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El Garrahan siempre está

29/06/2025
El Garrahan siempre está

El Hospital Garrahan de alta complejidad tiene quinientas camas de internación, cientos de consultas diarias por enfermedades complejas y extrañas que provienen de todo el país y un lema irrenunciable: Nunca abandonar a un paciente. Hoy, quienes detentan el poder del Estado insultan a los trabajadores con sueldos miserables que en algunos casos no llegan a cubrir la canasta básica. Además los acusan de 'ñoquis' y 'mentirosos'. Muchos ya se fueron y otros resisten con abrazos al hospital, paros, marchas y reclamos. En diálogo con Cuatro Palabras, dos mamás de Chacabuco cuentan cómo atravesaron la experiencia de acudir al Garrahan por la salud de sus hijos. Además, Cintia Benavidez, bioquímica que trabaja en el Laboratorio de Hematología, primer eslabón del hospital, cuenta cómo es la formación requerida y cómo atraviesan este momento de crisis. Por último, Juliana Gotta, nutricionista formada en el Garrahan, narra cómo es el vínculo de los profesionales con los niños y cuál es el compromiso que requiere trabajar en esa institución. 

 

Por Martina Dentella 

 

'Ellos dejan a su familia para atender a la nuestra'

El hijo de Daiana, Fran, empezó con vómitos y dolor de cabeza el último enero. Lo llevaban al médico pero el diagnóstico era gastroenteritis. Hasta fines de febrero mantuvo los síntomas y luego de muchas dudas, marchas y contramarchas, el primero de marzo le mandó un mensaje a la doctora Celeste Trotti para que le de una segunda opinión. En el consultorio, la actual directora de salud internó a Fran de urgencia, porque su estado era crítico. A los dos días trasladaron a Fran y su familia al Hospital Garrahan. Estaban llenos de miedos, solos, sin saber con qué diagnóstico se iban a encontrar. Apenas llegaron le hicieron todos los estudios correspondientes y al día siguiente llegó el parte médico y con él una pediatra, una nutricionista, una endocrinóloga y una psicóloga. Fran tenía Insuficiencia Suprarrenal, enfermedad de Addison, y una glándula de arriba del riñón había dejado de funcionar. 'Si esperabas unos días más el nene se moría', le dijeron. Para Daiana, 'la contención fue muy grande, venían a cada rato a preguntar si estábamos bien y necesitábamos algo. Fran fue muy mimado'. Por eso, asegura que 'es importante acompañar a todos los trabajadores en esta lucha, porque ellos dan todo por nuestros nenes sin pedir nada a cambio. Dejan su familia para atender a la nuestras, perdiéndose hasta los momentos mas importantes. Es una vergüenza que se digan tantas barbaridades'. 

Fran hoy está bien, seguirá un tratamiento de por vida, tomando corticoides cada tres o cuatro semanas y viajando por controles cada dos meses. 

'No hay una sola persona que no vaya a trabajar todos los días al hospital. Si hay ñoquis, no los conozco'

Cintia Benavidez se recibió como bioquímica en el 2015, apenas terminó sus estudios empezó a trabajar en la industria farmacéutica, donde le iba 'bastante bien'. Pero en el 2016 rindió la residencia y se inscribió en las becas del Hospital Garrahan donde quedó seleccionada por su promedio e ingresó la formación en el Laboratorio de Hematología: el primer eslabón dentro del Hospital, donde se estudia a los niños y niñas para luego derivarlos a cada especialidad. 

Luego de un largo recorrido de formación que incluyó más y más estudio quedó en planta permanente. 

'El Garrahan es un hospital que atiende patologías complejas, no va un nene que tiene una gripe, una fiebre, caen los pacientes a los que no consiguen hacerles un diagnóstico en otro lado, que están rondando durante meses y meses por todo el país, y que les terminan diciendo, andá al Garrahan porque no sabemos lo que tenés', explica.  

-¿Cómo llegan las familias?

-Las familias llegan entregadas. A veces hasta desesperanzadas. Muchas veces me llaman de Chacabuco, y siempre la respuesta es que, ante la duda, vengan. Y aunque hay que tener paciencia, siempre de acá se van a ir con un diagnóstico. Tenemos la última tecnología. Siempre se invirtió mucho en los últimos tratamientos. Es muy difícil que se escape algo. Nosotros estamos bastante seguros de que podemos ayudarlos. 

-Los trabajadores del Garrahan hablan con una seguridad inusitada respecto de lo que hacen, y la transmiten así. 

-Yo estoy segura de lo que hago pero porque me preparé un montón de años. Y estamos acá porque no podemos aplicar todo lo que estudiamos en ningún otro lado. Se trabaja tanto en interdisciplina, es casi imposible que un paciente se vaya del hospital sin tener un diagnóstico y un tratamiento. Incluso a los que lamentablemente llegan con enfermedades muy raras también se los acompaña hasta el final de su vida. Nunca se los va a dejar solos. Es el lema del hospital: no abandonar nunca un paciente.

-¿Pensaste en irte?

Imagínate que vos en tu currículum ponés que sos del Garrahan y no hay mucho más que explicar. Hace casi 10 años que estoy acá y me cuesta muchísimo pensar en irme. Tendría que hacer un duelo básicamente. Por eso estamos resistiendo. 

  Respecto a la situación que atraviesan estos días explica que el hospital era, previo a este gobierno, autárquico: eso significa que más allá de la paritaria nacional, podían negociar un aumento de sueldo siempre en función del dinero que ingresaba de los sus recursos propios. El 50% se utilizaba además para tecnologías, para desarrollo, para mantenimiento y el resto se dividía en partes iguales para los trabajadores. El Gobierno de Javier Milei les quitó la autarquía, y hoy 'esa plata no sabemos ni siquiera a dónde está yendo'. 

Cintia, como tanto de sus compañeros tiene dos trabajos, porque no puede mantenerse solo con ese salario. Así se va gente especializada, que es casi irreemplazable. 'Este gobierno no da el brazo a torcer, además están agrediendo todo el tiempo, tratándonos de ñoquis. Yo te aseguro que no hay una persona que no vaya a trabajar todos los días al hospital. Si hay ñoquis, no los conozco', asegura. 

'Pido por favor que valoremos todos esta joya que tenemos'

Para Valeria Alberti todo empezó con una simple escoliosis de Amin, su hijo. Viajaron a Junín a un especialista en columna, que vio necesaria una derivación al Garrahan. Los derivaron a Patología Espinal donde conocieron 'un increíble equipazo de médicos'. 'No es lo mismo contarlo que vivirlo', dice, pero 'la atención y contención a nuestros hijos y a las mamás es increíble'. 

-¿Qué sentís con lo que están viviendo hoy?

-Yo aplaudo de pie a todos, desde las chicas que trapean los pisos hasta los grosos qué están dentro del quirófano. Lo que pido por favor es que valoremos todos esta joya que tenemos en nuestra Argentina, ya que vienen niños de otras partes del mundo a ser atendidos por el excelente staff de médicos que habita en este hospital, y cuando digo habitan es así porque viven ahí para curar a nuestros niños. 

Se merecen todo lo que piden y más también. 

Hoy Amín continúa siendo paciente del Garrahan, a la espera del alta definitiva. 

'Da vergüenza escuchar que se dirigen así a personas que salvan la vida de los niños y niñas de nuestro país'

Juliana Gotta se recibió en diciembre del 2015 y se presentó a una entrevista para acceder a un curso de perfeccionamiento en nutrición pediátrica y luego, a través de un examen quedó seleccionada para una beca de formación en el Hospital, en el que paso finalmente más de cuatro años. 

Durante ese tiempo asistía todos los días a las 08.00 al pase de sala en conjunto con un equipo de médicos. Luego visitaba a todos los pacientes para hacer una evaluación, seguimiento, y poder hacer una indicación concreta. A las 12:00 todos los niños y niñas del hospital recibían su alimentación, también su mamá o papá, y a partir de esa hora hacía consultorio. 'Nunca jamás nos hemos ido antes de las cuatro de la tarde, muchas veces más tiempo, un trabajo súper arduo, de mucho ritmo, de mucho compromiso', asegura. 

-¿Cómo era tu vínculo con los niños?

-Por ejemplo, los chicos que hacen hemodiálisis van tres veces por semana al hospital durante años, hasta que llega un trasplante, y luego estuve mucho tiempo en el área de oncología, donde los tratamientos son largos, así que se van construyendo grandes vínculos. 

'Yo hoy desde afuera apoyo por completo el reclamo de los trabajadores del Hospital, porque sé lo que es y por el nivel de calidad humana y profesional que hay adentro, los salarios no son correspondientes a la actividad, a la dedicación plena que tienen, sacando el tiempo a su familia. Lo más triste que quedó a la luz en este tiempo es que si bien gran parte de la población reconoce y apoya, también aparecieron un montón de comentarios muy desagradables, da vergüenza escuchar que se dirigen así a personas que salvan la vida de los niños y niñas de nuestro país', cierra.

 

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