EL BARMAN PERONISTA

Por Manuel Barrientos
Cincuenta años, redondos y precisos, se cumplen de la muerte de Juan Domingo Perón, y usted me ha pedido que escriba un artículo que tenga como protagonista algún personaje notable que resuma la historia del movimiento peronista. De unas palabras que sepan hacerle justicia al General. Dije muerte, porque así usted se ha referido a aquel acontecimiento sucedido el 1º de julio de 1974, pero déjeme aclararle que quienes pertenecemos a esta corriente política, a esta reunión de hombres y mujeres, a esta verdadera gesta nacional, preferimos mencionar a aquel evento como el paso a la inmortalidad del líder máximo que ha dado este país en el siglo XX. Quiero traerle, entonces, a esta mesa, mientras la hora de cierre se acerca, una reseña acerca de la vida de alguien que supo ser cercano a nuestro tres veces presidente. Por ese vínculo, conoció el éxito; por ese vínculo, hizo carne el destierro.
Como representante de un país que muchas veces se creyó condenado al éxito, Santiago Policastro le regaló a la Argentina un campeonato mundial: el de la coctelería. Más conocido como Pichín, logró ese título en Berna, allá en tierras suizas, en 1954, en el marco de la Exposición Suiza de Turismo y Arte Culinario Internacional y Campeonato Mundial de la International Bartenders Association. Y aquella medalla de oro la obtuvo con un trago denominado 'El Pato', en homenaje a nuestro deporte nacional.
¿Quiere usted que le comparta la receta? Pues anote. En un vaso cónico coloque en forma de espiral una corteza de naranja y cuatro trozos de hielo picado. Luego vierte allí, en ese vaso cónico, dos partes de curaçao triple sec, una de kirsch, dos de vermouth tipo torino, dos de vermouth tipo francés, tres de bitter rojo y cinco de dry gin. Agregue media rodaja de naranja. Ahí tiene el trago gran campeón, gestado allá en tierras suizas.
A su regreso a Buenos Aires, nuestro primer mandatario Juan Domingo Perón lo citó en la Casa Rosada para brindarle la recepción que se merecía. Luego de las felicitaciones, luego de que Pichín comentase los pormenores de su triunfo épico, el Presidente le preguntó si necesitaba algo.
Un barco -respondió el bartender.
¿Para qué? -exclamó sorprendido el mandatario.
General: mientras los chilenos sirven en sus embajadas sus excelentes vinos, en las nuestras se sirve champagne francés o whisky escocés. Déme un barco y haré una muestra itinerante por el área del dólar con nuestros mejores productos –explicó Pichín.
No se diga más, aseveró el General, y convocó de forma inmediata al ministro de Transportes, Juan Eugenio Maggi. A disposición de Pichín quedó el buque Río de la Plata, de la Flota Argentina de Navegación de Ultramar. Así, inició una gira por Brasil, el Caribe y en Estados Unidos, como embajador de nuestra coctelería, que abrió rutas de negocios para muchas empresas argentinas.
En una exposición internacional que se realizó en Londres, la leyenda cuenta que el bartender preparó un cocktail para funcionarios rusos, que era perfectamente rojo. Incluía, flotando sobre una base de cáscara de naranja, una figura de hoz y martillo. Conmovidos, los diplomáticos soviéticos decidieron restablecer las relaciones comerciales con la Argentina.
En 1955, Pichín participó en programas de la televisión naciente y publicó el libro Tragos mágicos, que incluye un Decálogo del Bartender. Podrían haber sido las veinte máximas, pero fueron diez. Allí se lee: 'Primero. El Barman es un artista y la coctelería un arte que se nutre de espíritu, sabor, aroma y color. Segundo. La misión del Barman es alegrar, no embriagar. Tercero. Haz del cliente un amigo, y no del amigo un cliente'. Y así.
Supo conocer el rostro del éxito, le dije. Pero le advertí que también bebió de las mieles de su reverso. Con el golpe de Estado de la autollamada Revolución Libertadora, Policastro siguió conservando en su bar una foto de Perón con la dedicatoria: 'A mi amigo Pichín'. Conocido como el 'barman galante', fue tachado de ser el 'barman peronista'. Debió exiliarse y comenzó a trabajar en la fábrica venezolana de ron Pampero. Su sobrina, Liliana Policastro, pudo irse con él en los años setenta a Venezuela, hoy forma parte de la lista de los 30 mil desaparecidos.
Pichín había sido destinado por Pampero a Miami y allí murió, en enero de 2010, a los 97 años. A su modo, fue una de las tantas piezas de ese rompecabezas infinito al que se le da el nombre de peronismo. A su modo, fue una de las tantas piezas de ese rompecabezas infinito que se denomina Argentina. Un país que sabe lograr medallas de oro, un país que sabe enviar al destierro a sus campeones.
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