El español que fue uno de los pioneros

Uno de los primeros pobladores de Chacabuco que se mencionan es don Francisco Cacho, que llegó a estas tierras a mediados del siglo 19 procedente de Santander, España, de donde era oriundo. Ya instalado en nuestra ciudad, en su juventud contrajo nupcias con María Bordenave, considerada la primera maestra municipal que tuvo el pueblo.
Según contaron fuentes familiares al profesor Oscar Melli, antes de conocer a su futura esposa, y estando aún en España, Cacho ingresó a un seminario sacerdotal, pero finalmente llegó a la conclusión de que no tenía una vocación muy acendrada, por lo que dejó sus estudios eclesiásticos y pocos años después emigró a la Argentina.
El caso es que hacia 1866 Francisco ya se encontraba afincado en Chacabuco y trabajando como secretario del Juzgado de Paz. Un año después, al integrarse la primera Comisión Municipal, fue convocado para colaborar con las nuevas autoridades. Cuenta Melli que en esos tiempos la carencia de personal especializado hacía que los cargos fueran ocupados por personas con conocimientos generales, buena disposición y voluntad de servicio. 'Don Francisco Cacho puede considerarse el prototipo de esas personas que prestaron apreciables servicios a la comunidad', agregó el historiador.
La predisposición de este vecino le permitió también que el 22 de septiembre de 1867 fuera designado para cumplir tareas como agrimensor municipal. La premura por nombrar a alguien en ese cargo obedecía a que estaba pendiente la mensura y entrega de las quintas y solares donados por la Comisión Municipal.
La polifuncionalidad de don Cacho no finalizó allí, pues tiempo después fue designado por autoridades judiciales para que actúe como perito y tasador en varios litigios, y aunque no era martillero público, también realizó varias subastas ordenadas por el Juzgado de Paz.
Cacho también supo integrar mesas electorales en años de la llamada 'política brava', como el año 1873, cuando la realización de los comicios provocó una sangrienta lucha entre militantes mitristas y alsinistas.
El 30 de julio de 1882, este vecino fue uno de los españoles que participó en la asamblea fundacional de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Chacabuco. En los años siguientes siguió ligado a esa institución, de la que no sólo fue integrante de la comisión directiva, sino también secretario administrativo y cobrador.
Francisco Cacho falleció en nuestra ciudad a mediados de 1891. En una sesión realizada en agosto, la Sociedad Española le rindió homenaje y resolvió otorgarle a su viuda un subsidio para costear los costos del sepelio. Anteriormente, y por su condición de antiguo poblador y los servicios prestados al Municipio, había recibido la donación de un terreno y una quinta a la que durante mucho tiempo se conoció como Quinta de Cacho. Allí vivió largo tiempo junto a su esposa y los doce hijos que tuvo la pareja.
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