¿Dónde está Oesterheld?

Por Juliana Chacón
Primero secuestraron a dos de sus hijas, luego a Héctor, a quien mantuvieron con vida hasta que secuestraron las otras dos hijas y le mostraron fotografías de cada una de ellas muertas. Héctor Oesterheld fue secuestrado y desaparecido el 27 de abril de 1977. Pasó por tres centros clandestinos: Campo de Mayo, El Vesubio, donde estuvo en cautiverio junto a Haroldo Conti, y El Sheraton. A comienzos de 1978 nadie más supo de él. Este año se cumplen 68 años de la primera publicación El eternauta, la más famosa de sus historietas. El próximo 30 de abril se estrena su adaptación en Netflix.
Oesterheld nació el 23 de julio de 1919, en Buenos Aires. Estudió Geología en la Universidad de Buenos Aires y, mientras lo hacía, comenzó a trabajar de corrector editorial. Exploró yacimientos trabajando para YPF. Fue un lector voraz de entre otros Herman Melville y Joseph Conrad. En 1943 publicó su primer cuento, 'Truila y Miltar', en el suplemento literario de La Prensa. En 1957 fundó, junto con su hermano, la editorial Frontera, desde donde publicó Bull Rocket (cuyo protagonista actúa en grupo, preanunciando la acción comunitaria de El eternauta) y Sargento Kirk (del que se dice iba a ser una adaptación de Martín Fierro, pero es en cambio una historia de cowboys en la que Sargento deserta y se va con los indios). En la revista Hora Cero, consumida por los niños de la década del 50 que serían luego los jóvenes del 70, aparecieron sus personajes Ernie Pike (corresponsal que relata la Segunda Guerra Mundial) y Juan Salvo de El Eternauta.
Oesterheld se convirtió en el guionista e historietista más reconocido del país y con repercusión internacional. Su aparición significó un hito. Oesterheld ya se había probado a sí mismo escribiendo cuentos para niños y también artículos de divulgación científica. La historieta hasta entonces era considerada un género menor. Pero él rompe con este formato: en Ernie Pike, por ejemplo, no hay malos y buenos, el mal lo encarna el propio concepto de guerra. Rompe con la dicotomía bien y mal. El mal sobrepasa incluso el concepto humano, nos rodea.
El eternauta es una de las grandes obras de ciencia ficción argentina. Su protagonista, Juan Salvo, un trabajador de clase media, se vuelve un héroe en el sentido épico. Carga sobre su propio destino el destino de la humanidad. No nace héroe, es el resultado de su acción, a partir de la cual se descubre como tal. La historia sucede en un lugar reconocible por los lectores, el mismo desde donde leen: Buenos Aires, Argentina. Desde la buhardilla de su casa de Vicente López, Juan Salvo y sus amigos ven caer la nevada de la muerte. El espacio no produce extrañamiento. En esa época, el cine triunfaba con historias de invasión extraterrestre. Y se hablaba en los diarios de explosiones atómicas. Oesterheld trae esto a nuestro territorio.
Inspirado en Robinson Crusoe, Juan Salvo es un hombre, junto a sus amigos y a su familia, rodeado por la muerte. Los personajes se aíslan dentro de la casa e intentan defenderla. Juan Salvo, cubierto con el traje que simboliza a El eternauta, sale asustado, sin intenciones de combatir ni luchar contra nada ni nadie. Intenta defender su hogar en un mundo que repentinamente se vuelve desconocido. Afuera está la muerte. Recién, cuando lleguen a buscarlos, saldrá a pelear contra el enemigo. Es entonces cuando comienza la historia de la invasión. El eternauta quiebra la idea de salvación individual. Juan va acompañado por sus amigos: 'El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe 'en grupo', nunca el héroe individual, el héroe solo', sostiene Oestelheld décadas más tarde, ya atravesado por los hechos históricos de los 70.
Oesterheld confesó que El Eternauta fue construyéndose y modificándose en cada entrega. Las formas narrativas del cuento, que previamente había indagado, aparecen en la escritura de la historieta, cosa no habitual en la época. La narración no es la historia de El Eternauta, es la historia de Salvo. El eternauta, el viajero del tiempo, llega desde otras coordenadas hasta el guionista que será el encargado de escribir la historia.
En 1976, se reedita El eternauta, esta vez por la Editorial Record. La nevada ahora es leída desde otro contexto histórico. Oesterheld ya forma parte de la militancia de Montoneros, a quienes se suma justo después de que la Editorial Frontera quiebre. Ya Oesterheld había publicado, en 1974, La Guerra de los Antartes, en la revista Noticias, el relato de una invasión narrado desde una visión antiimperialista. En la segunda parte de El eternauta, el protagonista mata con sus propias manos y comienza a identificarse con el enemigo, tiene su misma crueldad. '¿Crees que me transformé en uno de ellos?' le pregunta El eternauta al personaje Oesterheld que lo acompaña en su recorrido.
En 1983, con la presencia aún del Golpe de Estado Cívico Militar en el poder, el dibujante Felix Saborido publica en la revista Feriado Nacional, una ilustración de todos los personajes de Oesterheld bajo una gran inscripción que dice: ¿Dónde está Oesterheld?
El guionista de El eternauta sostuvo a lo largo de toda su producción una manera de comprender el mundo, una cosmovisión, que era intolerante para la época. En la segunda parte de El eternauta, cuando el protagonista reaparece en una ciudad devastada y debe hacer algo con los restos, dice: 'Desde ahora estamos solos, completamente solos'. Solano López, el dibujante de la historieta, había recibido por carta los guiones. Ya no se veían con Oesterheld. En la cara de Salvo, Solano dibuja los rasgos de quien lleva las huellas de la tragedia.
'Un recio súbito golpe de viento estremece la casa, como si el desierto quisiera entrar (¿Quién quiere entrar? ¿El desierto o la muerte?)', se lee en la segunda parte de El eternauta.
Más de sesenta años después, se estrena en la plataforma Netflix, la adaptación de la más famosa historieta de Oesterheld. Ojalá sea un regreso a sus textos, a las páginas que dejó escritas, una reivindicación de su labor, una justicia poética.
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