de la Flota Aérea Mercante Argentina que trasladaba a enfermeras de la Fundación Eva Perón y otras personas. Cinco de ellas murieron a causa del accidente.

El avión regresaba de Quito, Ecuador, a donde había viajado para cumplir una misión de ayuda social a las víctimas de un sismo que se había registrado en ese país. En la ida se había trasladado, junto a los pasajeros, medicamentos y ropa.

La aeronave, un Douglas DC4 bimotor con capacidad para 44 pasajeros, permaneció unos días en aquel país y en la mañana del lunes 26 de septiembre de 1949, despedida por una multitud, emprendió el regreso a la Argentina. Estaba previsto que en la tarde del día siguiente aterrizara en el aeródromo de Morón, donde la delegación sería recibida por la misma Eva Perón junto a una importante comitiva de altos funcionarios del gobierno argentino.

Conmoción en Castilla

A las 17:30 del martes 27, cuando ya estaban las autoridades aguardando en el aeródromo, se informaba un retraso en el aterrizaje, y a las 18:00 llegaba una noticia inquietante: la aeronave había perdido contacto con la torre de control. Lo que se conoció una hora y media después era mucho peor: la Policía de Castilla, una localidad del noroeste bonaerense, situada en el partido de Chacabuco, informaba que un avión se había estrellado con 24 pasajeros a bordo en un campo cercano a esa población. Había cinco muertos y diez heridos de gravedad.

Mientras tanto, en Castilla se vivía una conmoción y buena parte de los habitantes del pueblo, que en ese entonces eran muchos más que en la actualidad, acudieron al lugar del accidente en todo tipo de vehículos, o caminando, para tratar de brindar auxilio a los heridos. Paralelamente, el presidente Juan Domingo Perón ordenó el envío de ambulancias, médicos y enfermeras. El avión había caído en un campo que en ese entonces pertenecía a la familia Bonnet.

Las causas del accidente

Todo indica que la aeronave se precipitó a tierra a causa del escape de oxígeno de un tanque que estaba ubicado debajo del asiento de unos de los pilotos. Eso provocó un principio de incendio que amenazaba extenderse a todo el interior del aparato.

Aún así, acechado por las llamas, el piloto advirtió que era inminente una explosión, por lo que debía aterrizar como sea y en el menor tiempo posible. Lo hizo sin emplear el tren de aterrizaje, intentando deslizar el avión sobre su panza, para evitar carretear con las ruedas sobre el suelo blando del campo, lo que provocaría un daño mayor.

Según testimonios de los sobrevivientes, la cabina estaba totalmente incendiada mientras el piloto y copiloto permanecían en sus comandos aterrizando el DC4. Ambos murieron carbonizados y sus cuerpos fueron rescatados al día siguiente, luego de que los bomberos trabajaron toda la noche para apagar el incendio.